El pasado 17 de junio, Federico Susbielles, Presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca y ex candidato a intendente de Frente de Todos, celebró una vez más el excelente momento que están pasando los grandes capitalistas y pulpos cerealeros. Es que el puerto de Bahía Blanca tiene un nuevo récord. Con la baja del nivel del río Paraná, que impide que los buques cerealeros de mayor calado puedan ser cargados al máximo, todo ese flujo de producción agraria tiene salida por el puerto de Ingeniero White.
Las cifras récord
Durante los primeros cinco meses del año, el movimiento de mercaderías alcanzó las 10.743.976 toneladas en todo el ámbito del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca. Esto significa una suba del 1.6 % respecto al 2020. En ese tiempo 395 buques transitaron por el estuario local, en su mayoría aquellos que transportan granos.
Hacia el puerto local fluyeron 107.579 camiones y 26.735 vagones que descargaron el excedente de producción de granos que no pudieron ser cargados en los puertos del Paraná, así como la producción regional, sumando 4.522.493 toneladas exportadas. Esto implicó un aumento del 5.4 % respecto del 2020. De esta cifra, 2.063.779 toneladas fueron maíz, 1.433.583 toneladas de trigo y 696.232 toneladas de cebada.
Completan estos fantásticos números 1.059.768 toneladas de inflamables y petroquímicos movilizados.
La contracara de la fiesta patronal: inflación, pobreza e indigencia
Pero mientras Susbielles festeja las ganancias capitalistas, la inflación golpea duro en los bolsillos bahienses. En junio, la Canasta Básica Alimentaria (una familia de cuatro integrantes) aumentó 4,8 %, trepando a $29.829 para poder superar el nivel de indigencia. En tanto que la Canasta Básica Total subió 3,5 %, llegando a $68.307 para sobrepasar el límite de la pobreza.
Según el CREEBA, el poder adquisitivo (que se calcula comparando el índice de salarios con el índice de precios) en la ciudad cayó un 14% entre enero 2018 y abril 2021. El informe de marzo de este año del INDEC había revelado que cerca de 75.000 bahienses eran pobres y casi 22.000 indigentes. ¿Cuántos serán ahora?
Entonces, ¿no hay plata para las trabajadoras y los trabajadores?
Desde el gobierno nos dicen que la pandemia dejo sin plata al estado. Que tenemos que conformarnos con unas migajas. ¿Será así? Veamos.
El 20 y 21 de junio partieron del puerto tres de estos buques graneleros. El “Sound Young”, el “Risisng Wind” y el “Marietta”, cargando en sus bodegas unas 25.000 toneladas de maíz cada uno para dirigirse a Vietnam y Corea del Sur. El valor de la carga equivale a $1.403.625.000. Es una cifra astronómica que no nos permite hacernos una idea de lo que representa.
Con esa plata podríamos construir 1.291 viviendas prefabricadas que paliarían el gran déficit habitacional de la ciudad. O sino podrían destinarse a financiar 35.000 IFE de $40.000 para aquellos trabajadores precarios o desempleados que tuvieron que quedarse en casa por las restricciones de la pandemia.
Y esto sólo contando 3 buques. Imagínense que podríamos hacer si fuéramos los trabajadores los que tuviéramos el control del comercio exterior y el valor de esos cientos de buques fuera puesto al servicio de solucionar la situación en que se encuentran los trabajadores y sectores más humildes.
Por eso, ante esta situación socioeconómica y con la emergencia sanitaria ante la pandemia del covid-19, mientras peleamos por una salida de fondo, necesitamos que sean gravadas estas ganancias extraordinarias con impuestos a los grandes patrimonios y a las altas rentas.
La unidad de la izquierda: sumar fuerzas contra el consenso del ajuste
En Bahía, Hector Gay (JxC) desde la municipalidad y Federico Susbielles (FdT), desde el Consorcio del puerto se complementan para asegurar las ganancias del agropower y los pulpos cerealeros. Mientras, en la provincia, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos protagonizan una avanzada privatista, como la que enfrentan nuevamente los trabajadores del Astillero Río Santiago.
Los grandes partidos, con sus matices y tironeos, se unen en acuerdos que les permiten administrar la pandemia y este capitalismo decadente con sus secuelas de hambre y miseria, garantizando las enormes ganancias que hacen que los poderosos salgan de la pandemia más poderosos aún. Por eso la izquierda tiene que unirse para enfrentarlos: si no se afectan los intereses que hay que afectar no salimos más de la crisis.
Como señaló a este medio Daniela Rodríguez, dirigente del PTS y principal referente de la agrupación Pan y Rosas en Bahía, “este Gobierno llegó planteando que los trabajadores y trabajadoras iban a recuperar lo perdido con Macri, que iba a llenar la heladera, y en realidad estamos peor. Dicen que esto lo hizo la pandemia, pero el salario mínimo de indigencia o la eliminación del IFE lo hizo este Gobierno, no la pandemia. Y todo para agradar a los buitres internacionales y arreglar con el FMI.”
En esta situación, necesitamos la unidad en las luchas contra la políticas de ajuste de los partidos patronales y el saqueo de las multinacionales. Pero también la unidad de la izquierda hacia las elecciones, para que se exprese una representación política de los sectores clasistas, anticapitalistas y socialistas que cotidianamente dan la pelea en las fábricas, en los barrio, en las escuelas y los lugares de trabajo. Y para que el descontento con el gobierno por la continuidad del ajuste no lo capitalice la derecha reaccionaria, sino quienes planteamos una salida de fondo.
Logramos conformar el FITU y reunir a más del 80% de la izquierda en Argentina que con un programa claro, de independencia de clase, busca impulsar la pelea de las y los de abajo, afectando los intereses que hay que afectar: los de los más poderosos, la oligarquía, el agropower y el polo petroquímico.
Por eso desde el PTS en el FITU de Bahía Blanca, hacemos un llamado a la unidad de todos los luchadores sociales, que se reivindican clasistas y anticapitalistas: a los compañeros y compañeras de la lista granate de SUTEBA, del PO Tendencia y el nuevo MAS, a impulsar juntos una lista en común en las próximas elecciones para que la batalla, que damos en unidad todos los días, tenga su reflejo en la contienda electoral y transformarnos en una gran referencia para trabajadoras y trabajadores.
En Bahía no hay ningún motivo para que no se concrete esta unidad. La clase trabajadora necesita una alternativa.
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