La ciudad de Teotihuacán es una de las más grandes y misteriosos de los complejos arqueológicos del periodo clásico mesoamericano. Con más de 20 kilómetros de extensión y alrededor de 100.000 habitantes durante su máximo apogeo, los expertos aún se debaten los orígenes y el destino final de sus habitantes. La ciudad donde se creó el sol, donde los hombres se volvieron dioses y los propios dioses habitaron fue decisiva en la conformación cultural de los pueblos del Anahuac, siendo el más visible los mexicas.
El actual complejo arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año de 1987, protegido mediante decreto presidencial un año después, cuenta con una cantidad impresionante de hallazgos y zonas aún no exploradas, por lo que a más de 130 años de su descubrimiento en 1905, no deja ofrecer pruebas y objetos que ayudan a reinterpretar el pasado prehispánico en la zona.
No obstante, una zona tan grande es difícil de vigilar. Actualmente ubicada en San Juan Teotihuacán de Arias, uno de los 125 municipios del estado de México, se encuentra rodeada de grandes ejidos cuyos derechos de propiedad no siempre quedan claros. Por lo anterior, aunado al bajo presupuesto al sector Cultura, no es de sorprender que existan incursiones en los terrenos que pertenecen a la zona arqueológica, ya sea para saquear cuevas y malbaratar piezas en los mercados u ofertándolos a los turistas, o construir
La destrucción anunciada del sitio
Si bien, no es la primera vez que el sitio de Teotihuacán está en el ojo público por escándalos en el manejo del sitio o auténticas tragedias arqueológicas, en semanas recientes se estuvo advirtiendo la construcción ilegal en la zona de B del patrimonio, la cual corresponde a los ejidos de Oztoyahualco, concretamente en las parcelas 19 y 23 de dicho poblado.
Los pobladores advirtieron desde principios de año, sobre las irregularidades, por lo que la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia clausuraron la obra el 5 de marzo, teniendo que hacer una segunda diligencia el 30 de marzo, llevándose la gran sorpresa de que en el lugar había maquinaria pesada de construcción, por lo que el 20 de abril de 2021, ante la violación de los sellos de clausura se emprendió la denuncia formal ante la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, con sede en Texcoco, sin que a la fecha se tenga un balance real de los daños materiales causados.
El negocio cultural, prioridad de los políticos burgueses
A la fecha, la Fiscalía no ha dado indicio de los presuntos responsables; no obstante, los pobladores refieren que podría tratarse de René Monterrubio López, quien fuera expresidente municipal de Teotihuacán y jefe de la policía de la Ciudad de México, ambos cargos por parte del PRD, pues es propietario y copropietario de algunas extensiones de tierra donde se dio la construcción ilegal. Así mismo, se señala que el perredista tenía la intención de construir una noria en esa zona.
Pero el sitio no solo ha sido mermado ahora por la intentona de un político queriendo hacer algún negocio en el complejo cultural, recordemos que desde las propias esferas del poder público se ha destruido el sitio en nombre de la diversificación cultural, que no es más que otra manera que tienen los políticos del régimen para referirse a hacer negocios, basta recordar la gestión de Enrique Peña Nieto quien en 2016 avalara e inaugurará el “show de luces en Teotihuacán” pese a las advertencias de los expertos sobre el daño a las estructuras por las luces y el sonido.
Estas solo son algunas muestras de lo que representa la cultura para los políticos del régimen, un negocio rentable, otra cara de la moneda es la inacción de las autoridades, no solo al destinar una cantidad minúscula del presupuesto a la conservación de los monumentos históricos y sitios arqueológicos; que dicho sea de paso, una importante cantidad de dinero va a parar a los sueldos de directivos y altos funcionarios.
También la Inactividad de los Organismos que se supone deben garantizar la integridad de los propios monumentos, y en su defecto, investigar las irregularidades una vez más han quedado en, por eso la confianza en que sea el gobierno y sus instituciones los que deben resguardar el patrimonio es una idea que dista de la realidad. Solo los trabajadores y los pobladores que son quienes más sienten como propios esos hallazgos y zonas arqueológicas, son ellos quienes pueden lograr el mantenimiento del patrimonio que históricamente se les ha negado a muchos sectores populares.
Para garantizar el resguardo de las zonas y monumentos arqueológicos, se requiere un aumento al presupuesto al sector cultura, lo cual garantice la contratación y la mejoría en las condiciones de trabajo de los investigadores, curadores y personal encargado de la promoción y difusión, lo cual pasa, en primera instancia, por acabar con la brecha salarial entre el personal directivo y los trabajadores de base, el aumento progresivo a los impuestos a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa. |