La Federación Argentina de Prestadores de Salud (FAPS) avanzó un paso más en su intento por lograr el aumento en las cuotas de las prepagas. Esta vez, estancaron la negociación paritaria, en donde trabajadores de salud exigen ser reconocidos con una recomposición salarial ante la inflación y la desvalorización de sus salarios, luego de más de un año de trabajo agotador en la primera línea de la pandemia.
En una nueva reunión en el Ministerio de Trabajo de la Nación realizada la semana pasada, la FAPS se reunió con el ministro de Trabajo Dr. Claudio Moroni y con las autoridades de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (FATSA). En esa ocasión afirmaron que “si los prestadores no reciben el aumento de aranceles necesario para afrontar las paritarias 2021, no pueden avanzar en la negociación”.
El paro decretado por FATSA será de 4 horas por turno. Carlos West Ocampo y Héctor Daer, titular de esa federación y adjunto respectivamente, detallaron que la medida de fuerza abarca clínicas, sanatorios, hospitales, servicios de emergencia, centros de diagnóstico, laboratorios de análisis clínicos, institutos geriátricos y psiquiátricos de todo el país, afectando a más de 200 mil empleados del sector.
Recordemos que OSDE, Swiss Medical, Cemic, Galeno, Medicus, Omint y Hospital Italiano son las prepagas que fueron a la Justicia para reclamar un aumento en sus cuotas.
Fortunas para ellos, salarios miserables para la primera línea
En las clínicas y hospitales se desmiente a los voceros de la medicina privada: “las prepagas facturaron a morir y ganaron fortunas”, dicen trabajadores de la primera línea. También denuncian que las prepagas han recibido millones de pesos en subsidios estatales, como la ATP y las Repro, garantizando que el Estado pague la mitad de los salarios de todo su personal. Como si fuera poco, en algunas clínicas adeudan sueldos y aguinaldo, según denuncian trabajadores de la salud privada.
A pesar de haber puesto el cuerpo en la primera línea, este sector es uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Gran parte de sus salarios se encuentran por debajo de una canasta básica, obligando a muchos a vivir del pluriempleo. Y a veces ni eso es suficiente, aún con dos empleos, hay quienes afirman no llegar a fin de mes. El promedio del salario es de $ 55.000 y la canasta básicahoy ronda los $ 96.800.
Una trabajadora de la salud denunció: “el reclamo de los laburantes es genuino. Los salarios son una vergüenza y las condiciones de trabajo ni hablar”. Ante el aumento de la demanda de atención sanitaria, las clínicas privadas no tomaron nuevo personal. En cambio, dieron horas extras y así las jornadas laborales se volvieron cada vez más extenuantes. Sumado al impacto de la segunda ola, la flexibilización reciente de la cuarentena aumentó la sobrecarga de trabajo, ya que muchos pacientes comenzaron a asistir a las prepagas por los estudios de rutina.
¿Recomposición salarial?
Las medidas de fuerza convocadas por la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), son insuficientes y tardías. El último paro fue convocado en marzo, logrando un (miserable) aumento del 16 %. Hasta el momento cerró paritarias a la baja y planea pedir un aumento de alrededor del 45 % en cuotas, muy por debajo de la canasta básica.
El Gobierno Nacional cede ante el chantaje de los empresarios de la salud, les financia sus ganancias mediante subsidios estatales y a los trabajadores de la primera línea aún les adeuda un bono de $6.500 que prometió en abril.
Es urgente la unificación del sistema sanitario para acabar con el gran negocio de la salud privada, la mejora de las condiciones laborales y los salarios de todo el personal de salud para eliminar el pluriempleo. Para conquistar todas estas demandas, las medidas de lucha como el paro de 4 horas se deben llenar de participación, mediante el debate en asamblea en todos los sanatorios, hospitales y clínicas del país. Pararle la mano a los empresarios que solo ven en la salud un negocio, es apostar por la vida y la salud de todas y todos los trabajadores. |