Este martes a partir de las 15 hs sesiona en el Congreso nacional un plenario de cuatro comisiones con el objetivo de que el proyecto de Ley de Etiquetado Frontal de alimentos obtenga dictamen, lo que habilitaría su aprobación en Diputados en los próximos días. La iniciativa cuenta con el apoyo suficiente como para que se emita el dictamen sin dificultades.
Las comisiones que se reúnen son: de Legislación General; Acción Social y Salud Pública; Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia; e Industria.
El proyecto, que ya tuvo media sanción en Senadores el año pasado, de ser aprobado en Diputados entonces se convertirá en ley.
El proyecto de ley propone:
Incorporar en el frente de los productos ultraprocesados de una etiqueta que informe sobre el exceso de nutrientes críticos como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías.
Los productos con edulcorantes o cafeína tendrán que informar que su consumo no se recomienda en niñas y niños.
Prohíbe la publicidad dirigida a niños, niñas y adolescentes de productos con más de dos sellos de advertencia.
Los productos que tengan más de un sello de advertencia no podrán incluir dibujos animados, personajes, figuras públicas, ni regalos.
Estado deberá priorizar la compra de alimentos sin sellos de advertencia.
Como señala Patricia Aguirre, especialista en Antropología de la alimentación, en esta entrevista con La Izquierda Diario "la alimentación en Argentina sufre un proceso de precarización, por lo menos desde 1965. Y no es una precarización porque no sepamos qué es lo que tenemos que comer, es que no podemos comer como sabemos que tenemos que comer. Si una mamá quisiera comer con un salario mínimo de convenio o con la Asignación Universal por Hijo, no puede hacerlo todo el mes si come como los nutricionistas dicen que es saludable. Yo lo había calculado antes del COVID…12 días podés comer. Entonces lo que hacen es sesgar sus canastas de consumo con los alimentos más baratos de la estructura de precios".
Sin dudas, como plantea Aguirre, este crítico contexto influye en el modo en que las familias de nuestro país planifican su alimentación. Según los cálculos de los trabajadores del Indec, la canasta de consumos mínimos para un hogar de dos adultos mayores y dos menores, tiene un valor superior a los $ 99 mil, una cifra que ha quedado muy lejos de los ingresos promedios.
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