En esta misma semana tanto Sinaloa como Baja California votaron reformas que permitieron volver ley el matrimonio entre personas LGBT+. En ambos casos grupos conservadores se manifestaron en contra y apoyados en los partidos de la derecha mostraron una débil oposición al proyecto de Ley.
En Sinaloa el PAN decidió ausentarse de la votación pero en Baja California los legisladores Víctor Morán de Morena; Loreto Quintero y Eva María Vázquez, ambas del PAN y Efrén Moreno del Partido Verde votaron contra las modificaciones constitucionales; por su parte, Javier Robles del PRI se abstuvo y los diputados Gloria Miramontes y Juan Meléndez, ambos de Morena, no emitieron su voto.
La iniciativa impulsada por una diputada del Morena no logró convencer a sectores de su propio partido de impulsarla en común, como también sucedió en Sinaloa. La misma división se presenta a nivel nacional donde hay sectores de Morena y sus aliados que se oponen al matrimonio igualitario, lo que finalmente ha impedido que una iniciativa similar sea impulsada en el congreso federal.
No podemos olvidar que desde 2018 el Morena ha mantenido alianzas electorales con el ultra derechista PES y con políticos locales provenientes de los partidos del Pacto por México, muchos de los cuales se oponen sin tapujos al aborto, a la educación sexual integral y desde luego al matrimonio entre personal LGBT+
Este avance en Sinaloa y Baja California forma parte de un piso mínimo de derechos democráticos que lamentablemente siguen negándose en la mayor parte de los estados del país.
La legalización del matrimonio homosexual, más allá de que es progresivo, no es suficiente pues estamos lejos de terminar con la opresión estructural que se trduce en la discriminación laboral y en los crímenes de odio. Es necesario luchar para que se garanticen plenos derechos laborales para la diversidad, como cupo laboral trans, salarios dignos y suficientes, acceso irrestricto a la salud que incluya métodos anticonceptivos y acceso a retrovirales, así como terminar con la militarización del país.
Conquistar plenos derechos para la comunidad sexo genérica así como terminar con la discriminación y con los crímenes de odio no sucederá de la mano de los partidos patronales como el PRI, el PRD o Movimiento Ciudadano ni tampoco del Morena que, como se observa, mantiene en sus filas a sectores antiderechos.
Solo retomando la tradición que nos legó Stonewall, luchando junto a la clase obrera, que está también compuesta por trabajadorxs LGBT+ será que la diversidad sexo genérica alcanzará no sólo derechos democráticos, sino que transformará por completo esta sociedad. En ese sentido es que debemos pelear para que los sindicatos recuperen las demandas de las mujeres y la diversidad.
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