Con el reflujo y tras las maniobras de las autoridades que impusieron mesas de negociación por escuela para dividir al movimiento, comienzan las represalias. El caso más grave es el de la FES Acatlán, donde recientemente se anunció el despido de al menos diez docentes, la mayoría profesoras.
Tras asambleas masivas y un paro de tres meses, las autoridades de la FES contra atacan
La administración de Manuel Martínez Justo es conocida por mantener un ambiente represivo y de confrontación con la comunidad organizada dentro de la facultad, en su lista de represiones se contempla la utilización de grupos de choque y del equipo de futbol americano para confrontar estudiantes, el intento fallido de suspender activistas, la desaparición de un huelguista de hambre, la utilización de un comando armado para desalojar estudiantes y la asociación con la policía municipal de Naucalpan para amedrentar y procesar estudiantes de la facultad.
En el más reciente movimiento #UNAMNoPaga, quedó al descubierto ante toda la comunidad el autoritarismo y la cerrazón de la dirección del plantel a las demandas de las y los docentes, así como de la comunidad estudiantil que participó por millares de las asambleas generales, organizó un Consejo General de Representantes y mantuvo en paro las actividades académicas durante más de tres meses.
Tras negarse a participar en mesas de diálogo (por miedo a quedar expuestos como los represores que son) ahora arremeten con el despido de diez reconocidos profesores de la facultad, quienes estuvieron participando en el movimiento, en las asambleas y apoyando el paro por el pago a los docentes y para conquistar sus derechos laborales.
Pero este no es un caso aislado. No podemos descartar que en otras escuelas, como ha sido en el caso de dos docentes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, se reduzca la carga horaria o directamente no se renueve el contrato precario de las y los docentes activos en el movimiento UNAMNoPaga.
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Ante este escenario se hace urgente dotarnos de una política para lograr la reinstalación de todas las y los despedidos, lucha que puede abonar a la recomposición del movimiento y que ya está activando acciones en solidaridad.
Visibilizar la represión, denunciar a Martínez Justo y a las autoridades universitarias
El director de la FES Acatlán intenta una movida riesgosa al despedir a docentes organizados. En su intento de meter miedo a la comunidad, puede despertarse un gran movimiento en solidaridad con los profesores que ponga sobre la mesa la necesidad de terminar con una administración fuertemente cuestionada y con cada vez menor apoyo entre la comunidad. Pero también que devele que es la estructura antidemocrática de la UNAM la que está detrás de las represalias, y que sin derogar el Estatuto de Personal Académico (EPA) que rige el Contrato Colectivo del sindicato patronal AAPAUNAM, no podrá acabarse con la precarización laboral docente ni con la indefensión que permite quitar el trabajo de un día a otro a maestros que llevan años enseñando en la Universidad.
Fortalecer la solidaridad, responder como uno solo ante la represión
Lo primero que es importante hacer es difundir masivamente el despido como una medida de represión a quienes participaron del proceso, levantar en redes sociales una campaña fuerte con videos, fotos, hashtags, notas y memes que den cuenta de lo que está ocurriendo, es la tarea inicial que permita que miles de estudiantes de la FES Acatlán y de otros planteles que se sumaron al movimiento abracen la lucha por la reinstalación.
Es indispensable que las y los estudiantes y docentes organizados de la FES Acatlán hagamos un enérgico llamado al conjunto del personal docente que en nuestra facultad pero también en el resto de los planteles de la UNAM busca terminar con la precarización laboral y conquistar estabilidad en su empleo a movilizarse y repudiar estos despidos políticos, pues la tarea de dignificar la labor docente no puede concretarse si prima el miedo frente a la represión de las autoridades y la fragmentación entre quienes la enfrentamos.
Además, es necesario exigir a los sindicatos que se reclaman democráticos, como el STUNAM, y particularmente a los más de 7 mil docentes sindicalizados en el mismo, así como a los más de 35 mil trabajadores administrativos, que abracen esta lucha por la reinstalación, contra las represalias y por acabar con la precarización laboral en nuestra casa de estudios.
Es fundamental que la lucha por la reinstalación de los despedidos trascienda la propia FES Acatlán, bregando por coordinar este reclamo con el de otras escuelas y facultades, así como llamar a sindicatos, artistas, intelectuales, organizaciones de derechos humanos organizaciones estudiantiles y de trabajadores a emprender una potente campaña democrática en contra de la represión a nuestros docentes.
