Al momento de escribir esta columna con casi el 100% de las mesas escrutadas Gabriel Boric se impone en la primaria del Partido Comunista-Frente Amplio con más del 60% de los votos. Se abre así una crisis importante no sólo para el Partido Comunista que creía ganada esta elección, sino que también para esos sectores que se consideran anticapitalistas, pero fueron detrás de Daniel Jadue y el PC en dicha votación.
En la medida en que el PC buscó “soltar la calle”, llevar esa energía que se encontraba en la movilización hacia las urnas, los votos y la institucionalidad, se fortalecieron los sectores moderados de su propia coalición. Cada vez que se vacían más las calles gana fuerzas la moderación.
Pero tampoco hay que engañarse, Jadue y el PC no son radicalidad política. De hecho, durante toda la campaña buscaron moderar su discurso y dar señales hacia el “centro político”, a la vez que presentaron un programa directamente socialdemócrata, que no se proponía chocar con la propiedad de los grandes dueños del país ni enfrentar a los poderosos. Al contrario, su principal eje de financiamiento era una reforma tributaria bastante tímida. Muchas similitudes incluso con el programa de gobierno de la Nueva Mayoría, cuando el PC gobernó junto a la Concertación.
El período que se aproxima será convulsivo. Las demandas de octubre no están resueltas, la crisis económica, la pandemia y el gobierno de Piñera agravaron los sufrimientos y padecimientos de las grandes mayorías trabajadoras. Se abre un proceso constitucional lleno de dudas y críticas.
El gobierno que gane la segunda vuelta, sea Boric, Sichel, Provoste, o quién lo logre, la tendrá difícil y enfrentará un período de fricciones y crisis. Y ante ese escenario tenemos que enfrentarnos, sacando las lecciones de la presente votación.
Los resultados y este escenario abren un debate al interior de la izquierda ahora que Apruebo Dignidad y la alianza Frente Amplio con un debilitado PC estará dirigida por Boric, el rostro del infame Acuerdo por la Paz que entregó impunidad, el que votó en general a favor de la Ley Antibarricadas y que ha buscado permanentemente puentes con la ex Concertación.
Se reafirma la necesidad de una alternativa política diferente. Reafirmamos la necesidad de que de cara a la elección de noviembre y al proceso que se viene se levante un gran Frente anticapitalista, de las y los trabajadores, de independencia de clase, con un programa que se proponga acabar con el Chile de los 30 años, afectando las ganancias empresariales, y que esté a disposición de retomar el camino de la lucha, movilización y auto organización.
La invitación y el llamado es a todos esos sectores declarados anticapitalistas a reflexionar y sacar las lecciones correspondientes. Hubo importantes sectores de este espacio que entregaron su apoyo a Jadue, más o menos críticamente.
¿Hasta cuándo se seguirá siendo furgón de cola del reformismo? Cada vez que esto ocurre, se fortalecen las tendencias más moderadas y amarillas, esas que no dudan en rendirle pleitesía a sectores de la ex Concertación, buscar sus favores y encontrar la unidad con los neoliberales falsamente arrepentidos.
A toda esa izquierda que mira críticamente esta situación, que se declara anticapitalista, la invitamos a conversar: hoy se reafirma la necesidad de un camino propio, una alternativa independiente que con un programa anticapitalista y radical se proponga el fin del Chile empresarial de los 30 años y se presente como una alternativa ante la moderación del PC-Frente Amplio y su candidato Boric. Un programa que integre la nacionalización y expropiación de los recursos naturales, bajo gestión de sus trabajadores y comunidades, así como de las empresas estratégicas y de las energías; que incluya la devolución de las tierras ancestrales al pueblo mapuche y el derecho a la autodeterminación, entre otras medidas fundamentales como educación y salud gratuitas, públicas y de calidad.
Un frente que esté dispuesto a pelear por ese programa en las elecciones, pero también con la claridad de que sólo se conquistará fortaleciendo el camino de la lucha, la movilización y la auto organización, derrotando a la derecha, a los poderosos del país, y superando al reformismo, a la socialdemocracia y a los moderados que repiten viejas recetas condenadas al fracaso, tal cómo lo ha demostrado la historia.
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