Un representante del laboratorio de Suministros Médicos Davati, Luiz Paulo Dominguetti Pereira, denunció que un miembro del gobierno de Bolsonaro pidió un soborno de 1 dólar por cada dosis de vacunas para realizar la compra de 400 millones de dosis de AstraZeneca. La denuncia fue publicada este lunes en forma de entrevista por el diario Folha de Sao Paulo.
El escándalo ya derivó en la cancelación del acuerdo y la desvinculación del funcionario que quedó directamente involucrado, el ahora exdirector de Logística del Ministerio de Salud, Roberto Dias. Además, generó una investigación judicial que probablemente alcance a más altos funcionarios y quizás al propio Bolsonaro que ya viene arrastrando las denuncias por corrupción en torno a la adquisición de 20 millones de dosis de la vacuna india Covaxin.
Esta nueva acusación se trata de un pedido de soborno que habría ocurrido en febrero durante una reunión en la que, además Luiz Pereira, asistieron Roberto Dias, del Gobierno bolsonarista, un militar del Ejército y un empresario. Tres figuras que representan los pilares de este régimen político golpista: Gobierno, Ejército y empresariado.
Junto a ellos, el representante de uno de los grandes laboratorios internacionales, responsables del gigantesco crimen social que significa negarse a suspender las patentes de las vacunas y especular con sus precios y plazos de entregas. Todos reunidos para sacar provecho a costa de la salud de la población.
En el encuentro, realizado en un bonito restaurante de Brasilia, Luiz Pereira ofreció 400 millones de dosis a 3,5 dólares por dosis (precio que luego subió a 15,5 dólares). Según relata Pereira en la mencionada entrevista, "lo que pasó detrás de escena con Roberto Dias fue una cosa muy oscura, muy repugnante". El funcionario del Ministerio de Salud le habría dicho que la única forma de acordar era “elevando 1 dólar” el precio por dosis.
La situación podría resumirse con la vieja frase popular “el muerto se asusta del degollado”. Por un lado, la denuncia de este representante brasilero del laboratorio norteamericano Davati (con sede en Texas), curiosamente ocurre más de 4 meses después de ocurridos los hechos. Por otro lado, el laboratorio anglo-sueco AstraZeneca negó en un comunicado citado por el portal G1 (Globo), que tenga intermediarios para tratar con gobiernos; por lo que se trataría de una reventa del producto no autorizada por el productor de la vacuna.
En el momento de estas turbias negociaciones, Brasil tenía alrededor de 250.000 muertos por covid, mientras que los militares, miembros del gobierno de Bolsonaro y la bancada parlamentaria que lo apoya, estaban celebrando una supuesta ola de vacunas. Hoy ha superado largamente el medio millón de casos fatales, y tiene alrededor de 2.000 muertes por día; un verdadero crimen social de proporciones inéditas. Pero la gestión irresponsable de la pandemia y los negocios capitalistas en torno a ella, continúan. |