Hay que preparar grandes acciones como mítines y marchas a las que asistan no solamente cientos de estudiantes, profesores y trabajadores de Acatlán sino de otras facultades, acciones que permitan mostrar la solidaridad de otros sectores movilizados para que la Rectoría y las autoridades sepan que no estamos solos y que esta va a ser una larga lucha donde el paro y la movilización callejera son acciones que también se deben contemplar.
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Ninguna confianza en la “buena voluntad” de las autoridades
Martínez Justo, Nora Goris y Claudia Márquez, han demostrado una y otra vez su completa indolencia frente a los reclamos docentes y estudiantiles que no podemos confiar un ápice en que por buena voluntad van a “recapacitar”.
De la misma manera, las autoridades en distintos planteles han apostado al desgaste de las mesas de diálogo y de las tomas que se mantienen en Arquitectura, Ingeniería y la ENES Morelia, y ahí donde han firmado acuerdos como en la FES Aragón o la Facultad de Ciencias, no han otorgado nada más que promesas de buen comportamiento y de no represalias, sin ninguna garantía de respetar dichos acuerdos. Frente a esto, debemos comenzar a levantar un potente movimiento que les obligue a reinstalar a todos los despedidos.
Solamente la fuerza del movimiento estudiantil, docente y de los trabajadores administrativos, expresado en las calles, podrá imponer el reclamo de la reinstalación. Hay que fortalecer la denuncia al interior de la comunidad y también hacia afuera con volanteos, bloqueos y mitines que le den visibilidad a la lucha y que ponga contra las cuerdas a las autoridades no solo de Acatlán sino de la propia Rectoría, que garantiza la antidemocracia en nuestros planteles al imponer a los directivos como Martínez Justo mientras impide que estudiantes, trabajadores y docentes seamos parte de la toma de decisiones sobre el rumbo de nuestra universidad y escuelas.
Coordinar las luchas, unidad ante la represión
Para ganar es fundamental que el reclamo de la reinstalación salga de las “cuatro paredes” de la UNAM. Del mismo modo que se mantienen en lucha estudiantes y docentes de otros planteles como la ENES Morelia o los profesores despedidos de la UACM, hay que construir espacios de coordinación como el Movimiento Nacional contra la Precarización y los Despidos, un espacio que aglutina a sindicatos democráticos, jóvenes precarizados, agrupaciones de trabajadores y organizaciones políticas así como a trabajadores despedidos en los individual para enfrentar unitariamente los despidos y la precarización laboral, con una política independiente de la tregua que mantienen las direcciones sindicales como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) o el propio STUNAM que dejan pasar los ataques y las políticas de precarización laboral de este gobierno sin una política consecuente que los enfrente en las calles y se mantenga independiente políticamente frente al régimen.
Frente a la pasividad de estos sindicatos, es urgente que les exijamos -particularmente al STUNAM-, la movilización efectiva, pasando de la solidaridad de palabra a la solidaridad en los hechos, pues el ataque a las y los docentes en lucha es parte de la ofensiva contra la educación y las condiciones laborales que, en el caso de las y los trabajadores sindicalizados, también se traduce en ataques a sus Contratos Colectivos de Trabajo y en el empeoramiento de sus condiciones laborales. Solo con un plan de lucha común que permita que el conjunto de trabajadores de la educación enfrente estos ataques de manera unitaria podremos frenar esta embestida.
Todos sabemos que unidos somos más fuertes, por lo que desde la Agrupación Juvenil Anticapitalista nos sumamos al llamado del Monapred a una conferencia de prensa el próximo 8 de junio a las 12hrs en la Plaza de Santo Domingo (Centro Histórico) para visibilizar estos y otros casos de despidos dentro de las instituciones educativas y exigir pronta solución a nuestras demandas así como la reinstalación inmediata e incondicional de todas y todos los afectados.
No solo eso, los docentes de la UNAM no pueden ser ajenos a otras luchas y procesos organizativos que hay hoy en día en contra de la precarización laboral y los despidos como lo es la huelga del sindicato de Notimex que se mantiene ya por más de 500 días y cuyo triunfo nos dejaría en mejores condiciones para pelear por la reinstalación de las y los docentes despedidos en la UNAM y por la dignificación de la labor docente.
Por último, es necesario instalar en la comunidad universitaria, comenzando por el estudiantado, la idea de que no vamos a parar hasta que se logre la reinstalación, porque es por nuestros docentes por los que comenzó el movimiento y, como lo dijimos en algunas asambleas, no vamos a permitir la represión.
¡Ni un despido más en la UNAM, reinstalación inmediata de todos las y los despedidos! ¡Basta de reprimir a quienes luchan!
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