La muerte del conocido disidente palestino, Nizar Banat, cuando estaba bajo custodia de la Policía, provocó este jueves protestas en Cisjordania ocupada, en las que se pidió la salida del presidente Mahmoud Abbas, que fueron duramente reprimidas por la Policía.
Nizar Banat, era activista, bloguero y también se había presentado como candidato con una lista alternativa a las elecciones legislativas de mayo que finalmente el Gobierno de Abbas pospuso.
Banat murió el jueves cuando estaba bajo arresto y era interrogado por la Policía palestina. La familia y las organizaciones sociales y de DDHH lo declararon rápidamente como un asesinato.
"Fuera Abbas" y "el pueblo quiere la caída del régimen", fueron los gritos que se escucharon el jueves durante una marcha en las calles de la ciudad cisjordana de Ramallah, que terminó con heridos por la intervención de la Policía con granadas y gases lacrimógenos y motivó nuevas convocatorias por la noche con fuertes disturbios en el centro la localidad. Esas consignas se volvieron a escuchar este viernes durante el funeral de Banat.
El periodista y activista Mohammed El-Kurd sintetiza en su cuenta de Twitter la desconfianza existente hacia la Autoridad Palestina, Abbas y su Policía: "Los palestinos corean "tu sangre no será en vano" durante el funeral de Nizar Banat en el Hebrón ocupado. Los llamamientos a la Autoridad Palestina para que lleve a cabo una “investigación exhaustiva” sobre sí misma son inútiles. No hay ningún enigma sobre cómo o por qué fue asesinado Nizar. Abbas debe renunciar".
Según varios testigos directos la detención se produjo cuando "más de una docena de agentes entraron en casa anoche [el miércoles] y golpearon a Banat con porras de acero durante varios minutos antes de llevárselo".
Más tarde, el gobernador de Hebrón, provincia donde fue detenido, confirmó su muerte y la indignación se extendió entre gran parte de la población palestina.
Los representantes comunitarios hicieron referencia a los informes que reflejan un aumento "de las detenciones aparentemente motivadas por motivos políticos durante los últimos meses en el territorio palestino ocupado [por Israel]".
Banat, que ya había sido detenido en otras ocasiones, fue víctima de amenazas y ataques, como a principios de mayo, cuando hombres armados dispararon balas, granadas paralizantes y gases lacrimógenos contra su casa en la que se encontraban también su esposa e hijos.
El activista acusó directamente de ese ataque al partido Fatah del presidente palestino, que domina la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y las fuerzas represivas que según Banat, son los únicos con acceso a gases lacrimógenos y granadas paralizantes.
Banat era un duro crítico de la ANP, que gobierna partes de la Cisjordania ocupada por Israel, y había pedido la suspensión de ayuda internacional al liderazgo palestino por su creciente autoritarismo y violaciones de derechos humanos.
A principios de esta semana, las fuerzas de seguridad palestinas también detuvieron a otro destacado activista muy crítico tanto con la ANP como con Israel, Issa Amro, y lo retuvieron durante una noche después de que desatara una ola de indignación en las redes sociales.
El asesinato de Banat llega en medio de una profunda crisis de la Autoridad Nacional Palestina (AP) y del presidente Abbas por su permanente conciliación con el Estado de Israel que mantiene ocupada gran parte de Cisjordania. Ese desprestigio, que muchos especulan estuvo detrás del aplazamiento de las elecciones en las que tenían amplias chances de perder, se profundizó durante los últimos ataques del estado sionista de Israel a la población árabe de Jerusalén del Este y los brutales bombardeos sobre Gaza.
La AP fue profundamente cuestionada por su inacción durante los ataques israelíes, mientras que el surgimiento de una nueva generación de palestinos, jóvenes y viejos activistas se pusieron de pie tanto en Cisjordania, como en las ciudades mixtas de Israel y en la Franja de Gaza para repudiar en común los ataques colonialistas del Estado israelí. Llegaron incluso a llevar adelante una jornada de paro nacional, que con sus importantes limitaciones expresó una unidad nacional de la causa palestina como no se veía desde las intifadas.
La crisis que atraviesa la Autoridad Palestina es irreversible, como lo es también su política de colaboración permanente con el Estado racista y colonialista de Israel. |