Las posibilidades de acceder a una obra social y licencias laborales por enfermedad del cónyuge, adoptar y no perder nada de lo construido y obtenido en pareja eran algunas de las principales demandas a conquistar a través de la sanción del matrimonio igualitario. Así fue como Argentina se transformó en uno de los países vanguardia a nivel internacional en legislación que contempla a la diversidad sexual, siendo el primero en legalizar este derecho en toda Latinoamérica.
El debate
En vísperas de la sanción del proyecto de ley fueron miles las personas que se concentraron en las principales plazas del país, evidenciando una ferviente crítica de amplios sectores de la sociedad contra la homolesbotransfobia y la desigualdad que vive cotidianamente la diversidad sexual. Una muestra de repudio similar atravesó el país hace un mes, cuando millares tomaron las calles contra los femicidios y la violencia hacia las mujeres.
En ese momento también resonaron las voces de los sectores más conservadores de la sociedad, encabezados por la Iglesia y Bergoglio, que llamó a una “guerra de Dios” contra el proyecto de ley, y por personajes como Cynthia Hotton o Liliana Negre de Alonso. La “moral y las buenas costumbres” habían sido puestas en jaque.
En estos cinco años fueron más de 10 mil las parejas no heterosexuales que contrajeron matrimonio en todo el país. Sin embargo, esa no sería la principal huella que dejó este debate que atravesó toda la sociedad, las organizaciones de la diversidad sexual, el gobierno, los partidos políticos y la Iglesia; sino el hecho de que hoy un sector de la sociedad puede vivir su sexualidad e identidad de género con una relativa mayor libertad. Es común en las ciudades capitales ver dos chicos de la mano o adolescentes con pulseras multicolores en las escuelas, así como también la inclusión en la televisión de personajes LGBTI.
La realidad hoy
Aun así, apenas fue ungido Francisco como papa, el militante del PRO Pedro Robledo se hizo conocido por recibir una golpiza al grito de "el Papa es argentino, no pueden haber putos argentinos”. Hace unas semanas en Buenos Aires jóvenes secundarios del conurbano se manifestaban contra la homolesbotransfobia que sufren en su vida cotidiana. La policía continúa llevando adelante razzias y hostigamientos a LGBTIs, como el caso reciente de Michelle Mendoza, activista trans de Rosario, quien fue detenida y golpeada por las fuerzas policiales santafesinas.
Estos ejemplos evidencian que la igualdad conquistada ante la ley dista mucho de la vida real de la diversidad sexual. Tal es así que a casi más de 3 años de la sanción de la ley de Identidad de Género las personas trans siguen tener acceso al trabajo a causa de la discriminación, teniendo que acudir a la prostitución para sobrevivir, así como les es negado también el acceso a la educación y a la salud.
La conquista del matrimonio igualitario fue el resultado de años de lucha del activismo de la diversidad sexual contra las instituciones y los sectores más conservadores de la sociedad. El kirchnerismo pretendió arrogársela como propia, transformándola en uno de los pilares del relato. Sin embargo, la falsedad de este relato se evidencia en la excelente relación entre el gobierno nacional y la Iglesia Católica, la principal institución en fomentar la homolesbotransfobia y que aún hoy es sostenida económicamente por el Estado. También se manifiesta en los millones de pesos en subsidios a escuelas privadas religiosas, mientras la educación pública es vaciada a nivel nacional y la ley de educación sexual integral no se aplica en la mayoría de las escuelas del país.
Perspectivas
Con el recambio presidencial el próximo diciembre, resurge nuevamente el debate sobre las demandas pendientes de la diversidad sexual. Cristina eligió a Scioli para “continuar el proyecto”, quien de cara a la votación del matrimonio igualitario sostuvo: "la definición de matrimonio la vinculo a familia, matrimonio, a la unión hombre-mujer". Por su parte, Macri tiene de compañera de fórmula presidencial a Gabriela Michetti, quien directamente votó en contra del proyecto de ley.
Tanto Scioli, Macri y Massa no solo comparten en su haber ser hijos políticos del ex-presidente Menem, sino también los estrechos lazos que mantienen con la Iglesia Católica, la misma que consideró hace unos meses una derrota para la humanidad al matrimonio igualitario en Irlanda.
Cualquiera de estas tres variantes apuntan a profundizar el modelo de la excelente relación entre el Estado y la Iglesia, y de la política de mano dura de la policía que acosa y hostiga a las personas LGBTI y a la juventud. Es dentro de este panorama donde el Matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de género son un gran piso conquistado por la diversidad sexual para continuar la pelea contra la represión y el acoso policiales, por el acceso al trabajo, la educación y la salud para las personas trans, la separación de la Iglesia del Estado, el aborto legal, seguro y gratuito, y que en todos los colegios se implemente una educación sexual no reproductiva y en función del deseo.
*Pre-candidata a Diputada en CABA por la lista 1A “Renovar y fortalecer el Frente” |