El resultado no describe la realidad del partido: hubo un gol legítimo que, por decisión caprichosa producto de la interpretación de quienes manejan el sistema VAR, fue anulado luego de la convalidación del árbitro y tras 6 minutos de deliberación. Iban 34 minutos del primer cuando un centro llovido es mal despejado por Nathan y aprovechado por el Pulpo González que cabeceó dos veces, primero para acomodar la pelota y luego para empujar a la red. Pero pese a la ventaja de verlo detenidamente, juzgaron una falta inédita de Briasco a Nathan. El marcador volvió a 0. Y con la melodía del tema de Maná, Boca puede quejarse de que quedó “varado en el VAR”.
El partido tuvo un primer momento de Atlético Mineiro con mayor iniciativa y un Boca luchador. Ese empuje fue el que lo llevó a la jugada del no-gol. Hacia el final del primer tiempo, el trámite se emparejó un poco.
El segundo tiempo tal vez estuvo signado por la jugada que modificó al partido y resultó una etapa intensa, pero con poco juego, aunque Boca en ese contexto tuvo algunas aproximaciones.
Tras un partido que dejó más tela para cortar sobre el rol del VAR como herramienta que fútbol para analizar, Boca irá a Belo Horizonte la semana que viene sin haber logrado ventaja, aunque con la tranquilidad de tampoco haber recibido un gol del visitante. La ilusión de alcanzar los cuartos de final sigue intacta. |