El balotaje de las elecciones regionales francesas del último domingo confirmó el dato de la primera vuelta: alta abstención, malos resultados para el partido de Macron y la extrema derecha de Marine Le Pen y una buena ubicación para la derecha clásica, que se posiciona hacia las presidenciales de 2022.
El dato clave de la jornada fue la abstención. Un 65 % de los electores no acudieron a las urnas, confirmando la desconfianza de las clases populares frente a la clase política y las instituciones de la Quinta República francesa. A menos de un año de las elecciones presidenciales, este resultado es una bofetada para Macron pero también para la extrema derecha de Reagrupamiento Nacional (RN) que había afirmado hacer de estas elecciones una prueba hacia el 2022. Como dice Alberta en la entrevista "Hay mucho rechazo a las elecciones entre la juventud y los trabajadores. Expresa un rechazo a las políticas antisociales de Macron".
Y siguió "La derecha tradicional fue más creíble que la copia que intento hacer Macron. Sin embargo no lograron ganar en ninguna región, sacando solo el 20% de los votos"
Mientras que el Partido Socialista pudo retener cinco de las trece regiones metropolitanas, a pesar de su larga crisis), el triunfo principal fue para la derecha tradicional que interpretó los resultados como un espaldarazo de cara a 2022.
Alberta finalizó la entrevista con el proyecto de Revolution Permanente "Hacemos un gran llamado a la construcción de un gran partido revolucionario, tras ser expulsados del NPA por plantear nuestras críticas".