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La Izquierda Diario
14 de julio de 2021 Twitter Faceboock

Opinión
A propósito de las protestas en Cuba, el cinismo imperialista y el régimen de partido único
Farid Reyes

La situación abierta en Cuba con manifestaciones de sectores de la población, producto de la situación de crisis que se vive en la isla, abre importantes debates en la izquierda mundial. ¿El socialismo implica un partido único en el poder o es necesaria la democracia obrera para llegar a él?

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El racista expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, incrementó las medidas de bloqueo comercial sobre de Cuba, las cuales Joe Biden ha mantenido hasta la fecha, estas medidas, combinadas con la llegada de la pandemia del Covid 19 que ha significado una importante baja en las entradas por turismo, está generando una situación de fuerte crisis en la isla.

Resulta totalmente cínico y repudiable que la derecha omita que es justamente este bloqueo criminal, el mismo que ha sido rechazado por la inmensa mayoría de los países a excepción de Estados Unidos, su socio el Estado terrorista de Israel y su principal socio en América Latina, Colombia, el que ha generado condiciones de pobreza y miseria en la isla.

Intentan llevar al pueblo cubano a condiciones de inanición, para después decirse preocupados por los derechos humanos y la libertad en la isla. Y es aún más criminal, que en el contexto de la pandemia más fuerte que ha vivido la humanidad en el último tiempo, se mantenga el bloqueo por ejemplo de respiradores, medicinas o alimentos.

Por su parte, la burocracia del Partido Comunista Cubano (PCC) ha decidido llevar adelante un ajuste importante contra el pueblo cubano intentando paliar la crisis, reduciendo subsidios e implementando la salida de circulación del Peso Convertible Cubano (CUC) a partir de enero implementando una única tasa de cambio de 24 pesos (CUP) = 1 dólar lo cual ha significado una enorme devaluación de la moneda nacional del 2400%.

Lo anterior ha generado un escenario de desabastecimiento, elevados precios de alimentos y cortes de luz mientras la pandemia y la crisis sanitaria se mantienen. En este momento Cuba enfrenta el peor momento de la pandemia, habiendo denuncias que hablan de centros de salud colapsados y falta de medicamentos.

Es en este contexto que se han convocado manifestaciones masivas en toda la isla, en las cuales participaron sectores de la población motorizados por esta situación de crisis social y que mantienen reclamos legítimos.

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A la par, las mismas también han sido alentadas por sectores de derecha que con las consignas “patria y vida” o “libertad” buscan capitalizar el desgaste del régimen cubano. Hablamos de sectores que buscan medidas pro mercado y que, con las reformas impulsadas por Raúl Castro en 2010, donde se les permitió la explotación de mano de obra de forma controlada por el Estado, han acumulado mayor peso.

Por su parte, el régimen desgastado y ya sin los Castro en el poder, mantiene un represivo aparato estatal, con militares y policías que sostienen a una burocracia que vive con privilegios respecto a la mayoría de la población. Algo muy lejos de lo que tendría que ser el socialismo, por más que a la derecha mundial le guste decir que en esta pequeña isla cercada por el imperialismo más grande del planeta, se vive el comunismo.

Régimen político, partido único y democracia soviética

León Trotsky denunció con fuerza la degeneración que atravesaba el régimen político en la Unión Soviética señalando que lo que ahí se estaba viviendo no era ni socialismo, ni mucho menos comunismo, sino estalinismo: un régimen despótico con una camarilla en el poder que ha expropiado el poder de las masas y que gobierna en beneficio propio.

La revolución cubana de 1959, se constituyó en lo que el marxismo revolucionario caracteriza como un Estado obrero pues se avanzó con la expropiación de la burguesía nacional y sobre todo estadounidense, sin que este fuera el proyecto original de la guerrilla comandada por Fidel Castro. En un principio el objetivo del movimiento armado era únicamente terminar con la dictadura de Fulgencio Batista y avanzar en un régimen de capitalismo democrático, sin embargo, la presión de las masas por un lado y el apriete del imperialismo por otro, empujó el proceso “de contragolpe” que terminó tomando medidas anticapitalistas y, a la vez, acercando a la dirección del proceso a la órbita estalinista de la Unión Soviética.

En este marco, se conquistaron derechos fundamentales como una educación y salud universal, sin embargo, la toma de decisiones quedó centralizada en el partido gobernante emanado de una guerrilla, copiando en gran manera el funcionamiento de la URSS.

