Andrea Barriga: Quiero empezar contando, de la misma forma que lo hago en el artículo, la experiencia que me movió a analizar críticamente todo lo que es la mirada decolonial. En un primer momento cuando me ofrecieron escribir una crítica a la visión que plantea Quijano, fui medio reticente a aceptar porque en ese momento aún consideraba que habían varias cosas rescatables, que se podían tomar del planteo que hacían los decoloniales en cuanto a la episteme moderna, a la modernidad, a poder interpretar, si se quiere, el pasado para tener una comprensión del presente en una visión distinta a las que venían siendo hegemónicas o a las que yo por lo menos tenía más acceso y con las que venía construyendo[...] Me puse a investigar a Quijano, rastreando los conceptos en sus escritos sobre qué era modernidad, de donde lo fundamentaban, cómo caracteriza la modernidad eurocentrada y cuál era la base de sus fundamentos. Quijano me parecía más sólido que Mignolo y consideraba que tenía más argumentos, y esa es la idea del artículo[1].
Esas proposiciones teóricas considero que están buenas, que permiten analizar las realidades y complejidades de cada realidad de forma específica y pareciera ser que esta corriente teórica que se propone así, podía llegar a darnos respuesta. Por eso, me puse a rastrear conceptos como el de colonialidad, el de racialidad, el de la episteme eurocentrada, para ver de donde ellos argumentaban, con quienes estaban discutiendo, cuáles eran las críticas que hacen. A medida que fui profundizando en el desarrollo del teórico, empecé a ver serios problemas y dificultades en lo que yo pretendía encontrar. Una de las cosas que, en un principio me había parecido algo positivo, era la idea de la interdisciplinariedad posible de trabajar el mismo problema de diferentes enfoques. Sin embargo, cuando indagué en las obras de Quijano encontré más bien una mezcolanza, de diferentes supuestos, de diferentes lugares, y la intención de abarcar por parte de los decoloniales, o al menos de Quijano, que es el centro de nuestro análisis. Querer abarcar tanto, que está bien porque es lo que las visiones amplias intentan comprender de la realidad, sin embargo había como cierta mezcla entre lo que es filosofía, saberes, ciencia. Había una búsqueda por un lado, de una cuestión identitaria, de la construcción histórica en América Latina. Por otro lado había una explicación, pero que no satisfacía lo que comúnmente se llama explicación-comprensión en las ciencias sociales y al mismo tiempo había una crítica a la episteme moderna eurocentrada en el sentido de plantear que todos aquellos saberes que no se consideraban académicos quedaban por fuera, porque no eran considerados válidos. Todo esto, mezclado de esta forma, realmente me pareció complejo porque para poder comprender bien algo, hay que separar para poder unir después en una teoría compleja. Entonces uno de los primeros inconvenientes fue esta confusión [...], por ejemplo, lo que es filosofía con ciencia, o reducir las discusiones que hay al confundir la ciencia con las nociones políticas que se han justificado en el nombre de la ciencia. Hay una mezcolanza que nos impide ver la complejidad que realmente tiene el análisis de la realidad.
Después otro gran problema que encontré es una especie de falsificación histórica. Porque muchas veces lo que hacen los decoloniales, como también Dussel, es plantear fechas inaugurales, como por ejemplo el siglo XV o el año 1492, como el inicio de un montón de estructuraciones sociales que se dan, pero que en realidad es más complejo. No se puede poner la misma fecha como inicio para todo porque no corresponde con los hechos históricos. Acá no hay un problema de interpretación, sino de la "descripción" de los datos. Cuando plantean, por ejemplo, el tema del nuevo patrón de poder, esta colonialidad-modernidad, que surge con el capitalismo y la visión eurocentrada, todo en el siglo XV es problemático. Históricamente es problemático. ¿Por qué? Porque, primero, el capitalismo como sistema económico que tiene una forma de funcionamiento no tiene sus inicios en el siglo XV. Entonces si planteamos que inicia en ese siglo, es un error histórico básicamente. Lo mismo que el tema de la visión eurocéntrica, o esta cuestión del eurocentrismo de Europa. En el siglo XV Europa no se consideraba ni a sí misma como tal.
