El encuentro se realizó en el Parque Náutico de San Fernando, donde se realizó la entrega de 10 móviles Toyota Hilux y 17 Fiat Cronos equipados con tecnología de punta y cámaras de seguridad. Los fondos salieron del Programa de Fortalecimiento de Seguridad Bonaerense, mediante el cual el Gobierno sumará 10.000 policías, 3957 gendarmes y 2300 patrulleros a los ya existentes en el conurbano bonaerense.
En su discurso, Kicillof criticó por derecha a los gobiernos de Macri y Vidal, diciendo que “se llenaron la boca hablando de la seguridad y, sin embargo, a San Fernando llegaron siete patrulleros usados. Esa es la prioridad que tenía la Seguridad para el gobierno anterior”. Luego disparó: “Ojalá cada una de las pautas y sobres que repartieron los hubieran usado para invertir en un patrullero, una cámara o medios para cuidar la seguridad en San Fernando”.
Kicillof también declaró contra la oposición de derecha que “no cuidaron ni la salud, ni la producción, ni el trabajo y ahora vienen a criticar y poner palos en la rueda”. Aunque los llamó a trabajar juntos: “Necesitamos que saquen esos palos y pongan los brazos, las manos, la cabeza para ayudar a una sociedad que está peleando todos los días contra la pandemia más grande de la que se tenga memoria. Esa es la pelea que hay que dar, no por el virus, sino por la gente, por la salud, por el trabajo”.
Al gobernador lo acompañó toda la plana de derecha del oficialismo: el intendente Juan Andreotti, el amigo de la embajada yanqui Sergio Massa (quien rompió la cuarentena obligatoria de siete días para las personas que llegan de viajes del exterior) y el ministro de Seguridad bonaerense y ex carapintada, Sergio Berni. Buscando congraciarse con los sectores más reaccionarios de la sociedad, el “progresismo” del que suele jactarse el mandatario provincial, una vez más, pareció haber quedado guardado.
Más plata para la represión, menos para atender la crisis sanitaria y económica
En San Fernando la desocupación aumentó un 3,2% en lo que va del 2021, según datos oficiales. Sin embargo, no es la primera vez que el progre gobernador de Buenos Aires elige llenar de policías y patrulleros las calles, como respuesta a problemas sociales que sus políticas económicas generan, como son la pobreza y la falta de trabajo.
Justamente es esta institución represiva la que en la mayoría de los casos es partícipe del gran delito, como el narcotráfico, la trata de personas o los desarmaderos de autos. También esta política de empoderamiento del aparato represor del Estado viene teniendo consecuencias nefastas para los trabajadores y la juventud de los barrios populares, como se vio en el asesinato de Franco Cardozo a manos de la policía de Tigre.
Palabras bellas, hechos repudiables
Aunque Axel intente un discurso progresista, en los hechos su política es de ajuste a la salud y de represión a los sectores que salen a luchar. Ya lo vimos en Guernica, impulsando el desalojo a las familias sin techo junto a Berni, quien comandó una feroz represión. También sucedió en el propio San Fernando.
Es indignante escucharlo hablar de la pelea por el trabajo, mientras en el distrito Bimbo acaba de anunciar el cierre de la planta y el despido de 300 trabajadores a raíz de un incendio de una parte de la fábrica. Un hecho poco claro en el que los mismos obreros sospechan que se trata de una maniobra de la empresa para ajustar y atacar a su organización gremial. Kicillof no dijo una sola palabra de ellos y sobre el cierre inadmisible de una empresa alimenticia en medio de la pandemia y del aumento del hambre y la pobreza.
Los trabajadores de Bimbo en lucha por sus puestos de trabajo plantearon que, si la patronal no quiere reabrir, los gobiernos Nacional, Provincial y Municipal se hagan cargo de la fábrica, estatizándola. También que todo lo producido sea destinado a los comedores populares de la zona de San Fernando y de todo el país. Pero parece que Kicillof tiene otras prioridades: cambió el Clío por el patrullero. |