En un escándalo más de funcionarios corruptos, enriquecidos de forma ilícita y vinculados a grupos de narcotraficantes, este lunes Luis Cárdenas Palomino, ex director de Seguridad Regional de la Policía Federal durante el sexenio de Calderón, ha sido detenido por su presunta responsabilidad en el delito de tortura a cuatro jóvenes con el objetivo de que firmaran una confesión en la que reconocían pertenecer a una organización dedicada al secuestro.
Así, de acuerdo con el comunicado oficial de la fiscalía que dirige Alejandro Gertz Manero, al ex servidor público, se le relaciona con hechos de tortura ocurridos en 2012, en contra de presuntos secuestradores.
Sin embargo, esto es solo la punta del iceberg ya que, según la revista Proceso, para la periodista Anabel Hernández, quien tuvo acceso a las declaraciones exclusivas de “El Grande”, lugarteniente de los Beltrán Leyva, García Luna y su "compadre" Cárdenas Palomino colaboraban para el Cártel de Sinaloa y los Beltrán Leyva cuando ambos trabajaban en la Secretaría de Seguridad Pública.
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Corrupción, narcotráfico y régimen político
Durante el mandato de Felipe Calderón, Cárdenas Palomino recibió varias condecoraciones por parte del propio Felipe Calderón quien lo reconocía como un elemento de excelencia para la “protección ciudadana”. Así, Calderón le entregó en 2009 la Medalla al Valor, mientras el gobierno de España le dio la Condecoración de la Orden del Mérito Policial. Pero el cinismo no paró ahí ya que, en noviembre del 2010, fue reconocido como el “Mejor Policía de México” por la Comunidad de Policías de América.
Sobre el delito de tortura que se le imputa, Palomino protagonizó un montaje en 2005, según acusó Israel Vallarta, hermano del joven torturado, espectáculo mediático transmitido en el noticiero Primero Noticias, conducido en ese momento por Carlos Loret de Mola.
Sin embargo, los delitos de este ex funcionario no terminarían ahí, ya que, según Proceso, la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), está investigando sus cuentas y se han encontrado diversos movimientos de triangulación de recursos millonarios, así como la existencia de empresas fachada en las que este personaje tendría responsabilidad directa.
Así, la mano derecha de García Luna, estaría involucrado en un abanico de empresas “simuladoras” que se utilizaron para adquirir inmuebles y realizar transferencias sospechosas. De esta forma, el ex funcionario que llegó a tener a 36 mil agentes bajo su mando, enfrenta una denuncia por lavado de dinero ante la Fiscalía General de la República (FGR). Todo un espectáculo de corrupción en el corazón del régimen político mexicano donde no es secreto que diversos grupos de narcotraficantes tienen pactos con políticos y jefes del ejército por igual.
Vale la pena recordar que el 25 de junio de 2012 en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se desató una balacera por un problema de tráfico de drogas y la cual causó la muerte de tres policías. En aquél momento, Palomino culpó a tres policías, dos de los cuales (Daniel Cruz García y Zeferino Morales Franco) declararon en julio del mismo año que el ex responsable de la Seguridad Regional de la Policía Federal protegía las actividades del narcotráfico en el AICM.
Alianzas y corrupciones entre la burguesía legal y la ilegal
El capitalismo mexicano durante gran parte de su historia ha estado marcado por el peso del negocio ilegal del narcotráfico y los acuerdos entre capos de los carteles y el alto empresariado nacional. Así, los políticos de los partidos como el PRI y el PAN (hasta ahora no ha saltado un escándalo con Morena, pero con las alianzas que mantiene y la gente que ha integrado a su organización es probable que también pudiéramos incluirlo), pactan con empresarios corruptos al más alto nivel y con narcotraficantes por igual.
El caso de Cárdenas Palomino es un ejemplo de estos vínculos, ya que al concluir el sexenio calderonista, encontró cobijo nada menos que del dueño de TV Azteca Ricardo Salinas Pliego, quien es también propietario de Elektra y de Banco Azteca. Un defensor de la “libre empresa” y del capitalismo.
De esta forma, desde enero de 2013 ocupó la dirección de Adamantium, una filial de Grupo Salinas dedicada a la seguridad privada y el espionaje, según lo publicado por la revista Proceso en diciembre de 2019.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto, esta empresa recibió al menos 24 contratos públicos por un total de 510 millones 470 mil pesos. Vale la pena mencionar que el cuñado de Cárdenas Palomino, Humberto Castillejos Cervantes, fungió como consejero jurídico del ex presidente priista. Estos contratos, abarcaron servicios de seguridad en infraestructuras estratégicas del país: el AICM, estaciones de combustibles operadas por Aeropuertos y Servicios Auxiliares, así como los puertos de Manzanillo y Veracruz.
De esta forma, si a alguien le quedaba duda de lo decadente del régimen político mexicano, este tipo de noticias e investigaciones no dejan lugar a dudas sobre la manera en la que se mueven políticos de los partidos empresariales, narcotraficantes y líderes de los cuerpos represivos. En un país donde los niveles de violencia no disminuyen, con cientos de miles de muertos por la guerra contra el narcotráfico, la noticia no puede sino causar una profunda indignación ante la opinión pública.
Ante estos hechos, habría que avanzar en expropiar todas las empresas, activos y propiedades de personajes como Cárdenas Palomino, de todos sus colaboradores y acabar con el secreto bancario que permite que se lave dinero del narcotráfico al amparo de bancos y empresarios como Salinas Pliego.
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