Las denuncias que llegan desde los hospitales cordobeses crecen día a día. No hay camas en ningún lado, ni en hospitales públicos ni en sanatorios privados. Tampoco en piso o en UTI. Sólo hay altas por óbito. Aumenta el personal de salud enfermo y las listas de fallecidos por Covid.
Hace rato que para el personal de salud no hay ni tranquilidad ni descanso pero con la llegada de la segunda ola la situación se agudizó en todo el sistema sanitario de la provincia de Córdoba. Los grupos de whatsapp en los que se comparten mensajes cotidianos e información importante, estallan de la bronca. Las redes sociales personales de las y los que están en la primera línea se llenan de mensajes. Es que la situación de colapso y estrés que están viviendo ya no se aguanta.
Según datos brindados por el personal de salud la ocupación de camas en hospitales provinciales es del 100%. Concretamente, los datos pertenecen al Hospital de Niños, al Rawson, el Modular, al Tránsito Cáceres y el Misericordia. En el interior la situación es la misma: ocupación total de camas en Unquillo, Alta Gracia, Villa María, Villa Dolores, San Francisco, Río Cuarto y el Hospital Domingo Funes en el Valle de Punilla.
Ante esta situación la derivación de pacientes tanto del interior a la capital cuando se necesita más complejidad o entre hospitales se vuelve casi una odisea. Se suma el aumento de niños con Covid positivo que va en alza desde marzo, coincidiendo con el inicio de clases, tal y como denuncian desde las escuelas los propios docentes. En sus mensajes, los esenciales de la salud piden por la suspensión de la presencialidad escolar.
El gobierno provincial se pasó el año haciendo gala de su política sanitaria. Pero la realidad es que todo lo anunciado en los medios distaba años luz de lo necesario. Y si algo quedó en claro es que, su accionar en la pandemia fue sólo la continuidad de la política histórica que tuvo hacia salud con el agregado de la pandemia: ese es el “modelo Córdoba”.
Por eso tal y como denuncia el personal, siguen conviviendo pacientes Covid y no Covid en la guardia de los hospitales ya que estructuralmente no hay manera de aislamiento real. Mientras tanto el personal desde la trinchera del sistema sanitario se pregunta: ¿quién tiene la responsabilidad sobre la salud de las personas que están allí? La respuesta es clara: es el mismo gobierno que mientras pagaba fortunas para mostrar en los grandes medios de comunicación cómo iba reforzar el sistema sanitario, dejó caer el techo del Hospital Misericordia. Es el mismo gobierno que mientras se jactaba de incorporar 400 camas nunca contrató personal para atenderlas.
Y es el mismo gobierno que paga fortunas para que en ningún medio salgan imágenes cómo las de este fin de semana en el Hospital San Roque donde se podían ver filas de ambulancias afuera con pacientes esperando camas.
En ese nosocomio, los trabajadores cuentan que están todos los pisos llenos y que abrieron una tercera UTI. Además hace tres días inauguraron otro piso que ya tiene la mitad de las camas ocupadas. Los trabajadores aseguran estar trabajando a “cama caliente”, sólo la muerte de un paciente libera una cama. Es allí mismo donde quisieron sacarles los francos pidiendo “un esfuercito más”. Cómo si no estuvieran dejando la vida ya.
Cintia es enfermera de un hospital público de la ciudad de Córdoba, su voz se llena de indignación cuando relata para La Izquierda Diario que “al no haber tomado medidas serias, estamos propagando el virus. ¡¡Todo porque nuestros gobernantes quieren robar más entonces no pueden gastar en lo que para ellos son pequeñeces!! Esto es terrible, nos exponen a todos por ahorrarse unos mangos".
Por si los datos mencionados arriba no alcanzaran, recibimos imágenes del hospital Tránsito Cáceres de Allende donde se puede ver el “aislamiento” que tuvieron que improvisar los propios trabajadores con el material que se usa para recubrir los equipos descartables de cirugía. En el hospital Córdoba también tuvieron que aislar la guardia Covid con bolsas de consorcio.
Una médica de dicho hospital que prefiere resguardar su identidad para evitar represalias por parte de las autoridades, decía con mucha angustia, “es brutal. Todo. Todo. Todo. Y lo que se vendrá también. La mayor parte del personal en los picos más altos del año pasado tuvimos que tomar psicofármacos para dormir. Yo por ejemplo pase una semana sin dormir, literal. Todos estuvimos así. Desde los que estamos en planta permanente hasta los residentes".
Desde el inicio de la pandemia el Frente de Izquierda planteó una política alternativa a las propiciadas por los gobiernos, medidas elementales como: masificación de los testeos, refuerzo del presupuesto de salud, IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) de 40.000 $ para todos los sectores que no perciben un salario, centralización del sistema de salud, plan de vacunación para todos en base a la declaración de utilidad pública del laboratorio que hoy produce millones de dosis mensuales en nuestro país (que se llevan afuera), impuesto extraordinario a las grandes fortunas y no pago de la deuda externa.
La crisis sanitaria y económica no se aguanta más. Mientras se agudiza la situación se sabe que el gobierno va a intentar ir por más, a costa de los derechos del personal de salud, a costa de la salud de las grandes mayorías. Hay que volver a las asambleas democráticas en cada hospital, en las que todos los trabajadores se puedan expresar y entre todos organizar un plan de lucha para conquistar derechos elementales como mejor salario, aumento de personal y de insumos y vacunas para todos.