Para partir es necesario hacerse la siguiente pregunta, ¿necesitamos realmente a los mercaderes de los derechos sociales? ¿a caso no ha quedado demostrado una y otra vez que el problema justamente es la mercantilización de nuestros derechos? (vivienda, salud, educación, transporte, servicios básicos). Lo cual ha provocado que los derechos prometidos por la ex concertación y la derecha se hayan transformado en privilegios para una casta pequeña pero que concentra la enorme cantidad de riqueza producida por los y las trabajadoras del país, lo cual es una de las causas centrales que se transformó en descontento popular y que luego detonó la rebelión.
Pero claro Javiera Martínez, plantea, que es una necesidad la presencia del privado para salir adelante pero “con mayor regulación”, osea ni siquiera cumplirán con su sueño de convertir pacíficamente el Estado capitalista chileno, en un “Estado social de derechos”como les encanta decir a la izquierda reformista, sino que se limitarán, como buenos herederos del legado de Aylwin a otorgar ciertas concesiones “a la medida de lo posible”. Frases para el bronce en la centro izquierda que representa Boric, hay para regodearse en la historia nacional reciente, y de eso ya hemos tenido mucho y aunque muchos estén empecinados en retornar a la “democracia de los acuerdos”, habemos miles también que no nos comemos sus farsas. Y si de farsas se trata, Boric es uno de sus mejores ejemplares.
Seamos claros, para dispersar la bomba de humo de la demagogia del FA y el PC, es imposible poder garantizar los derechos democráticos que prometen Boric, Jadue y sus socios de “apruebo dignidad”, sin afectar la propiedad de los grandes propietarios, es imposible conquistar derechos democráticos básicos como los antes mencionados, sin acabar con su privatización. Pero de vuelta dicen que lo harán con la reforma tributaria que en 8 años, si 8 años, podrá recaudar 8 puntos del PIB y además sin ningún tipo de complejo, la jefa programática de Boric plantea que recurrirán a endeudar el país para financiar sus proyectos, lo cual no es más que otra atadura y subordinación al capital trasnacional, nada mas alejado a su propia propuesta, un “Estado social de derechos”. Ante eso Javiera Martinez planteó en la prensa que “se entiende que las reformas tributarias causan estrés en los mercados. Por eso, es clave entregar certezas de lo que vamos a hacer, para que esa información la integre el mercado”.
Si, parece muy seria su preocupación por el “estrés de los mercados”, que en el fondo es el estrés de los capitalistas provocado por no querer perder nada de su riqueza, pero qué pasa con el estrés de las familias obreras que en la quincena ya se quedan sin sueldo, ¿qué pasa con el estrés de las mujeres trabajadoras y madres solteras que no tienen plata para seguir pagando las mensualidades del colegio?, ¿qué pasa con el estrés de los estudiantes endeudados con la banca que temen a ser embargados si no pueden pagar? Pero calma, para ese estrés, Boric tiene una gran “respuesta programática”: esperen 8 años (¡!) Queda claro a quienes ponen primero en la fila.
Por eso hoy es más necesario que nunca, levantar una alternativa clara de la izquierda revolucionaria, tanto en el terreno electoral como en el de la lucha en las calles, poblaciones y lugares de trabajo. Boric y Jadue levantan hipócritamente las banderas de la rebelión, pero para luego meterselas al bolsillo, por eso es necesario un agrupamiento, un frente de la izquierda anticapitalista, para no bajar las banderas y dar una lucha consecuente por conquistarlas.
Las demandas y perspectivas de la rebelión aún no están resueltas y este camino al que nos quieren llevar las fuerzas del “acuerdo por la paz” (de la UFI al FA), van en la dirección contraria, son un boleto de ida para perpetuar con una impronta “democrática” los 30 años. No podemos dejar que esto ocurra ante nuestras narices, todas las fuerzas que rechazaron el acuerdo por la paz en las calles y que hoy luchan por un horizonte de transformaciones profundas que realmente afecte la propiedad y las ganancias millonarias de los grandes magnates, tienen de mínima la obligación de sentarse a dialogar y perspectivar las luchas venideras con unidad y con propuestas claras. |