Esto ocurre más adelante, en el siglo XVII. El problema que tiene el decolonialismo es justamente que no está respetando los hechos, entonces es una especie de mitología la que se genera, al pensar que en 1492, o el siglo XV, como esa fecha en la que ocurren cambios tan drásticos que van a marcar todo lo que es la actualidad y de nuestras realidades a nivel mundial. Estos errores históricos son muy frecuentes y problemáticos, el hecho de falsear el hecho fáctico, porque uno puede analizar el hecho fáctico y tener muchas interpretaciones al respecto y eso está bien. Ahora, no podemos falsear el hecho fáctico.
Esto viene de la mano con, entiendo yo al menos, toda la influencia no aceptada que los decoloniales tienen del posmodernismo y la importancia que esta corriente le da al lenguaje entendido en su amplia variedad. Por eso también entiendo por qué los decoloniales tienen tanto interés en plantear permanentemente nuevos neologismos, ya que supuestamente cambiar la forma de percibir el mundo hace cambiar la realidad. Tiene mucho de posmodernismo, ese post estructuralismo lingüístico que ha sido importante en Europa y se ha trasladado a Estados Unidos.
Todo esto es parte de los problemas que veo como macro. Cuando uno habla de la modernidad eurocentrada como un todo, desde el siglo XV hasta la actualidad nos estamos perdiendo muchas cosas, porque no hay un único discurso, una única forma de concebir la ciencia, no hay una única forma de pensar la filosofía, ni tampoco hay un solo sistema filosófico en Europa [...]. La ciencia, principalmente las ciencias sociales, han sido utilizadas muchas veces para legitimar ciertas políticas que han sido nefastas a lo largo de las históricas, como el Eurocentrismo sirvió para el Imperialismo, ahora bien la ciencia en si, no es ni buena ni mala, sino el punto es cómo se utiliza el discurso científico para legitimar que cosa, y eso ya no tiene que ver con la ciencia, sino que con el uso político que se le da, esa diferenciación a mi me parece que es sustancial, porque sino perdemos una herramienta de análisis muy importante como es el conocimiento científico porque criticamos la utilización política de la que de él se deriva. Entonces nos debemos como sociedad, es más bien una discusión ética y moral, respecto a cuáles son aquellos valores que van guiar el conocimiento científico, creo que ahí el punto es que el conocimiento científico está guiado por los valores del consumo, de la competencia, por los valores de la ganancia, es decir, por los valores que impone el sistema capitalista en su conjunto, y tenemos un problema que no es de la ciencia en sí.
Es muy amplio el tema de los decoloniales y Quijano en particular, porque justamente intenta abarcar mucho dentro de su explicación, dentro de sus análisis, entonces voy a ir sintetizando en las categorías específicas de Quijano. Una de las categorías tiene todos estos problemas que vengo mencionando y que es muy importante para la construcción del pensamiento decolonial y que la han tomado muchos otros pensadores de esta corriente es la de racialidad. Racialidad lo toma Quijano y realmente plantea de que la idea de raza surge cuando llegan los españoles a américa, a partir de ahí nace la raza como idea, esto es un problema porque justamente es uno de los conceptos que no condice con los hechos históricos, porque uno puede hacer historia del pensamiento y también hay formas de concebir, en este momento, como se veía la humanidad. Esto no implica decir que los españoles cuando llegaron "se portaron bien", o no hubo intentos de exterminacion en algunos casos, o ejercer dominacion hacia los pueblos que habitaban orignalmente, eso es indiscutible, el punto es no podemos, por ejemplo hablar de idea de raza en un siglo cuando todavia no existia, no se hablaba, no se pensaba asi la sociedad, porque la idea de raza surje recien mas adelante y va a tener que ver con toda la vision evolucionista que va a dar lugar al pensamiento cientifico del evolucionismo que justifica la esclavitud, la idea de raza y justamente va a llegar a America y va a ser un discurso que justifique Pero para el siglo XV, XVI en realidad, si tenemos en cuenta que Colón llega en 1492 y las transformaciones que se dan tanto en América como en Europa en este ir y venir van a ser en el siglo XVI. Las estructuras sociales que los españoles imponen acá y generan una dominación hacia los pobladores de este continente, tienen que ver con otras instituciones históricas que estaban funcionando en ese momento en lo que hoy conocemos como Europa. Que tenían que ver con una sociedad que se estaba transformando, con una sociedad en la que el poder combinándodose para llegar a esos absolutismos que van a surgir a partir del siglo XVI y XVII con sus reinos delimitados y muy distintos a lo que conocemos hoy en la actualidad.
