Más allá de los gestos simbólicos que hace años que se hacen desde la Generalitat no recibiendo al rey en sus visitas a Catalunya, el caso es que lo que no dejará de hacer ni Aragonés ni Sánchez, es sentarse a la mesa con los grandes empresarios, sean de donde sean: y es que no dejan de ser un gobierno, tanto el español como el catalán, que gestiona los intereses del capitalismo, como quedó claro durante la pandemia. Y el Mobile es el Mobile: que le digan a Ada Colau, que antes de ser elegida alcaldesa de Barcelona por primera vez, en plena huelga de Movistar, firmó el llamado ’Compromiso de las escaleras’ y cuando fue elegida, no tardó en firmar el nuevo contrato por el Mobile.
El caso es, que en la inauguración del Mobile de este año, hemos visto cenar juntos al rey, al presidente del gobierno español, el presidente del gobierno catalán, a la alcaldesa de Barcelona, junto con el presidente de la Feria de Barcelona, y otros grandes empresarios.
Como decíamos en este artículo: "El" cambio de parecer "de este Gobierno respecto de los anteriores, o las dudas, más bien discursivas, que han tenido en los últimos días de cara a explicar que el monarca ya es bienvenido en Cataluña por el Gobierno de Aragonés, es una muestra que ésta será una legislatura neo-liberal al más puro estilo de los de Jordi Pujol o Artur Mas, como no puede ser de otra forma por parte de los partidos de la burguesía."
Pero, además, estamos viendo como avanza la normalización autonómica, con el gobierno "progresista" y el gobierno de ERC-JxCat, con un acuerdo que, más allá de los indultos, se basa en un proyecto común basado en fondos europeos, expansión imperialista y nuevos ajustes a la clase trabajadora y los sectores populares.
Esta hoja de ruta implica forzar una restitución de las instituciones del Régimen del 78 en Cataluña, tanto de Moncloa como del Rey, un tándem que hace tres años eran el bando del "a por ellos". Si, también Sánchez desde la oposición. Y es eso precisamente lo que se hace con todas estas visitas del Rey en las últimas semanas, las visitas y anuncios de Sánchez en Barcelona y esta gala en la inauguración del Mobile.
Pero este intento de normalización a golpe de acto institucional poco tiene que ver con la realidad en las calles. La "normalización" autonómica que anhelan Moncloa y Generalitat topa con la represión que el movimiento independentista aún hoy sufre, después de unos indultos que dejaron en el olvido más de 3.000 encausados y encausadas, donde de hecho la Generalitat es acusación particular en muchos casos.
Además, los indultos a los 9 presos políticos están lejos de ser un acto de "reconciliación". Son un acto de cálculo político que ERC y Juntos pagarán con apoyo en el Congreso y frenan el movimiento por el derecho a decidir en las calles, más todavía, de lo que lo han hecho estos tres años.
Por no hablar de que el proyecto neoliberal que tienen en la cabeza Aragonés ya poco tiene que ver con los intereses de los sectores populares y la clase trabajadora.
En las últimas semanas se ha profundizado, ya con hechos, el intento de vuelta al autonomismo para llevar adelante las políticas neoliberales que la patronal reclama, y todo ello con el movimiento democrático por el derecho a decidir enterrado. |
