El testigo volvió al cangrejal de Villarino Viejo. Habló frente a los fiscales y a la madre del joven desaparecido el 30 de abril de 2020 y hallado muerto 107 días después. Datos precisos que demuestran la complicidad del ministro de Axel Kicillof, el fiscal Ulpiano Martínez y la Policía Federal para encubrir a la Bonaerense. La zapatilla intacta y las fotos en el celular de Berni.
El martes a la tarde, a casi once meses de haber sido hallado el cuerpo de su hijo, Cristina Castro volvió a pisar la zona del cangrejal de Villarino Viejo. Y allí se encontró con el hombre que halló el cadáver de Facundo Astudillo Castro la tarde del 15 de agosto de 2020 en ese terreno hostil al que había ido a pescar junto a dos amigos.
La escena la completaban la fiscala Iara Silvestre, su par Horacio Azzolin, los abogados de Cristina, Leandro Aparicio y Luciano Peretto, y personal de Gendarmería a cargo de las diligencias operativas.
La cita había sido postergada muchas veces en lo que va del año, por la pandemia o por cuestiones burocráticas. Se trata de una inspección que hace las veces de ampliación de la declaración testimonial que el pescador y baqueano de 36 años ya había hecho a principios de año ante los fiscales del caso.
Vale aclarar que esa no fue la primera declaración del hombre, ya que a poco del hallazgo del cuerpo había testimoniado ante la Policía Federal. Esa circunstancia es duramente cuestionada por la familia, en función de que el testigo fue sometido a ocho horas de interrogatorio y los efectivos le “sugirieron” que no mencionara el tema del hallazgo de la zapatilla en el lugar. Cuando Cristina tomó contacto con él y pudo escucharlo, sus abogados no dudaron en pedirle a los fiscales que “Maximiliano” declarara nuevamente en sede judicial.
Baqueano
La ampliación de la testimonial del pescador, realizada en el lugar del hallazgo, compromete aún más al ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y a la delegación Bahía Blanca de la Policía Federal.
Vale recordar que esa fuerza dependiente del Ministerio de Seguridad nacional que conduce Sabina Frederic fue virtualmente desplazada de la causa por pedido de los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolin tras recibir innumerables quejas de la familia de Facundo sobre las maniobras encubridoras de esos uniformados.
Con sólo relatar lo que vio, sin agregar adjetivos ni demás valoraciones, el pescador brindó datos de suma importancia para la causa. Además hay un hecho insoslayable. Tiene 36 años y hace 30 que va constantemente a pescar, solo o con amigos, al cangrejal.
Por eso respondió sin dudar y con conocimiento cuando le preguntaron por las características del suelo y la marea en esa zona, dato relevante para comprobar hasta dónde es descabellada la hipótesis de que Facundo murió ahogado por un accidente. Hipótesis que sostiene hasta el día de hoy la jueza del caso, María Gabriela Marrón.
Fue importante para fiscales y querella escuchar de boca del testigo que el día que encontró el cuerpo era más o menos como éste, con lo cuál se podía comprobar las inexistentes condiciones para un ahogo por accidente. “Hay días que capaz no podés entrar con auto, pero más que embarrarte un poco no pasa. Podés caminar tranquilo hasta el lado del agua, no hay posibilidades de enterrarte o quedar atrapado en el barro ni nada de eso. Ése día había un viento tremendo pero mucho sol, tranquilo”, dijo.
También afirmó que en todo Villarino Viejo y General Cerri el piso es igual. Y que la marea es normal, con bajadas y subidas leves, con variada intensidad dependiendo los vientos. “Si hay sudestada puede llegar a subir bastante, dependiendo la zona capaz hasta las vías, pero no acá. Pero eso se da muy pocas veces, una vez al año como mucho. Sin una sudestada fuerte es imposible que el agua suba hasta acá”, aseguró el hombre.
Y lanzó una consideración inapelable: “cualquier persona coherente que venga caminando no va a meterse por acá, va a ir caminando por los yuyos. Pero de todos modos por acá se puede caminar sin problema. Si venís de noche, incluso en la mayor oscuridad, el agua la ves. Acá no hay manera de empantanarse. Si te metés en el agua, en alguno de los canales que hay, tenés que avanzar 30 o 40 metros hacia adentro para empantanarte y, aún así, podés salir porque no te va a llegar más arriba que las rodillas. Es ilógico enterrarte y quedarte atrapado”.
El hombre contó que el sábado 15 de agosto, a las 9 de la mañana, llegó con dos amigos al sector del cangrejal conocido como Cola de Ballena. Iban en busca de la preciada corvina negra. El día era de mucho sol, pero también de mucho viento.