Entonces hablar como lo hace Anibal Quijano de esta colonialidad, esta episteme como si fuera un bloque desde el siglo XV hasta la actualidad es perderse un montón de cosas, al menos en una teoría que pretende ser científica explicativa, porque hay una pretensión de cientificidad en el discurso decolonial por más que ellos reniegan de eso, pero lo hay. La verdad es que están faltando en varias cuestiones básicas como para que sea un conocimiento científico como estas pruebas empíricas que nos dan una certeza mayor para lograr comprender cómo llegamos hasta acá, hacer un análisis de la realidad lo suficientemente complejo, pero también intentar, que es lo que buscan los decoloniales, pensar en un cambio hacia adelante. Ahora tenemos que romper ese análisis teológico, considerar que la historia va hacia un fin o que necesariamente fue de una manera determinada y no podía ser de otra manera. Cuando uno estudia historia y ve la complejidad que hay en el análisis y en cómo a través de la imposición y las luchas se va dando la conformación de las instituciones que actualmente tenemos, puede ver que las cosas podrían haber sido de otra manera y también tener herramientas para cambiar el presente, si nosotros simplificamos ese pasado de una forma tan abismal y abrupta como hacen los decoloniales en general, posiblemente no podamos comprender la complejidad del presente en el que vivimos y se nos dificulta mucho pensar cambios a futuros estructurales y ese es un de los errores que ellos cometen y es el hecho de que analizando toda una dominación estructural a partir de la racialidad, a partir del capitalismo y demas como ellos lo plantean y es una salida individual y la deconstrucción de cada uno, a partir de deconstruir lo colonial y etc. Esto es complejo, porque si pensamos que estamos en un sistema de dominación, más allá de que ellos ponen el énfasis en la racialidad por otras formas de dominación, pero inclusive así, una salida individual se complejiza, sabemos que si no es una salida en conjunto es muy difícil poder transformar el sistema.
Tomás Giusti: En principio quiero destacar algo que veo como una virtud del artículo de Andrea, ella hace la diferencia entre los usos y las interpretaciones que se le pueden dar a una teoría o la teoría en sí misma, es decir los problemas de interpretación de una teoría, no son necesariamente, problemas de la teoría misma. Esto me parece una virtud porque ella no se queda en ese límite, es decir, sobre la cuestión política que se le puede dar a una teoría, sino que profundiza y va un poco más allá, indaga sobre los problemas fundamentales de la teoría decolonial, en este caso de Anibal Quijano, en relación a sus hipótesis, sus supuestos, sus premisas y las conceptualizaciones que hace. Si bien desde un nivel metodológico y analítico se puede diferenciar la teoría de la práctica (los usos políticos) y esto nos permite una mayor profundización y una mayor crítica, como lo logra Andrea en su artículo. Sin embargo, desde una perspectiva marxista la relación entre los postulados teóricos y los usos políticos es una relación indivisible, ya que toda teoría está atravesada por una mediación práctica y más aún, si las teorías, en sus formulaciones, hablan de la transformación de la sociedad.
Lo importante y enriquecedor del artículo de Andrea está en el rastreo de los conceptos nodales de la teoría decolonial, en principio menciona la cuestión de la modernidad que está desarrollada en Mignolo, después la colonialidad y particularmente la racialidad en Quijano. Uno puede abordar el desarrollo del pensamiento de un autor de forma cronológica, es decir, tomar los inicios de sus escritos y culminar con los últimos, y ver la "evolución" de su pensamiento, por decirlo de alguna forma, pero a mi me parece más enriquecedor el método que optó Andrea que es ir a estos conceptos nodales y luego hacer un rastreo minucioso para ver qué relaciones guarda, que contradicciones, que las señala muy bien en el artículo, y que problemas, en este caso particular, las contradicciones historiográficas que presentan los planteos de Quijano.
