Este martes el Vaticano celebra el Día de San Pedro y San Pablo. Para la liturgia católica es, por esa razón, el Día del Papa. En Argentina, cuando la campaña electoral despunta y son varios los que mendigan algún tipo de “bendición” de Jorge Bergoglio, los saludos al “sumo pontífice” no se hicieron esperar.
Obviamente, se resalta como virtud de Francisco la fachada que el propio papa busca sostener de sí mismo desde marzo de 2013, cuando sus pares cardenales lo eligieron monarca de Roma. Por eso la jerarquía católica argentina, experta en decir una cosa y hacer lo contrario, también se entusiasmó con saludar a su jefe político amparándose en los “valores” bergoglianos.
La diócesis de San Isidro es la que tiene bajo su cargo el hogar de las Hermanas Trinitarias ubicado en Boulogne. De allí hace pocos días se llevaron presa a Sor Marina, denunciada por una adolescente por abusos sexuales. Pero el Arzobispado local sabía de los abusos desde hace años y siempre calló hasta que el escándalo se impuso y debieron salir a dar “explicaciones”.
Oscar Ojea, titular de la diócesis, por otra parte acaba de ser denunciado ante el Vaticano por una víctima de sistemáticos abusos sexuales en un convento de Mendoza por parte de dos monjes de la congregación de Cristo Orante. A él, al cardenal Mario Poli y a dos obispos más de la Conferencia Episcopal Argentina los acusan de encubrir a los criminales y silenciar la voz de las víctimas.
El obispo Buenanueva, de San Francisco (Córdoba), es otro de los reconocidos encubridores de curas abusadores de menores. Su papel destacado en el caso Próvolo lo mostró desplegando todo tipo de maniobras para salvar a sus colegas, haciendo evidente a cada paso su desprecio hacia las niñas y los niños abusados y sus familias.
Y la lista puede seguir. Pero mejor invitamos a las lectoras y los lectores de La Izquierda Diario a conocer esas otras caras de Bergoglio que hoy, en el Día del Papa, desde el poder no se quieren recordar.
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