El debate de los indultos a los líderes políticos catalanes ha llegado hasta las principales organizaciones patronales españolas y catalanas. De esta manera tanto el líder de la CEOE, Antonio Garmendi, como el presidente de la principal organización de empresarios de Catalunya han expresado su apoyo más o menos firme a la salida de prisión de los encarcelados por el procés.
Garmendi en una entrevista para RTVE declaró que “si esto acaba en que las cosas se normalicen, bienvenido sea”. Por su parte Javier Faus, presidente del Cercle d’Economía, consideraba a los indultos “una enorme oportunidad de concordia”.
También altos cargos de la Iglesia Católica has deslizado su apoyo a esta medida del Gobierno de Sánchez. En un comunicado publicado hace pocos días los obispos catalanes declaraban: “avanzar teniendo sentimientos de misericordia y perdón sinceros, respetando la justicia, ayudará a que los acuerdos que todos esperamos se logren pronto”.
Por último han sido las burocracias sindicales de CCOO y UGT las que se pronunciaron conjuntamente hace ya varias semanas con un apoyo entusiasta al Gobierno y los indultos. En su caso destacaban que la excarcelación de los dirigentes catalanes ayudaría “a recuperar el dialogo y la negociación”.
Con esto el Gobierno ha conseguido importantes apoyos de muchos de los principales actores del Régimen. Destaca sobre todo el apoyo de la patronal que contradice la posición del PP, que siempre se ha ubicado como principal partido que representa sus intereses.
Sin embargo la patronal está deseosa de recuperar la normalidad autonómica y cerrar la profunda crisis que supone la cuestión catalana para el Régimen del 78, aunque eso les separe en esta cuestión de la derecha.
Tanto la patronal como la Iglesia Católica son conscientes que un Régimen fuerte garantiza un dominio burgués mucho más estable para los negocios de los grandes capitalistas. Por eso no es casualidad que instituciones tan reaccionarias estén a favor de indultar a los políticos catalanes, cuando estos han demostrado renunciar abiertamente al derecho a autodeterminación del pueblo catalán.
El contenido de la carta de Junqueras de la semana pasada, en la que en los hechos renuncia a romper con el Régimen del 78, y la reunión y posterior foto del presidente de la Generalitat con Felipe VI es el intento por parte de las autoridades catalanas de mostrar la vuelta a la normalidad autonómica.
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La burocracia sindical también se pliega ante los grandes capitalistas y pone su granito de arena para intentar cerrar la crisis catalana, en lugar de denunciar el carácter antidemocrático de una monarquía parlamentaria que gobierna para los más ricos.
Con esto se produce un importante cierre de filas de Gobierno, Iglesia Católica, patronal y sindicatos alrededor de los indultos como una forma de seguir manteniendo la naturaleza antidemocrática del Régimen del 78 a la vez que se vuelve a la normalidad autonómica.
Después de un año marcado por la pandemia en el que las condiciones de vida de la mayoría popular han retrocedido enormemente y cuando la patronal y el Gobierno se disponen para una nueva dosis de dolor social, es necesario denunciar la naturaleza antidemocrática de un Régimen que en los últimos años ha pegado un salto en su deriva autoritaria, también durante el periodo del “Gobierno progresista”.
Es debido a esto que es necesario que la clase trabajadora en todo el Estado denuncie este intento de salida en falso del conflicto catalán, que pretende volver a la antigua normalidad institucional negando el derecho a la autodeterminación. Solo de esta manera se podrá construir una alternativa a favor de la mayoría social que pelee por resolver las grandes cuestiones democráticas y sociales. | 