Así, luego de la revolución, se instaura un gobierno que rápidamente avanzó en no permitía la disidencia política de izquierda, ni partidos diferentes al PCC que defendieran la revolución, ni sindicatos que funcionaran sin el control del partido en el poder, ni mucho menos con consejos obreros y asambleas democráticas donde se pudieran expresar diferentes opiniones y tendencias políticas.

De manera similar a lo que ocurrió bajo Stalin o Mao, el PCC en el poder se encarga de promover el culto al líder y no permite que se desarrollen organismos de discusión política de la clase trabajadora.

En los años inmediatos a la revolución, el Partido Obrero Revolucionario (Trotskista), pedía la independencia de los sindicatos del Estado y el establecimiento de la más amplia democracia en el movimiento sindical. Exigían también la elección de los dirigentes sindicales sin la imposición de listas únicas y sin la intervención de ninguna institución estatal en apoyo de cualquier tendencia revolucionaria.

Asimismo, el POR (T) exigía la elección de los oficiales por los milicianos, el establecimiento de consejos obreros que controlaran la administración del nuevo estado a través de sus delegados, la convocatoria a un Congreso Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba Revolucionaria con delegados libremente elegidos, y el derecho de todos los partidos de la clase obrera y de las tendencias que defendieran a la revolución a tener una existencia legal y a la libertad de expresión1.

Por estas exigencias, que se contraponían con la política del PCC y la lógica estalinista, los trotskistas fueron perseguidos y encarcelados; siendo que el propio Che Guevara, al chocar con la lógica del socialismo en un solo país y con la política de aliarse con las burguesías nacionales en países atrasados, aunque inicialmente sostenía hostilidad hacia el trotskismo, luego buscó interceder, en 1964, por los trotskistas encarcelados en Cuba.

Desde sus inicios, la revolución cubana abrió la necesidad de un debate: si el Estado obrero debía ser dirigido y controlado desde consejos obreros y populares y permitir la libertad de tendencias y partidos que se propusieran la defensa y profundización de la revolución. De la misma forma como funcionaron los soviets rusos previo a la burocratización estalinista del Estado soviético, Cuba debía darles el poder a los organismos de autodeterminación de las masas, permitiendo la más amplia democracia y deliberación política: la democracia soviética.

Contra la represión, el bloqueo y contra la restauración capitalista

Las protestas que vemos en estos días en Cuba, buscan ser capitalizadas por la derecha gusana e intentan ser presentadas como la “demostración” de que el socialismo no funciona. Es necesario salir al cruce de estas posiciones, planteando en primer lugar que nada bueno vendrá de la mano del capitalismo y la "democracia" imperialista.

Y, a la par, que en Cuba, si bien hubo una revolución que enfrentó el poder del imperialismo y a la burguesía expropiándola, no se avanzó -por lo que planteamos previamente- en la construcción del socialismo, comenzando porque si no puede haber socialismo en un solo país, en este caso, en una sola isla.

En el contexto actual, en primer lugar, hay que luchar en contra de la represión gubernamental, por la libertad a todos los detenidos en las manifestaciones y por todos los derechos democráticos. Es decir, resulta fundamental defender el derecho a la libertad de reunión, el derecho a la manifestación, el derecho a la libertad de prensa, el derecho de asociación, el pleno derecho a la libertad de los sindicatos y toda forma de organización que se puedan dar los trabajadores como comités de fábrica, contra la represión y la libertad de todos los detenidos.

Por otro lado, es fundamental defender las conquistas que se mantienen de la revolución y enfrentar la política de restauración capitalista que mantiene la burocracia en el poder, la cual busca convertirse en accionistas de las empresas que se privaticen como ocurrió en la restauración en la URSS. Esto, partiendo de enfrentar los ataques cínicos de la derecha que buscan regresar a que Cuba sea un casino y un prostíbulo del imperialismo estadounidense como lo fue previo a la revolución, denunciar el bloqueo criminal y la injerencia que mantienen desde Estados Unidos o desde iglesias pro capitalistas.

Por último, es necesario plantearse la perspectiva de una nueva intervención revolucionaria de los trabajadores y las masas, que enfrente la ofensiva imperialista y restauracionista, le arranque el poder a la burocracia, termine con el régimen de partido único, y conquistar un gobierno de trabajadores y el pueblo basado en organismos de autodeterminación, en consejos y comités. Lo que Trotsky llamó en su momento una revolución política, que mantenga los medios de producción en manos del Estado, pero que planifique la economía de manera democrática buscando que esta revolución sea un punto de apoyo para la extensión de procesos revolucionarios en otras latitudes.

Mira también: Debate. Las movilizaciones en Cuba y la defensa de la revolución

 
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