A través de un streaming, dieron cuenta de los resultados arrojados por la consulta que se impulsó durante varias semanas. A continuación, compartimos los resultados.
La consulta que fue impulsada por la Agrupación Juvenil Anticapitalista en conjunto con la Agrupación Desde las bases, donde buscamos que se expresara la opinión de las y los estudiantes, pero también la de los profesores en el marco de las clases en línea debido a la pandemia por COVID-19 que arrebata las vidas de quienes día con día salen de sus casas a trabajar.
En el sector educativo ha tenido consecuencias brutales, con niveles de deserción que no se han visto nunca y con un proceso brutal de elitización de nuestras aulas, pues miles tuvieron que dejar los estudios por la crisis económica, por la muerte de familiares, o por el simple hecho de que se vieron forzados a cursar mapas curriculares pensados para ser presenciales y no a distancia.
Recordemos que millones de estudiantes tuvieron muchas dificultades para tomar las clases en línea y por parte de los docentes para impartirlas, en los primeros resultados de la consulta por la educación pública y gratuita está evidenciando las condiciones laborales de docentes fuera de la UNAM, según la encuesta, sólo la mitad tiene estabilidad laboral.
Y aunque todos dicen estar sindicalizados, solo el 25% supera los 11 mil pesos mensuales de salario, que están muy por debajo del precio de la canasta básica familiar y con el que tenían que pagar inter y equipo de cómputo. Sin embargo, el 75% de les encuestades se vio en la necesidad de tener un segundo empleo para solventar sus gastos personales y familiares.
Todos afirman haber contado con el equipo necesario para impartir clases, sin embargo, sólo un cuarto de ellos tiene un espacio óptimo para impartirlas y el mismo porcentaje de los profesores se sienten capacitados para impartir clases en línea.
Por otro lado, según los resultados que obtuvimos, al menos un 50% de los docentes que no son parte de la UNAM nos describen que han encontrado que los estudiantes de sus cursos no se mantenían, disminuyendo un cuarto de los asistentes.
Lo más notorio fue que el 75% siente que las autoridades educativas poco o nada han hecho para garantizar el derecho la educación y a un trabajo digno, y un 100% dijo estar a favor de un regreso seguro, es decir con vacunación total e insumos sanitarios, que quienes decidan ese momento de regresar a clases sean las comunidades educativas y que se acompañe de un aumento presupuestal a la educación que pague también, internet y equipos de cómputo para todos.
En la UNAM la situación ya se ha revelado crítica, los datos no mienten, el 46 % de lxs encuestados reciben un salario que no supera los 3mil pesos! Más de la mitad 55% tienen otro trabajo, casi el 70% se contagió de Covid.
Casi un 70 % de los profes de la UNAM opinan que están capacitados para dar clases en línea, pero sólo el 23% dice contar con espacios dignos para impartirlas, aunque el 92% cuenta con el equipo necesario.
La mayoría de quienes participaron en esta consulta dicen que se redujo al menos en un cuarto la presencia de estudiantes en sus aulas. Mientras el 100% opina que la UNAM ha hecho poco para garantizar condiciones de trabajo digno y estarían de acuerdo con sean las autoridades universitarias y el gobierno los que se hagan cargo del costo del servicio de internet y equipo de cómputo.
De la misma manera, comparten la necesidad de un aumento presupuestal a la educación. Y una aplastante mayoría estaría por regresar cuando haya vacunación total, que sea la comunidad que decida cuándo y cómo hacerlo.
Por otro lado, un gran porcentaje se inclina por la desafiliación del APAAUNAM, que es el sindicato pro patronal que ha pactado condiciones y salarios de miseria para las y los docentes con las autoridades de la Universidad, dejando claro que las y los docentes necesitan una verdadera herramienta de lucha que defienda sus intereses como trabajadores.
Es decir, se hace evidente el nivel de precariedad con el que trabaja el profesorado dentro y fuera de la CDMX, esto debido a la definanciación de la educación y, sobre todo, a la imposición en un primer momento de las clases en línea sin las condiciones necesarias, y después imponen también la nueva normalidad, que prioriza reactivar la economía y no proteger la vida de las personas.
Mientras, en el sector de estudiantes la realidad se diversifica y en algunos casos recrudece, al ser varios dependientes económicamente de familias trabajadoras que perdieron el empleo o fallecieron. Además, más del 75 % de los estudiantes mencionan que tuvieron un aumento significativo de la carga académica. Todo esto es responsabilidad de las autoridades universitarias y del gobierno.
Algo que ha evidenciado la pandemia es que más allá de lo pesado que puede ser impartir y tomar clases en medio de la virtualidad, lo vuelve casi imposible el hecho de que, ahora, estudiar no significa pagar un pasaje, o varios, y estar en un salón de clases junto demás compañerxs y teniendo de frente al profesor. Ahora, para poder estudiar tienes que tener garantizadas tres cosas: internet, una computadora, y electricidad, eso sin contar la comida en casa, y, para las familias significa, por ejemplo, tener dos o más computadoras, ya sea porque sus padres tienen que trabajar en home office o porque tienen algún hermano o hermana que también tome clases y tenga que hacer tareas.
Lo que arrojó la encuesta, es que más del 40 % de los estudiantes de la UNAM que contestaron tienen una computadora que comparten con alguien en casa, casi el 20 por ciento no tiene ni siquiera celular y más del 10 % respondió que no tiene internet; los estudiantes de otras instituciones y universidades, casi el 55 % respondió que no tiene una computadora de uso personal, casi el 25 % respondió que no cuentan con electricidad y el mismo porcentaje para internet. Además, más del 75% de profesores de la UNAM dijeron no contar con un espacio óptimo para impartir clases, lo mismo para docentes de otras universidades y el porcentaje ronda el 50 % entre lxs estudiantes.
