Hace unos meses atrás recorrieron la fábrica el Embajador de Brasil Daniel Scioli y el gobernador Omar Perotti, contando sobre la nueva inversión de más de 10 millones de dólares, que reactivaría la producción de colectivos locales con la perspectiva de importar.
Todo parece muy lindo, pero lo que no se dice es la situación en la que desempeñan sus tareas los trabajadores que cumplen jornadas extensas por un salario por debajo de la línea de pobreza. Tampoco cuentan con un comedor acorde a la cantidad de trabajadores que tiene la fábrica.
En nuestra ciudad vamos viendo las grandes colas de colectivos desfilando desde la puerta de esta industria. Una muestra de las ganancias extraordinarias de estos empresarios que poco tienen que ver con una mejora en las condiciones laborales para los obreros.
El sindicato se llama al silencio. Como ya muchos saben, nuestros representantes ven con buena vista el avance económico de estos grupos extranjeros y silencian las voces de trabajadores que piden un sueldo digno, llegar a la canasta familiar o cosas mínimas como un comedor. A comparación de toda la guita que vemos salir en estos días, no llega a ser un vuelto. |