Hay quienes han dicho que el punk rock ha muerto, con la intención de preservar lo sucedido en sus comienzos, allá por mediados de los años 70. En esa época, la escena musical estaba tomada por el rock, a tal punto que para algunos ya había perdido su esencia que sacudía las costumbres más conservadoras. Ahí es cuando el punk comienza a aparecer, de una juventud que sentía que las letras y la música que se escuchaban, ya no representaba su bronca y enojo. Hacía falta algo más directo.
Lo cierto es que el punk es un estilo de música que ha cambiado algunas cosas a lo largo del tiempo y conservado otras, como cualquier otro estilo. Mala Espina viene a demostrarnos que es un arte y, como tal, una herramienta poderosa para denunciar injusticias, expresar la bronca y también la alegría. Pero principalmente, con un sonido muy propio y unas letras llenas de lucha, viene a demostrarnos que, sin duda, ¡el punk rock no ha muerto!
¿Cuándo y cómo nace Mala Espina?
Mala Espina nace en 2004, en Mar del Plata, cuando un grupo de amigos que se conocen desde los seis años deciden armar una banda. El punk rock y el rock siempre fueron claves en nuestra adolescencia y fue lo que nos unió como grupo para poder expresar lo que sentíamos, vivíamos y para sacar la bronca o mostrar cosas y/o situaciones de la realidad que no nos gustaban tanto y queríamos cambiar.
Actualmente, seguimos con el mismo pensamiento y las mismas ganas, pero con otras herramientas que nos dio la experiencia y el camino recorrido.
¿Cómo fue sacar este quinto disco en pandemia?
La verdad que no fue tan complicado, porque en realidad en marzo 2020 lo teníamos casi terminado, solo nos faltaban los coros y lo pudimos resolver acá en la ciudad. La totalidad de los temas se grabaron en CABA y contamos con la producción de Nera Gejman (Carajo, Axel, Massacre). Una vez grabados los coros, enviamos el material y desde Capital lo mezcló él mismo y después lo envió a Estudio Del Angel donde Daniel Osorio lo masterizó.
Acá podés ver el paso de Mala Espina por el programa Mundo Obrerx, de La Izquierda Diario
El mundo de la música fue girando hacia las herramientas electrónicas, ¿por qué crees que el punk rock aún resiste con la crudeza de lo “simple”?
Creo que el punk rock es eso mismo, decir las cosas sin eufemismos, sin tanta vuelta. Va mas por el lado del mensaje que del medio en que se lo transmite. De todas maneras, también creo que, aunque no es tan visible a simple vista, se aggiornó de algún modo del lado de la cocina de la canción. Hoy por hoy, contamos con herramientas a la hora de grabar que antes no teníamos y la mayoría pasa por el software que se utiliza para grabar o maquetar o realizar un demo.
Algo muy importante en el punk son los recitales y la energía que se vive en ellos. ¿Pudieron encontrar un lugar en la virtualidad para seguir en contacto con la gente que los sigue?
Al principio, fue un bajón el no poder tocar en vivo y encontrarnos cara a cara con la gente que tan felices nos hace. Pero, por otro lado, nos dio la posibilidad de explotar y trabajar un poco más a fondo las redes sociales. Y eso nos llevó a estar en “Música por Zanón” y colaborar en su lucha como así también poder participar en dos streamings que se llevaron a cabo desde México para toda Latinoamérica. Así que, en cierto sentido, le pudimos sacar algo positivo a todo esto que nos está pasando a nivel salud como sociedad.
¿Cómo imaginan será la escena post pandemia para les musicxs, artistas y trabajadores?
Creo que los streamings van a quedar a un lado porque nada supera al vivo y al calor de los recitales, la salida y todo lo que eso conlleva. Sí me parece que las entrevistas en los vivos de redes sociales pueden llegar a permanecer, porque acercan al artista con la gente de un modo más íntimo. Esperemos que pronto volvamos a encontrarnos libremente sin tantas restricciones y podamos disfrutar como solíamos hacerlo.