Todo esto refleja los resultados de otra pregunta bastante importante de la encuesta: ¿Consideras que las autoridades de tu escuela han hecho lo suficiente por garantizar el derecho a la educación y un trabajo digno en medio de la pandemia? y el 85% de los estudiantes de la UNAM dijeron que no, es clarísimo el por qué. Ni las autoridades de gobierno ni de ninguna universidad muestran el mínimo interés en la educación de los jóvenes.
La cuestión aquí es que no se garantizan los insumos necesarios para las clases en línea, ni a los profesores ni a los estudiantes, y tampoco se ve el mínimo interés por hacerlo. Lo cierto es que para que todo joven tenga acceso a una educación pública y gratuita, se tendría que dotar a estudiantes y profesores de lo necesario para estudiar, como lo dice el 100 % de todxs lxs que contestaron la encuesta.
Por otro lado, el 93 % del total de encuestados y encuestadas dijo que considera que la violencia contra las mujeres aumento durante el confinamiento, y esto es notorio, ya que por ejemplo el feminicidio al menos en los primeros meses de este 2021 aumento un 7%, sin contar el aumento de la violencia el año pasado que dejó a casi 11 asesinadas por día.
Se suma que miles entraron a trabajos precarios y otro ya lo estaban, más del 50%. Y sólo el 74% tomó clases en línea, mientras otro sector de estos redujo las materias o desertó mientras cursaba las materias. ¿Por qué no poner las cifras?
Nuestra salud mental se ha visto afectada en muchas ocasiones, con la mayoría de los encuestados relatando alguna afección como ansiedad, depresión o estrés.
¿Qué nos expresan estas cifras?
En lo que llevamos de pandemia, e inclusive desde antes, hemos presenciado luchas en el sector educativo, contra los despidos, el recorte de materias, por el aumento salarial, contra las cuotas en todo el país. Lo que hay de fondo es que las condiciones de la educación son insostenibles, como también lo evidencian los resultados de esta encuesta, pues somos los estudiantes, docentes y trabajadores los que hemos pagado los platos rotos de la pandemia dentro de la universidades y bachillerato mientras las autoridades buscan a toda costa regresar a la presencialidad, cosa que no se ha podido imponer, porque como vimos aquí, una impresionante mayoría nos oponemos a hacerlo. Tanto de manera virtual como presencial, la precariedad de la educación para estudiantes, docentes y trabajadores se mantiene.
El problema es que se deben invertir las prioridades, por ejemplo, si el enorme presupuesto que se va a la Guardia Nacional o lo que se pierde pagando los intereses de la usuraria deuda externa (que ya se ha pagado varias veces), se invirtiera en la educación podríamos conseguir mejores condiciones para el estudio, sea que las clases se mantengan virtuales o de manera presencial.
Así, se podría aumentar el porcentaje del presupuesto que se destina a educación, algo fundamental si queremos que este derecho sea garantizado para toda la población, de esta forma podría construirse mayor infraestructura para que quienes quieran estudiar puedan hacerlo, contratar a más docentes y trabajadores y a todos y todas con plazas definitivas y sueldos dignos, beca universal que cubra el costo de la canasta básica para que nadie deje la escuela por tener que trabajar, comedores y transporte subsidiado y gratuito para toda la comunidad, y para que mientras dure la virtualidad, todos y todas contemos con internet gratuito y computadora y Tablet propia y entonces de verdad estudiar sea un derecho.
El problema sigue siendo quién maneja el presupuesto, pues, al ser este manejado por las autoridades que son un puñado de burócratas, desfalcan el dinero en sus salarios o en compras absurdas como botes de basura de 30 mil pesos, mientras las y los docentes continúan con bajos salarios. Además, habría que organizarnos entre estudiantes, docentes y trabajadores para que seamos nosotres, quienes conocemos de primera mano las necesidades de la universidad, quienes administremos el presupuesto y a dónde se destina.
No solo eso, tendríamos que ser nosotres quienes nos hagamos cargo de la construcción de infraestructura, del contenido curricular, ahora en particular de cómo y cuándo regresar a clases presenciales a través de comisiones tripartitas de sanidad e higiene, en fin, de todos los aspectos de la vida universitaria.
Este es uno de los objetivos que perseguimos en la Agrupación Juvenil Anticapitalista, pero sabemos que tenemos que ser cientos defendiendo una perspectiva como esta que solo se puede lograr si comenzamos por articular nuestras demandas entre estudiantes docentes y trabajadores al interior de cada universidad y bachillerato y a su vez articulamos la lucha del sector educativo. Y que además debe partir de la desconfianza total en las autoridades universitarias, l gobierno, los partidos del régimen que, bajo la orden de los organismos internacionales como la OCDE, el FMI y el Banco Mundial, aplican planes para privatizar y golpear la educación pública en toda Latinoamérica.
Les invitamos a que nos contacten y se organicen con nosotres, para pelear por una universidad al servicio de las grandes mayorías, pero también por una sociedad en la que el conocimiento, la investigación, la ciencia y la educación sean de acceso para todas y todas, y estén al servicio no de que unos cuantos se enriquezcan, sino de satisfacer las necesidades del pueblo pobre y trabajador que somos las grandes mayorías. |