Hoy comienza en el Mercosur la presidencia pro témpore de Brasil, la economía más grande del bloque.
Los presidentes reunidos vuelven sobre las diferencias en torno a aranceles (Arancel Externo Común -AEC-), que tanto Brasil como Uruguay pretenden que bajen en forma drástica, a lo que Argentina se viene oponiendo.
Allí Fernández planteo: "Creemos que el camino es cumplir con el Tratado de Asunción, negociar juntos con terceros países o bloques y respetar la figura del consenso; creemos en la defensa del estado de derecho, todos somos parte de estados de derecho; el consenso es el camino más racional".
Consenso difícil de alcanzar. Lacalle Pou, por ejemplo, planteó que Uruguay comenzará a negociar por su cuenta con otros países. A lo que Alberto Fernández le respondió insistiendo con que "cualquier propuesta debe estar basada en la regla del consenso". Lo que a esta altura es más una expresión de deseos que una realidad.
La "regla del consenso" es parte de la letra escrita en el Tratado de Asunción, documento inaugural del Mercosur en 1991, firmado por los Estados miembros: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Mientras que los Estados asociados son: Bolivia (que debe ser ratificado por los parlamentos de los países fundantes), Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam.
Fernández puso como ejemplo de unidad de bloque, en la discusión con Lacalle Pou, a la Unión Europea. Claro que para eso "olvidó" cómo se pudo ver en los países que la integran, por ejemplo, el nacionalismo de las vacunas.
Además hizo referencias a "un paquete de revitalización económica (NR: de la Unión Europea) sin precedentes". Pero precisamente en ese bloque del viejo continente ya muchos analistas advierten que el paquete de ayudas del Banco Europeo, financiado con deuda emitida, dado los intereses diversos y hasta contradictorio entre los Estados, podría estar gestando futuras crisis.
Todas estas discusiones están al servicio de sostener y acrecentar el beneficio de las industrias de los países miembros, es decir de los grandes empresarios, además de beneficios para las cuentas de los Estados. Pero muy alejadas de los intereses reales de los pueblos. |