“Hay veces en las que pensamos desertar de esta lucha, ceder por las amenazas de desalojo, encarcelamiento y hasta muerte, pero es gracias a la solidaridad de muchos movimientos por el que no paramos, es más, el apoyo nos impulsa a seguir peleando por nuestros derechos laborales, por el bienestar de las trabajadoras y los trabajadores”.
A 438 días de la huelga de Notimex, el grupo de música andina “Ankali Munay” interpretó una serie de canciones para animar la tarde de guardia en el campamento de SUTNOTIMEX, ubicado en la calle de África en Coyoacán.
Pan, café y una deliciosa plática entre periodistas, estudiantes, profesoras y músicos, fueron elementos que ayudaron a nutrir un día tan combativo, demostrando que sólo la unión, y la organización de distintos sectores, pueden generar un verdadero cambio social, en este caso, el mantener vivo el arte y la cultura de los pueblos originarios, acompañados del movimiento obrero y, en general, de la clase proletaria organizada.
“Moliendo café”, “Desde lejos”, “El pescador” y “El cóndor pasa”, fueron algunas de las muchas canciones que “Ankali Munay” interpretó el sábado 19 de junio. Kame, músico y activista de trayectoria, a la vez que compartía sus bastos conocimientos del folclore latinoamericano a la camaradería del plantón, sonaba las zampoñas y su charango.
“Nos gusta compartir nuestra música en estos momentos, pues su origen en sí ya reivindica un mensaje poderoso: la dignificación del trabajador, la cultura popular por y para el proletariado, la lucha por mantener vivo este género musical y, en general, la sabiduría de los abuelos, a quienes les debemos todo lo que sabemos”.
El arte y la cultura siempre han sido la gasolina que impulsa el motor de la historia: la lucha de clases. Víctor Jara, José de Molina, Violeta Parra, Illapu, Inti Illimani, son grandes figuras que demuestran cómo la música puede lo que parece imposible: unir al proletariado para exigir lo que por derecho le pertenece, el bienestar.
La camaradería del plantón abrió su espacio para expresar sus vivencias, sus temores, sus anhelos, sus sueños, su rabia. “Ankali Munay” expresó su canto y, así, ambos frentes, uno reportero, otro musical, convergieron en muchas cosas, una de ellas, la socialización en la lucha de clases.
"No cabe duda de que también de dolor se canta, cuando llorar no se puede", era una frase recurrente en la conversación, pues las represiones de San Juana atormentan a las y los trabajadores. Pero el canto, en este caso, no fue para expresar dolor, sino orgullo y mucho entusiasmo de saber que la clase proletaria siempre está al pie del cañón para respaldar la defensa a nuestro único derecho en este mundo capitalista: el derecho al trabajo en condiciones dignas".
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