Por otro lado, con respecto a la racialidad, que es muy importante en el planteo de Quijano, me parece que es interesante en el sentido de que se plantea como una novedad, como que la incorporacion del factor racial es algo novedoso en el planteo de Quijano, cuando en realidad sabemos, si investigamos, sobre los marxistas negros que han escrito previo a Quijano sobre la cuestion de la racialidad y no con un enfoque unicamente en america, sino que tambien pensaban en Africa, por ejemplo Fannon -que ya fue muy citado en este seminario- tambien me refiero a Cedric Robinson, el cual el sociologo Ramon Grosfoguel - que tiene una honestidad intelectual de la cual carece Quijano- reconoce en un articulo que se llama "Negros maxistas o marxismos negros" ahi ya asume que Robinson, con el concepto de "capitalismo racial" introduce el factor racial previo a la colonialidad de poder.
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También hay una cuestión de contenido, que Andrea ya adelanto y desarrollo sobre cómo define la racialidad Quijano, más allá de las cuestiones históricas que presenta sus problemas y contradicciones, hay un problema que es más conceptual, literalmente Quijano define a la racialidad o al racismo como una categoría mental, es decir que opera sobre el orden de lo simbólico, en el orden de la ideología, en el plano de la conciencia, que en un sentido es cierto, pero quitarle el peso, o el enfoque a la relación que guarda la racialidad y el racismo con el capitalismo y sus relaciones concretas, osea sus relaciones materiales, es un problema conceptual, porque la cuestión de la racialidad abono o sirvió como justificación históricamente, a la explotacion, acumulacion y expansion del capital, es un proceso que históricamente que se dio en África y también en América [2].
Hay una frase de Andrea, que es corta, pero me parece que es muy contundente, que tiene mucho poder y contenido "Quijano pareciera querer sustituir un universalismo por otro, acusando a todo aquel que no lo comparte de eurocéntrico, de estar colonizado, con lo que el diálogo es imposible de establecer". Aquí, yo me quiero detener en la cuestión del diálogo, porque cuando leí este fragmento me recordó una anécdota que viví en el ámbito académico, en una jornada de sociología de la UBA. Un compañero que adhería a la teoría decolonial, a nosotros, los que nos consideramos marxistas, nos acusaba de dogmaticos, de sacralizar la palabra de Marx y Engels y de no dejar lugar a la heterodoxia, a la diversidad, a una mirada crítica y coyuntural, con esa serie de neologismos que invocan los teóricos decoloniales para poder reducir y limitar cualquier cuerpo teórico que pueda abonar con algún aporte, en términos de capacidad explicativa, a los fenómenos sociales. Osea en ese ejercicio de omisión y descalificación de que si la teoría proviene, no sólo el marxismo sino otra teoría que provenga de Europa, de ese “saber colonial” y eurocéntrico, por lo tanto, no es útil o no nos sirve para poder explicar la realidad que nos incumbe a latinoamérica, y en este ejercicio de descalificación es que recuerdo que el compañero decolonial cita a Mariátegui "La heterodoxia es la salud del dogma" o mejor dicho, utilizó un término para bajar el tono a la palabra dogma, "La heterodoxia es la salud de la matriz de pensamiento", sosteniendo la teoría decolonial es una matriz de pensamiento que recupera diferentes vertientes, diferentes corrientes de pensamiento, lo que podemos llamar la "caja de herramientas", y acá me parece paradójico con respecto al elemento del diálogo, ya que los decoloniales dicen ser abanderados de la heterodoxia cuando en realidad, al llevar adelante esa delimitación de todo lo que provenga de Europa, y como comentaba Andrea, al no reconocer la heterogeneidad y las disidencias que puede presentar todo el continente Europeo, es así que la limitación de la heterodoxia la realiza la misma teoría decolonial, no deja que la heterodoxia haga su trabajo, limitan su espíritu.
