La compañía de entregas que maneja la aplicación Rappi compró miles de vacunas contra el covid-19, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac. Una parte de esas dosis serán dirigidas a inmunizar unos 2000 repartidores en las principales ciudades colombianas.
Esas 2000 solo alcanzan para vacunar al 5 % del total de repartidores inscritos en la plataforma en el país (unos 40000). Cómo elegirá la empresa qué repartidor recibe la vacuna es lo realmente escandaloso.
Según explicó Juan Sebastián Rozo, director de asuntos públicos de la app, en un programa de radio “Nuestra prioridad será darles la vacuna a los repartidores que más órdenes entreguen, más tiempo estén conectados y por lo tanto expuestos más tiempo”.
Los trabajadores de la aplicación, que han expuesto su salud desde que comenzó la pandemia, ahora deberán dejar su salud y exponerse a jornadas más extenuantes para estar entre los posibles "seleccionados".
Colombia es uno de los países más golpeados por la pandemia en la región. Según el
Ministerio de Salud de ese país más de 4,1 millones de casos de covid-19 y más de 104.000 muertes por la enfermedad desde el comienzo de la pandemia.
Rappi analizó las ciudades colombianas en las que hay más repartidores. Este criterio llevó a la empresa a decidir que 2.000 dosis (1.000 vacunas) serán destinadas a Bogotá; 1.000 a Medellín; y 500 a Cali y Barranquilla, respectivamente.
La empresa, al igual que en otros países, no garantiza los derechos a la salud y la protección social de sus repartidores, a quienes ni siquiera considera como trabajadores.
La forma en que la compañía Rappi determina cuáles serán los trabajadores que tendrán acceso a la inmunización y cuáles no, lleva al extremo la explotación, la precarización y la ausencia de derechos laborales básicos, una de las bases en la que se basa el "éxito" de la compañía, amparada por la inacción de los gobiernos que permiten la explotación de miles de jóvenes. | 
