Reivindicamos el espiritu subversivo de lesbianas, trans, gays de los barrios populares y marginados de Estados Unidos (migrantes, pobres, negr@s, entre otres.), quienes cansados de los abuso policial en su contra, enfrentaron a la represión durante una semana, tomándose las calles y levantando la bandera de la liberación sexual. Desde ese día a nivel internacional se conmemora esta fecha como el “día del orgullo”. |
Aunque en algunos países se ha avanzado en ciertos derechos, la discriminación y la cultura del odio es transversal, incluso, año a año, debemos soportar la brutalidad de los crímenes de odio, siendo los Estados, las iglesias y los sectores conservadores de la sociedad responsables, difundiendo e imponiendo la heteronorma, el patriarcado y el capitalismo.
En Chile vivimos una revuelta que cuestionó los pilares de la herencia de la dictadura y los 30 años de abuso que sostuvieron los gobiernos de turno, donde las disidencias también fuimos parte: en las marchas, caceroleos, la primera línea, asambleas territoriales, sindicales, estudiantiles y los diversos espacios que se levantaron para organizar las acciones de la rebelión.
En medio de este proceso constituyente pactado entre las fuerzas del régimen, están sobre la mesa las demandas históricas de las comunidades sexo-diversas, demandas que hoy buscan ser cooptadas. Recientemente escuchamos a Piñera utilizar el matrimonio igualitario oportunistamente para tapar los crímenes y violaciones a los Derechos Humanos de su gobierno y el pésimo manejo de la pandemia. Proyecto que por años fue aplazado gracias a la acción de sectores reaccionarios y cuyo anuncio despertó nuevamente las alarmas en la derecha y las iglesias. Si hoy se discute el matrimonio igualitario es porque nos hemos movilizado por años exigiendo el derecho a la no discriminación, al respeto de nuestras identidades, al trabajo y a la salud digna, pero no dejaremos que sea bajo los términos de la derecha, no somos moneda de cambio para este gobierno.
Somos los hilos de la continuidad de la revuelta de Stonewall y de octubre del 2019. En todo el mundo millones se han rebelado en contra de este sistema miserable, que ha profundizado la pobreza en medio de la pandemia y la crisis económica. Desde Pan y Rosas, agrupación que lucha por los derechos de las mujeres y las disidencias, reivindicamos este legado, tomando su crítica hacia el capitalismo que sólo nos arroja a la miseria sin acceso a salud, educación, vivienda, trabajo, etc.
Las disidencias somos parte de la lucha de clase, de la clase trabajadora y creemos necesario luchar por un horizonte revolucionario que se proponga transformar radicalmente las bases sociales de este sistema de explotación y opresión.
Somos parte de la lucha por la verdad, justicia y reparación a las víctimas de violaciones de los DDHH de ayer y hoy. Exigimos el juicio y castigo a todos los responsables políticos y materiales de los vejámenes cometidos por este gobierno de criminales.
En esa misma línea, exigimos la inmediata liberación de las y los presos políticos de la rebelión y el pueblo Mapuche. Ninguna Convención puede sesionar si nuestrxs compañerxs están en prisión. |