Ulices Candia: Por mi parte, quería hacer dos comentarios sobre el artículo de Andrea. Uno a modo de valoración del artículo y otro como un pequeño matiz para agregar al debate. En primer lugar, la cuestión del valor que tiene este texto para el diálogo crítico con el decolonialismo me parece que es muy importante. ¿Por qué? Un poco en el sentido que decía Tomás anteriormente: hay un problema de que a la hora de discutir, problematizar, criticar el pensamiento decolonial se mezcla un plano moral y político con el teórico y analítico. Porque claramente el decolonialismo aborda un problema muy legítimo y con mucha importancia, sobre todo para América Latina, que es el del colonialismo y sus consecuencias históricas, en esto que plantean como la colonialidad del saber y del poder. Es un problema que como ya sabemos se ha abordado históricamente desde muchos puntos de vista y no sólo en Latinoamérica (el problema del imperialismo en Lenin, por ejemplo, y han citado otros autores recién que han tomado la cuestión de la racialidad íntimamente ligada). Y yo creo que ése es el fuerte del decolonialismo, el tematizar el problema colonial es su mayor atractivo hacia sus escritos para quienes nos encontramos en la academia e incluso en la militancia. Pero, como bien plantea Ariel Petruccelli en uno de los anteriores encuentros de este Seminario, no es lo mismo tematizar un problema que la manera en la cual se aborda dicho problema.
Esta tematización que realizan los decoloniales es plenamente legítima pero su forma de abordar, su método, cae por los errores que señala Andrea en su artículo y ahora en su presentación. Dando cuenta de errores empíricos que pueden llegar a ser hasta falsificaciones históricas, falta de conceptualización clara que obligue a divagar en diferentes textos para encontrar cuál es el concepto concreto con el que se está discutiendo, reiteradas simplificaciones y generalizaciones de corrientes que hacen nombrar como una episteme moderna y eurocentrada a una serie de corrientes muy diferentes. Andrea en su artículo muestra cómo tanto el racionalismo filosófico de Descartes como el empirismo de Hume (enemigos a muerte), o Kant, el marxismo, Nietzsche, el idealismo alemán de Hegel, Fichte, etc., quedan amalgamados en una misma episteme que aparece como homogénea pero es una generalización problemática. Entonces, retomando, me parece ahí hay un problema a la hora de discutir porque se confunden los planos y surge lo que planteaba Tomas: una defensa de la corriente decolonial como si se estuviera atacando al problema mismo, y no a la forma de abordarlo.
Además, hay otra cuestión que aborda también Andrea que es el problema de que los textos decoloniales toman una forma, o un discurso, casi identitario. Y acá quiero citar a Andrea por cómo lo plantea. Ella dice: “la historia del territorio hoy conocido como Patagonia no es indiferente a mi reconstrucción identitaria y creí que la propuesta decolonial me permitía darle un nuevo giro a esa búsqueda” [3]. Ahí vemos cómo se mezclaba el análisis y la búsqueda de conocimientos para problematizar las relaciones de dominación en las que vivimos con una búsqueda más bien identitaria y un arraigamiento a esa teoría, que terminaba generando una barrera a la crítica. Hay otra buena cita que sobre esto es muy ilustrativa:
"Recuerdo que, cuando sin tener mi conocimiento actual sobre estos temas, discutía con personas que criticaban el planteamiento de Quijano, yo resolvía la discusión muy fácilmente. Convencida, como estaba, de que el autor sabía de lo que escribía, acusaba a mi interlocutor de que su falta de empatía, de comprensión del planteamiento, era por causa de su colonización epistémica." [4]
Entonces, creo que el valor agregado que tiene el artículo de Andrea -además de su estudio riguroso, sistemático y honesto de los autores (Mignolo y Quijano), buscando hasta rescatar lo mejor que se pueda rescatar-, es que realiza una crítica partiendo de su experiencia personal. Algo que está muy bueno para ofrecer este texto a muchas personas que están en esa barrera o no apertura al diálogo y la crítica. Nosotrxs, desde el Dossier Ideas desde la Universidad, venimos viendo esta serie de problemas en el decolonialismo, tanto teóricos como a la hora de discutir, y encontrar el texto de Andrea me pareció muy provechoso y por eso hicimos una entrevista y demás. Porque también veo un problema que haya sólo críticas destructivas, que sólo enfrentan sin ver esa barrera a la crítica, y el texto lo resuelve de una manera muy interesante y desde la experiencia personal. En ese sentido me parece un artículo muy recomendable.
