La frase del presidente que abrió una polémica internacional, precisamente despertó hasta el rechazo sectores de votantes del Frente de Todos, porque nadie puede desconocer que afirmar que "los argentinos descendemos de los barcos" es negar la existencia de millones de personas descendientes directos de miembros de pueblos originarios que por la llamada "conquista del desierto" (dirigida por el militar genocida de esos pueblos, Julio A. Roca) fueron en su gran mayoría masacrados, desalojados de sus tierras o forzados a servir como mano de obra esclava de la burguesía agroexportadora, que en los últimos años del siglo XIX, conformaban la élite dominante de un Estado en formación.
Pero también la mención a "mexicanos que descienden de los indios y los brasileros vinieron de la selva" es copiar los dichos y reproducir la ideología colonialista que despreciaba a los habitantes originarios de esas tierras opinando que ese origen era denigrante, al contrario que los blancos europeos, que como colonizadores se veían a sí mismos como seres superiores. Todo esto dicho además frente al representante del Estado Español, que fue el colonialista de nuestra región.
La derecha opositora se prendió de este rechazo que generaron esos dichos, pero parafraseando a lo que alguna vez dijo el expresidente Menem: si digo lo que pienso, no me votan.
Sino, cómo explicar la defensa incondicional que llevaba adelante el Gobierno de Macri de terratenientes como Lewis, mientras su ministra de Seguridad, hoy presidenta del PRO, Patricia Bullrich hacía de todo para ocultar la responsabilidad de la Gendarmería en la muerte de Santiago Maldonado. Mientras estigmatizaban a los mapuches llamándolos terroristas.
Como planteó el candidato jujeño del Frente de Izquierda, Alejandro Vilca: "tanto Fernández como Macri niegan el genocidio de los pueblos originarios"
Entonces, cabe preguntarle a Alfonsín: ¿Quién le hace el juego a la derecha? |