Este martes Marcelo Figueiras -dueño del laboratorio Richmond- fue uno de los pocos empresarios que se presentó en la audiencia de la Cámara de Diputados por el tema vacunas. Seguramente se sintió casi como en casa, invitado por Sergio Massa, amigo de grandes empresas si los hay.
Sin embargo, tuvo que enfrentarse a los cuestionamientos que vinieron del Frente de Izquierda. En particular de Nicolás del Caño, quien le preguntó entre otras cuestiones, cuánto había recibido de subsidios del Estado.
La respuesta de Figueiras fue una media verdad. O sea, una mentira. El empresario dijo que “no había recibido” financiación pero que “hay programas” que contemplan actividades como la de los laboratorios.
Precisamente allí está la financiación que el dueño de Richmond dice que “no recibió”. Repasemos.
El pasado 20 de abril se produjo el anuncio de que la planta ubicada en Pilar produciría el envasado del antígeno de la vacuna Sputnik-V. Ese mismo día, el Ministerio de Desarrollo Productivo publicó un comunicado donde se leía textualmente:
“A través de la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores, el ministerio otorgó a Laboratorios Richmond un crédito para capital de trabajo por casi $30 millones, que fue financiado con el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP) en el marco del Programa de Apoyo al Sistema Productivo Nacional.
Al mismo tiempo, la Subsecretaría de Economía del Conocimiento, que depende de la Secretaría de Industria, Economía del Conocimiento y Gestión Comercial Externa aprobó un Aporte No Reembolsable (ANR) dentro del Programa Soluciona, por un total de $13 millones. Ese monto se destinará a la adquisición de equipos como el caso de un isolator, que es un dispositivo que facilita el aislamiento de un producto en ambiente estéril, aséptico”.
O sea, Richmond se llevó, en total, $ 43 millones de pesos del Estado nacional. Agreguemos dos cosas a este panorama. En primer lugar, el programa que financió el crédito de $ 30 millones está solo destinado a “empresas y cooperativas certificadas como micro y pequeñas” según informa el propio Ministerio. No cabe duda de que Richmond no es una empresa de ese tipo. Segundo, en el mismo sitio se informa que el tope para esos créditos es de $ 15 millones. Es decir, la mitad de lo que recibió la empresa de Figueiras.
Este laboratorio no solo recibió financiación -lo que demuestra la falsedad de las palabras de su dueño-, sino también fuerte ayuda estatal para llevar adelante la reconversión de la planta de Pilar.
Como lo señala el mismo comunicado antes citado: “El Ministerio de Desarrollo Productivo facilitó el contacto del laboratorio con proveedores para conseguir los insumos claves para el llenado y envasado de la vacuna; y agilizó los trámites para la importación de equipos y del principio activo de la vacuna Sputnik V que permitió la producción del primer lote piloto”.
Más claro imposible. El Gobierno de Alberto Fernández puso todo para que un laboratorio privado siga amasando fortunas.
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