En segundo lugar quería hacer un matiz, una crítica. Pero no del contenido mismo del texto sino más bien de algo que me parece que le faltaría, por eso creo que también es un matiz discutible. Y es sobre el aspecto teórico-político. Andrea dice: “no se puede juzgar una teoría por los usos políticos que se hacen de ella”, y recién Tomás retomaba esa frase. Me parece acertada. De hecho esta misma idea de juzgar una teoría por sus usos es la base por la cual se ha criticado al marxismo, y actualmente muchos teóricos y teóricas lo siguen haciendo, a partir de la identificación del marxismo con el stalinismo. Tirando todo por la basura sin ir a las fuentes ni discutir con los elementos teóricos, sino discutiendo con las vulgarizaciones y los usos stalinistas que decantaron en Estados Obreros burocratizados. Que más que un uso de la teoría allí se trata de una deformación de la misma acorde a sus necesidades.
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Pero, y si bien una de las definiciones correctas que hace Andrea sobre que la ciencia estudia lo que es y no necesariamente debe prescribir sobre lo que debe ser, veo que en la opción decolonial -además de un plano que se puede pensar como científico-, hay un carácter de “teoría crítica”. O sea, una pretensión del decolonialismo de generar un estudio sobre lo que es pero en función de pensar las vías del cambio social, de la emancipación. Y ahí es donde aparece la cuestión de la nueva episteme que rompa con esta episteme moderna y eurocentrada que cuestiona Quijano como uno de los elementos centrales de la colonialidad. Entonces esta crítica del decolonialismo es teórica pero también es política, y tiene esta solución a su problema. Y ahí veo una contradicción en el plano teórico con una fuerte consecuencia política: se estudia un proceso social, histórico y material, y sobre todo en Quijano que me parece el más materialista de los decoloniales, analizando la racialidad en la conformación de las relaciones de este sistema-mundo moderno y eurocentrado, pero su solución es más bien de carácter espiritual, mental, de construcción de una nueva forma de saber. Y esto se repite en muchos autores decoloniales. Citemos rápido: en la compilación del año 2000, “Colonialidad del saber. Eurocentrismo y ciencias sociales”, que es una de las primeras y más importantes compilaciones de autores decoloniales, allí Edgardo Lander en uno de los artículos plantea esta misma necesidad de crear un nuevo conocimiento. También allí Castro Gómez analiza el rol del Estado y diferentes dispositivos en la conformación de Latinoamérica, y su solución también es una lucha por la construcción de nuevas formas de pensar, etc.
La teoría decolonial surge como una alternativa al marxismo, al marxismo en su forma más vulgar y economicista, a lo que se ha hecho del marxismo desde el stalinismo u otras corrientes, y lo busca superar pero termina más bien invirtiéndolo y retomando elementos de un idealismo que ya se ha criticado largamente y resulta muy problemático. Veamos un ejemplo concreto en la historia reciente que comprueba el límite de transformar una sociedad culturalmente sin transformarla materialmente, en sus relaciones concretas. En Bolivia, luego de muchos años de reformas en el plano cultural e institucional, incluso con una Constitución Plurinacional, tuvo un golpe de Estado profundamente racista, oligárquico y ligado al imperialismo estadounidense, desarmando parte de esas conquistas. Que luego con la movilización, no del MAS ni sus organizaciones, sino del pueblo de conjunto, hizo encontrar ciertos límites en la experiencia golpista. En última instancia a lo que voy es que lo simbólico, tarde o temprano y sobre todo el capitalismo con sus crisis cíclicas, se rinde ante lo real. Y en ese aspecto creo que se puede criticar la opción decolonial y solución teórica al problema político de la dominación y la colonialidad.
Además puede pasar esto que decía Andrea, de que puede terminar en una vía, o estrategia digamos, individual. De transformación individual. Y acá nuevamente quiero citar a Andrea: “la opción decolonial me permitía justificar mi preferencia por aprender mapudugun y mi negación al inglés. Aprender mapudugun me acercaba a la cosmovisión mapuche, y me ayudaba a ‘descolonizar mi ser ’’ [5]. Este es otro de los elementos atrayentes del decolonialismo porque lo podemos practicar individualmente. Pero, y usando la frase que retoma Andrea de que lo sólido se desvanece en el aire -por el desvanecimiento que logra hacer en su artículo a través de discutir las categorías y analizar el sistema de conceptualización de Quijano-, aparece también en otro plano en los últimos años, con las grandes crisis económicas desde el 2008 y ahora más con la pandemia, donde las estrategias o las soluciones de transformación epistémica encuentran sus límites.