Estuvieron varias horas. Al mediodía volvieron a donde habían dejado la camioneta. Comieron un asado. Luego él decidió ir a pescar al otro lado, en dirección a Cabeza de Buey. Cuando iba caminando encontró el cuerpo, oculto a simple vista por las salicornias que abundan en el lugar. “Estaba con los pies en dirección al mar y la cabeza en dirección opuesta. El cráneo estaba semienterrado, le faltaba un brazo que después vimos que estaba un poco más allá. Y cerca encontré una zapatilla dada vuelta”, detalló.
Cuando vio el cuerpo enseguida llamó a sus compañeros, afirmando que había encontrado un cadáver. “Dejá de mentir, Gordo”, le respondieron. Pero ante su insistencia fueron. “Vámonos de acá”, dijeron los otros apenas vieron el cuerpo esqueletizado. Al salir rumbo a la camioneta los tres vieron la zapatilla. “Nos llamó mucho la atención que estaba impecable”, dijo el pescador sobre el calzado de Facundo.
A su vez confirmó que nunca estuvieron con la camioneta cerca del cuerpo, pero que sí vieron huellas de vehículos en el lugar. Huellas “viejas pero bien marcadas” en el barro, con los dibujos de las cubiertas claros. “Eran varias, como si hubieran entrado y salido varias veces”, recordó. Y agregó otro dato relevante: cuando volvió dos horas después junto al fiscal Ulpiano Martínez y al subcomisario José Pérez había “otra huella, como de moto, que cruzaba al lado del cráneo”. Y asegura haberles dicho todo a ambos.
Fotos para Berni
El pescador afirmó, bajo juramento de decir verdad, que cuando llegaron al lugar con Pérez y Martínez lo primero que hizo el oficial de la Policía Federal (segundo jefe de la delegación bahiense de esa fuerza nacional) fue sacarle fotos al cuerpo y mandarlas por mensaje desde su teléfono celular.
“No me dijo a quién se las mandaba pero yo vi que era a Berni”, aseguró. Y agregó que otro tanto sucedió con la zapatilla. “La busqué con la luz del teléfono y se la mostré, también le sacó foto a la zapatilla y a las huellas de vehículos que había cerca”, remarcó. Ya era de noche y ese recuerdo quedó intacto en la cabeza del pescador.
Si se tiene en cuenta que Cristina Castro y el hombre no se conocían y que esa noche no tuvieron contacto (Martínez y Pérez procuraron que no se cruzaran de ninguna manera), no es menor que mientras el pescador asegura que la comunicación entre Berni y jefe policial Pérez se produjo apenas llegaron al lugar, es decir al anochecer, la madre de Facundo afirme que Berni habló por teléfono con Martínez ya entrada la noche. Es decir que durante algunas horas esa comunicación entre el ministro y sus laderos de Bahía Blanca la comunicación fue permanente.
Martínez y Pérez recién dejaron ir a su casa al pescador a la una de la madrugada, cuando dieron por terminadas las diligencias hasta la mañana siguiente. El hombre durmió muy poco y mal. El domingo lo primero que hizo fue prender el televisor. “Cuando escuché a Cristina decir que la zapatilla la encontró ella me enojé mucho, porque entonces ellos no le habían dicho que yo mismo se la había mostrado a los dos. Le mandé un mensaje a Pérez diciéndole eso, lo tengo guardado”, dijo tal como lo había manifestado en su anterior declaración.
El testigo dijo todo eso frente a Cristina Castro, Aparicio y Peretto. Por eso la madre de Facundo interrumpió para explicar: “la zapatilla la encontramos con mi amiga Virginia Góngora mientras caminábamos alrededor del perímetro que habían marcado para trabajar. Ahí llamamos a todos, a los abogados, al fiscal y a la Policía. Cuando llegó Pérez dijo ‘oh, una zapatilla, no la habíamos visto’ y enseguida encintó esa parte. Ahora sabemos que la foto de la zapatilla la tenía Berni antes de que nosotros llegáramos al lugar”.
Cristina dice a La Izquierda Diario que ya había leído la declaración testimonial del pescador y que sabía de su enojo por lo de la zapatilla. “Cuando nos vimos le expliqué cómo había sido todo, que la zapatilla la habían dejado afuera del perímetro. Ahora estoy segura de que Ulpiano Martínez y Pérez no tuvieron los huevos para hacerla desaparecer, pero la dejaron a propósito afuera del perímetro, porque no podían explicar cómo el cuerpo de mi hijo estaba tan deteriorado y la zapatilla intacta”.
En los últimos días hubo otras novedades en la causa. Algunas complican aún más a los policías bonaerenses Alberto González, Jana Curuhinca, Siomara Flores y Mario Sosa. Y a varios de sus cómplices, tanto policiales como políticos y operadores de prensa. Todo surge de los peritajes realizados a los teléfonos de los policías que, aún habiendo sido adulterados y destruidos, arrojaron algunos elementos de importancia. Pero eso se relatará en un nuevo artículo.