El tiempo ha pasado volando y cuando me siento y me saco la mascarilla me doy cuenta que ya es un 1 año y 6 meses aproximado que desde salud no paramos con esta pandemia.
Cuando una tarde me senté a conversar sobre la sobrecarga laboral con mis jefaturas, la solución que encontraron para mis demandas fue enviarme a medico para ver mi salud mental y me dio escalofríos, el mismo escalofrío que siento al cambiarme de ropa 3 veces al día en un espacio chico, húmedo y decadente por ser un edificio antiguo.
La sensación de hoy en día en nuestro trabajo es de inestabilidad en todo ámbito. Es difícil levantarse cada mañana sabiendo lo que te espera. Miro el rostro de mis compañeres y ya no somos los mismos. Son pocos los momentos que compartimos incluso en la hora de almuerzo ya casi ni hablamos ya que estamos separados por un metro de cansancio y rabia contenida.
La modalidad de atención por unos años más menos fue con turnos éticos y desde la puerta se atendía a todas las solicitudes, pero a contar de principio de este año las puertas se abrieron ¿Por qué? Respuesta: la comunidad necesita retomar su vida “normal”, tener sus atenciones, sentir de alguna manera que vuelven de apoco a su vida normal…todo por su salud mental
Como servidores públicos estamos claros que nuestras funciones están abocadas hacia la comunidad pero no hay que olvidar que somos humanos que Llevamos meses en la tarea de proteger y cuidar a la población, incluso, al comienzo sin la protección adecuada y se nos ha aplaudido por eso, pero todo el reconocimiento hace olvidar un aspecto importante, que muchas de nuestras compañeras son mujeres y madres y el desgaste hoy no solo se vive a nivel físico e intelectual, sino principalmente emocional. La educación de nuestros hijos también depende de aquellas que son madres y padres y la doble función conlleva a que muchas de nuestras compañeras y compañeros tengas episodios de crisis de pánico, angustia y depresión silenciosas porque se ha perdido la comunicación, la empatía y especialmente la atención a las necesidades del trabajador como tal.
Podría contar muchos episodios difíciles que he vivido como escupos, agresión física y verbal sumado a una calificación (es una evaluación de comisión de calificación que resume y valora el desempeño de cada funcionario) no acorde con mis funciones en modo pandemia, ya que estas se establecieron de acuerdo a la necesidad
La pandemia vino a visibilizar la enorme decadencia que tenemos como sistema de salud, la mala gestión y la falta de probidad en las acciones que se establecen
Quienes trabajamos en salud somos quienes podemos aportar en conocimiento acerca de que métodos se pueden establecer para mejorar tanto las atenciones como nuestra integridad, y no nos han querido escuchar
He sido testigo de malas practicas como reprochar a quienes se van con licencia por contacto estrecho, como tomar una postura dictatorial a quien se niega a realizar una función que no le corresponde, testigo de una amenaza de denunciarnos por levantar nuestras demandas. Compañeros que han sido enviados con licencia y dan negativo para COVID-19, son contactados para que vuelvan a sus funciones sin respetar el cumplimiento de las licencias de la SEREMI de Salud.
Desde el principio la recomendación principal fue al público usuario que NO acudiera al CESFAM, de no ser necesario ya que se suspenderían todos los controles que no sean críticos, atendiendo únicamente los casos urgentes y priorizando las atenciones por enfermedades respiratorias, pero frente a este gran abanico de prestaciones y con un FONO salud funcionando al 100, es difícil que el Cesfam no colapse. El poder dictatorial a sobrepasado la razón y el cumplir con los procesos políticos que vive el país y las metas sanitarias, lejos de obtener resultados positivos hacia los trabajadores de la salud, nos aleja más de las soluciones, de nuestras familias y de nuestra propia salud.
Tengo un pequeño que me espera en casa para abrazarlo, besarlo y ayudarlo con mil tareas, pero que hacer con la rabia y las malas energías de los pacientes enfermos contenidas en tu mente y porque no decirlo, corazón? Una ducha caliente y llorar llorar hasta votar toda la mierda que llevas dentro y lo hago porque mi hijo espera y necesita su contención
Me he vuelto Resiliente y no voy a parar de dar mi propia pelea especialmente por la salud de mi hijo porque si yo estoy bien, él estará bien |