Hacemos un llamado a las fuerzas que ya integran el Frente de Izquierda y de Trabajadores –Unidad- y a las demás organizaciones de izquierda: Autodeterminación y Libertad, Nuevo MAS y Política Obrera. Si bien el FIT-U obtuvo el 80 por ciento de los votos de la izquierda en las últimas elecciones, consideramos que debemos unir la totalidad de las fuerzas que luchamos por una salida propia de las y los trabajadores e impedir que tanto el oficialismo como la oposición de derecha exploten un inexplicable divisionismo en la izquierda. Queremos ir juntos a la batalla política por conquistar nuevas bancas parlamentarias que han demostrado que en manos de la izquierda son instrumentos de lucha y de denuncia del régimen. Una unidad de toda la izquierda clasista y socialista para estas elecciones no sólo será una novedad en el escenario político, sino un salto en la construcción de una referencia política que despierte el entusiasmo de cientos de miles que buscan una salida a la crisis favorable a los intereses populares.
Proponemos explorar todas las posibilidades de lograr un acuerdo que exprese la diversidad entre nuestras corrientes. De no arribar a un acuerdo, tenemos el recurso de las PASO que hemos utilizado en el FIT en 2015 a nivel nacional y en 2019 en Salta, para ordenar las listas proporcionalmente a lo que obtenga cada partido (o bloque de partidos) y presentar listas unitarias de la izquierda en todas las categorías de cada distrito en las generales del 14 de noviembre.
Una alianza de toda la izquierda clasista y socialista para las próximas elecciones debe partir de un programa que se delimite de toda variante centroizquierdista o progresista que busca mejorar las condiciones de un capitalismo que en esta pandemia se ha demostrado como incompatible con la propia vida. Un programa de independencia de clase como el que ya tiene el Frente de Izquierda Unidad, que proponemos como base para construir este proceso unitario. Un programa que resista ataques como los que sufrieron los diputados del FIT-U por parte del sionismo y sus medios acólitos por la defensa de la causa palestina. Este ataque generó un amplio repudio, convocando la solidaridad de múltiples personalidades, como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, lo que liquidó esa ofensiva reaccionaria.
Hay que romper con el rutinarismo y sectarismo que existe en sectores de la izquierda. Tanto el oficialismo del Frente de Todos como la oposición derechista de Juntos por el Cambio se están preparando para las elecciones de medio término de septiembre y noviembre en un cuadro de catástrofe social y sanitaria sin precedentes.
Los salarios siguen cayendo por quinto año consecutivo. La baja de las jubilaciones y la pulverización del salario estatal es parte fundamental de un ajuste a la medida del FMI y los acreedores que incluyó la eliminación del IFE, mientras que el 60 por ciento de las niñas y niños han sido lanzados a la pobreza.
En la gestión de la pandemia el gobierno optó garantizarles las ganancias a los capitalistas, llevando a que millones de personas deban viajar diariamente hacinadas para vender su fuerza de trabajo. Lejos de prepararse para la inevitable segunda ola que ya había comenzado en Europa y Estados Unidos, el gobierno bajó el presupuesto de salud y avaló que alrededor de cien millones de dosis de la vacuna de Astrazeneca que se produjeron en la localidad de Garín salieran del país, como parte de su alianza con burgueses como Hugo Sigman. Miles de muertes se podrían haber evitado desde enero si, como planteamos desde el Frente de Izquierda Unidad se declaraba de utilidad pública el laboratorio de Sigman y se ponían todos los recursos nacionales al servicio de terminar el proceso de envasado de las vacunas en el país. El gobierno se adecuó a la extorsión de los laboratorios en detrimento de una rápida vacunación masiva y hoy tenemos un promedio de 600 muertos diarios con el sistema sanitario colapsado en numerosas localidades.
Como contrapartida el gobierno de Alberto Fernández pagó solo en 2021 2.600 millones de dólares de la deuda fraudulenta, mientras que los bancos, los sojeros y varios grupos concentrados vieron multiplicar sus ganancias.
La izquierda es parte indivisible de las luchas obreras y populares que se desarrollan a lo largo y a lo ancho del país frente a esta situación, como la histórica huelga con piquetes de las y los trabajadores de la salud de Neuquén, la de los vitivinícolas de Mendoza y Salta, la del citrus en Tucumán, la lucha del movimiento piquetero independiente del gobierno y numerosos conflictos contra despidos, por el pase a planta y por el salario que se suceden en el AMBA, y que tuvieron su última expresión con el corte en el Puente Pueyrredon y el acto del Plenario Sindical Combativo el viernes 11. Quienes salen a la lucha por sus derechos deben enfrentarse con la burocracia sindical que, en todas sus alas, comulga y defiende a las políticas del gobierno como las paritarias a la baja.
Las elecciones de septiembre y noviembre se dan en el marco de un ciclo de rebeliones populares con sus consecuencias políticas en Chile y Colombia, dos países que eran ejemplares para el imperialismo y la derecha continental y donde la irrupción de las masas vino a cambiar radicalmente la agenda social y política. La elección del maestro y campesino Pedro Castillo en Perú, a pesar de sus limitaciones en su política y programa, es otra expresión política del hartazgo del pueblo trabajador frente a un corrupto régimen de miseria y muerte.
En la Argentina la burguesía busca a través de estas elecciones de medio término revalidar una orientación social al servicio del gran capital, ya sea optando por el oficialismo –que intenta arribar a un quórum propio en la cámara de diputados para que el Congreso se convierta en una nueva escribanía del Ejecutivo- o por la oposición derechista que busca posicionarse para ‘aggiornarse’ y regresar al poder en 2023. Ambas coaliciones buscan acordar con el FMI y los acreedores de una deuda ilegítima y fraudulenta, lo que implicará más miseria, hambre y desocupación y el futuro hipotecado para las próximas generaciones.
Junto con el desarrollo de las luchas, impulsar la coordinación y la creación de organismos de autoorganización de las y los trabajadores que puedan imponer el frente único a los sindicatos, la izquierda que se reivindica clasista y socialista debe poner todos los esfuerzos para crear una clara y potente referencia política para los sectores en lucha y los millones de trabajadores que empezaron a hacer una experiencia con un gobierno peronista que lejos de superar al desastre macrista lo terminó administrando.
No es tiempo de mezquindades. La lucha y los sufrimientos del pueblo trabajador, la crisis a la que nos llevaron los capitalistas y sus expresiones políticas ameritan hacer todos los esfuerzos para tener listas comunes de la izquierda clasista y socialista en todas las provincias del país. Manos a la obra.
Nicolás del Caño y Myriam Bregman, en nombre de la Dirección Nacional del PTS
15/6/2021 |