El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, declaró el domingo que el Gobierno nacional “nos está llevando al comunismo”, al cuestionar la política internacional del presidente, Alberto Fernández. En la misma sintonía, el mandatario de Juntos por el Cambio también dijo, en el programa Equipo de Noticias, que “hoy tenemos un alineamiento internacional que es preocupante” y, además, objetó: “el posicionamiento que nosotros tenemos en el conflicto de Israel con Palestina”, según lo reflejaron medios provinciales.
Más allá del truco al que nos tiene acostumbrados la derecha cipaya de la región, el temor del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, cuando declara que “nos van a llevar al comunismo” no tiene tanto que ver con una política del Gobierno de Alberto Fernández y su gabinete, para quien lo quiera ver, ha dado muestra suficiente de no estar dispuesto a afectar los intereses de empresarios, amigos del gobierno o no. Podemos listar breve: dejó que Paolo Rocca despida luego de la prohibición de despidos por decreto, anunció medidas contra Vicentín y retrocedió, anunció la centralización del sistema de salud y no sucedió, mantiene la protección de Hugo Sigman y seguimos sin vacunas, y un largo etcétera.
Mientras la oposición de derecha tiene sus propios méritos en favorecer a los empresarios, al capital financiero, bancos y ahora es lobbista privilegiado de Pfizer mientras le hace el juego a la embajada norteamericana en cuanto encargo le haga sin sonrojarse.
Fernando Rosso dice en su newsletter del 02/06 “solo hay un problema: la realidad —terca y testaruda— sigue empeñada en ser la única verdad.” Lejos de agitar el cuanto peor mejor, nadie puede negar que las condiciones sanitarias, económicas y sociales han deteriorado las condiciones de vida de una forma que empieza a tornarse intolerable para algunos sectores y empieza a visibilizarse un fenómeno que llama la atención, tener trabajo no significa no ser pobre. Sostener que el gobierno nacional no tiene recursos cuando el precio de las soja y las retenciones mantienen precios y recaudación récords, resulta algo difícil de explicar.
Pero: ¿a qué le teme Valdés y la derecha rancia encabezada por personajes como Patricia Bullrich, Fernando Iglesias, cuando se espantan con el comunismo?.
En 2017 Ediciones IPS publicó la traducción de Marx en el país de los Soviets, o los dos rostros del comunismo de Emmanuel Barot, profesor de filosofía de la Universidad de Toulouse, a quien es oportuno citar: “El fantasma del comunismo es por partida doble lo posible que atormenta a lo real: es aquello por lo cual y hacia lo cual esto último puede ser abolido” .
Así que más allá de darle entidad a declaraciones que evidentemente buscan generar un efecto mediático, actuar como clickbait, para evitar caer en el confusionismo que quieren generar con estos dichos, es una gran oportunidad para despertar la curiosidad y preguntarse qué es el comunismo a lo que Karl Marx respondería: “(...) una asociación de hombres libres que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social” y para completar esto escribe “(...) el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya que sujetarse la realidad…[es] el movimiento real que anula y supera al estado actual de cosas” . Entusiasmante ¿no?.
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