Andrea Barriga: Para ampliar en este punto de encuentro con los aportes que han hecho: por ahí ver cómo se reiteran cosas en la lectura que hacen del artículo y de la teoría decolonial. Por ejemplo cuando Tomás habla de la racialidad poniendo el énfasis en esto de sacarle la materialidad y donde la racialidad pasa a ser una forma de comprensión, de conocimiento. Como que hay esto de sacarle la materialidad a los conceptos y resulta interesante para pensarlo de esa forma. Recordaba algo que había leído, justamente en estos días, en el otro libro que estamos compartiendo este espacio del Seminario, en un pasaje que decía “nos encantaría saber que en la filosofía griega tenemos algún descendiente negro. Ahora, ¿influiría esto en algo de la dominación que se sigue sosteniendo sobre la raza negra?” Es decir, cambiar muchas veces la concepción o la forma de conocer no necesariamente, y la historia nos lo ha demostrado, tiene que ver con cambiar la materialidad de las cosas.
Y Ulices retomaba este punto, yo comparto que Quijano cuando hace un análisis de la realidad analiza la materialidad de la dominación, en este caso la racialidad uno de sus puntos fuertes, y la salida que se plantea hacia este sistema de dominación es crear una nueva episteme. Nuevamente se pone el énfasis en el conocimiento. Y el conocimiento es una forma de enunciado. Al menos el conocimiento científico. Y en realidad todo conocimiento pasa por la forma de enunciar que tenemos. En este punto hace días que vengo reflexionando de que esta influencia, esta sobredeterminación lingüística que estamos teniendo como sociedad en tiempos en donde todo pasa por la virtualidad, es para analizar porque se parece mucho a ese idealismo alemán hegeliano. Donde si cambiamos la concepción, si pensamos ser, entonces cambia la realidad. Y justamente el marxismo lo que propone es que la realidad hay que transformarla. Es complejo ver cómo se puede transformar la realidad si sólo transformamos la forma de enunciación sobre ella. Me acordaba que en el Medioevo a ese poder de la palabra se le denominaba “magia” y ahora es como algo parecido. Si cambiamos la forma de concebirlo cambia la realidad. Es compleja la separación que se hace y quizá sin quererlo esta realidad es una concepción de la realidad. Otro punto también para discutir.
Por último y para cerrar, pensando en esto de la ciencia y el anti-cientificismo moderno y eurocéntrico que muchos decoloniales plantean, se me viene a la cabeza lo que estamos viviendo en esta pandemia. Muchas personas y muchas y muchos de aquellos pensadores y pensadoras que critican a la ciencia o que venían haciendo una crítica a la ciencia eurocentrada, etc., cuando ocurre la pandemia no dudan en acudir a esa ciencia para saber qué hay que hacer. De hecho se dejan arrastrar de la forma más ingenua y sin profundizar. Vuelve a pasar lo mismo de justificar ciertas políticas en nombre de un conocimiento científico pero que en realidad hay que ver qué nos está diciendo la ciencia respecto a la pandemia y cómo se está actuando en consecuencia. Entonces se vuelve a mezclar la ciencia con el hacer o con decisiones políticas y creo que eso no ayuda a lo que justamente queremos rescatar: que cada espacio tiene su propio campo de acción. Al menos así lo percibo yo.
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[1] Andrea Barriga (2021). “Aníbal Quijano y la colonialidad del poder”. En: De la Garza Toledo, Enrique (Coord) (2021). Crítica a la razón neocolonial. Buenos Aires: CLACSO.
[2] Es necesario aclarar la complejidad y particularidad histórica que asume la expansión del capital en ambos continentes, sin embargo, sin necesidad de entrar en esa profundización, la crítica hacia Quijano gira en torno a su pretensión de “todo nace en América” ya que en realidad la relación colonialidad-racialidad no tiene un origen mestizo únicamente o es una idea original de Quijano. Como tambien es reduccionista pensar que las categorias identitarias de lo europeo y no europeo (negro-mestizo-blanco) ordenan y regulan la vida social a partir de la conquista de America.
[3] Op. cit., p. 104.
[4] Op. cit., p. 131.
[5] Op. cit., p. 103. |