El mes de junio fue el que más detenciones y rechazos de migrantes ha tenido en la última década según información de la CNN, pues además de las alarmantes cifras en cuanto a niños y niñas migrantes, un total de 55,805 personas fueron detenidas en la frontera norte, esto es 11,166 más que el mes pasado.
Esto en parte se explica, pues después de la toma de poder en el gobierno de EEUU por Joe Biden, quien había prometido se diferenciaría de las políticas antimigrantes de Trump -que en realidad son tradición tanto de demócratas como de republicanos- incrementó la cantidad de personas y sobre todo de menores de edad en búsqueda de asilo en el país del norte, producto de las expectativas en el nuevo gobierno estadounidense.
Según Amnistía Internacional, entre enero y junio, 50 mil niños y niñas habían cruzado la frontera hacia Estados Unidos, de estos el 80% busca encontrarse con su familia en dicho país y el 20% son mexicanos, de los cuales casi todos están siendo devueltos a México de manera inmediata al entrar al país.
AI explica que para estas deportaciones, el gobierno de EEUU ocupa indebidamente una ley contra la trata de personas además de la orden de salud “Título 42” inaugurada pro Trump y mantenida por Biden, que supuestamente es para prevenir los contagios de Covid, pero es ocupada para deportar migrantes, esto inclusive cuando los menores que solicitan asilo pueden vivir situaciones de riesgo en el territorio mexicano o en sus países de origen.
La política del gobierno mexicano, no es muy distinta. En 2019 fueron deportados el 90% de los niños y niñas centroamericanas que ingresaron en el país y en el 2020, fue el 70%. Aunque no hay cifras del año en curso, son conocidas las iniciativas para reforzar la militarización de la frontera norte y sur para “interceptar” a las y los migrantes. Según información de AI, en varias entidades del país, se continúa deportando hasta al 85% de menores centroamericanos que ingresan a México
Tras la reunión de López Obrador con Joe Biden, se realizaron dos acuerdos que intentaron presentarse como asuntos separados pero que a toda vista estaban condicionados, por un lado el envío de vacunas contra Covid 19 por parte de EEUU y por otro un refuerzo en las políticas de militarización en las fronteras sur y norte de México para controlar la migración.
Posteriormente, en la reunión que a inicios de junio mantuvo López Obrador con Kamala Harris, los mandatarios firmaron un acuerdo para compartir información y estrategias respecto a la migración y el manejo de las fronteras, además de "capacitación forense y desarrollo de capacidades a las fuerzas mexicanas de aplicación de la ley" por parte de EEUU, es decir, mayor cooperación -en realidad subordinación- para continuar garantizando a México como el muro y a las fuerzas armadas mexicanas como la guardia fronteriza de EEUU.
A partir de enero de este año, en México los niños y niñas migrantes detenidos deben ser canalizados a albergues de atención a la infancia en vez de a los centros de detención para migrantes, sin embargo, los menores continúan estando en condiciones de hacinamiento y exposición al contagio.
Como señalamos en esta nota “tan sólo en el año pasado, con el paso de los huracanes Eta e Iota, más de 1 millón 500 mil niños hondureños quedaron expuestos a los daños ocasionados por la devastación e inundaciones, dando un total de 3.5 millones de niños en hogares pobres y en pobreza extrema; en Guatemala hay 3.7 millones de niños, niñas y adolescentes en las mismas condiciones; mientras que en El Salvador 7 de cada 8 personas están en situación de pobreza o pobreza extrema.”
A pesar de la retórica progresista de los gobiernos de Biden y AMLO, las políticas antimigrantes se mantienen y Centroamérica y México continúan siendo el patio trasero de Estados Unidos con la aplicación de políticas dictadas por organismos como el FMI que profundizan las condiciones de violencia y miseria de las poblaciones, lo que las obliga a salir de sus países e ir en búsqueda del “sueño americano”, en lugar del cual se encuentran con deportaciones, detenciones, leyes anti inmigrantes y redes de trata coludidas con el ejército, de esta realidad no se escapan los y las niñas que huyen de sus países y deciden emprender solos y solas la travesía.
Es urgente que se garanticen plenos derechos y ciudadanía para todos los niños y las niñas así como para todos los migrantes en su paso por México, con derecho a trabajo formal y vivienda. Además, apremia la desmilitarización inmediata de la frontera norte y sur y la disolución de la Guardia Nacional, que reprime a los trabajadores nacionales y a los migrantes.
Solo la organización de los y las trabajadores y sectores populares de México y Centroamérica, junto a los de Estados Unidos, organizados y movilizados para poner un alto a las leyes antimigrantes así como a los planes imperialistas en la región, podrá garantizar mejores condiciones de vida para los y las migrantes y evitar que a tan corta edad los y las niñas se vean obligades a cruzar ríos, desiertos, campos y fronteras en busca de una vida más o menos digan. |