El pasado miércoles, Donald Trump fue invitado al sur de Texas por el Gobernador estatal, Greg Abbott. A este evento lo acompañaron algunos representantes del Partido Republicano que viajaron desde el corazón del imperialismo, desde Washington DC. A su estilo clásico, denunció que “La gente está entrando por millones. Están destruyendo nuestro país”.
Se le olvidó decir que esta gente que entra por millones y que destruye su país, es forzada por las condiciones de pobreza y/o violencia existentes en sus respectivos países. Este año apunta a ser el año en el que más migrantes van a ingresar a EE. UU. , situación que Donald Trump no deja de usar para atacar al Partido Demócrata y al habitante de la Casa Blanca.
La visita a Texas no fue un hecho azaroso, el actual gobernador Greg Abbott del Partido Republicano, pertenece al ala más conservadora y dura de este partido, al mismo tiempo Texas es un bastión electoral de gran importancia. En las próximas elecciones legislativas, el partido de Trump buscará recomponerse.
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Bloqueado en redes sociales, el expresidente que azuzó el “asalto al Capitolio” no aparecía en la vida pública desde el 20 de enero, fecha en la que dejó la Casa Blanca. Hace su aparición después de las visitas de Estado de la Vicepresidenta Kamala Harris. La gira internacional de Kamala Harris por Centroamérica y por México tuvo como tema central abordar el fenómeno de la migración.
La política de migración, el Plan de Desarrollo Integral del actual gobierno demócrata, no solo es insuficiente, sino que expresa en esencia la política migratoria que mantiene EE UU: no más migrantes.
Del lado mexicano, el gobierno de López Obrador presume su "relación de amistad" con el gobierno estadounidense, hecho con el que esconde la subordinación de su gobierno a la política migratoria iniciada por Trump y que Biden mantiene, lo que se expresa con el avance en la militarización del país y la consolidación de la Guardia Nacional, además de que ésta última se mantiene como el mejor. Muro de contención frente a la migración proveniente de Centroamérica.
El retiro de Donald Trump de la Casa Blanca, no cambia en esencia el trato que se les da a las familias migrantes que tienen que huir de sus países. El estilo, la diplomacia y cortesía, son bien cuidadas, pero la política de rechazo y expulsión continúan sea con el partido de Trump o con el partido de Kamala Harris.
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