A partir de la despenalización del aborto en Hidalgo, grupos pro vida y organizaciones eclesiásticas exigen al gobernador de esa entidad vetar las reformas recientes al código penal local, mientras la ultraderecha abanderada por el PAN, amenaza con impugnarla ante el Tribunal Estatal Electoral de Hidalgo.
Aunque la ultraderecha lo plantea como una disputa con MORENA, hay dos cuestiones de fondo, en primer lugar, el objetivo político del PAN es evitar que avance un derecho democrático de las mujeres en el terreno legislativo, son los “antiderechos” que no quieren que las mujeres conquistemos nada que nos haga transgredir los mandatos patriarcales, pero a diferencia de otros momentos, en esta reforma le apuestan también a golpear a MORENA, bajo la justificación poco clara sobre las “supuestas irregularidades en la iniciativa que fue aprobada la semana pasada”, a partir del respaldo que tienen por parte de grupos provida y la Iglesia que están haciendo campaña contra esta conquista.
Como mencionamos aquí otro aspecto es que a toda costa MORENA pretende negar que sea un triunfo del movimiento de mujeres, el mensaje que envía es que la lucha solo se puede limitar a espacios legislativos que nos desvíen de tomar las calles y de organizarnos de forma independiente del estado y sus instituciones.
La despenalización en Hidalgo muestra que quieren coartar a toda costa esta importante conquista, para que no se convierta en la chispa que motorice la lucha a nivel nacional por la legalización del aborto, siguiendo el enorme ejemplo de la marea verde en Argentina.
Desde esta perspectiva, podemos reflexionar que, aunque es un avance la organización de feministas y colectivas en nuestros estados, no debemos limitarnos a pelear de forma aislada sin articulación con el resto, pues eso nos vulnera y fragmenta nuestras fuerzas frente a grandes enemigos como son la Iglesia, los grupos evangelistas, la derecha conservadora y el Estado.
Así que, requerimos fortalecer el desarrollo de un movimiento nacional por nuestro derecho a decir, cuyo objetivo no se limite a la promulgación de leyes, dado que el desafío debe ser que el aborto sea un derecho al que todas las mujeres, principalmente las pobres y trabajadoras, realmente podamos acceder sin ninguna restricción, además de contar con educación sexual integral y anticonceptivos gratuitos y acorde a nuestras necesidades.
Tenemos que ser conscientes que la movilización en las calles es un arma poderosa para imponer todos nuestros derechos, pues ahora que pasaron las elecciones los partidos que se pintaban de violeta nos manifiestan nuevamente su verdadero rostro patriarcal y clasista.
Unamos fuerzas en todo el país para golpear como un solo puño con nuestros pañuelos verde en alto. ¡Organízate con nosotras en Pan y Rosas México |