A los 88 años "se fue de gira para siempre" el autor del segundo gol que tanto Uruguay como Brasil recordarán eternamente: el 2 a 1 del "Maracanazo" con el que Uruguay dió la vuelta olímpica del Mundial 1950 ante un estadio enmudecido. El mundo del fútbol no lo olvidará nunca.
Pocos encuentros en la historia del fútbol mundial dieron tanto que hablar: la final del Mundial de 1950 disputado en Brasil tuvo todos los condimentos para superar a la ficción de las mejores películas con temática deportiva. Es que aquel equipo de Brasil era el candidato indiscutido, nadie dudaba de que alzaría la Copa "Jules Rimet" (aquella que obtenía el campeón del mundo a nivel selecciones). El equipo local llegaba invicto mientras que la selección "celeste" llegó con sacrificio, a pura lucha. Los diarios se apresuraron a imprimir los titulares de lo que daban por hecho: "Brasil campeón mundial 1950". Era un año electoral y uno de los candidatos a la intendencia de Río de Janeiro se tomó el atrevimiento de saludar "a los campeones" por los altoparlantes del Maracaná antes de que empiece el partido.
El marcador lo abrió el gol de Friaca apenas comenzado el segundo tiempo; a Brasil el empate le alcanzaba para campeonar (era un sistema de grupos entre los 4 mejor clasificados) y con ese gol iba 1 a 0 arriba. Pero...
Nació la leyenda de la garra charrúa, con la voz de mando del "negro jefe" Obdulio Varela que arengó todo el tiempo a sus compañeros en ese escenario tan adverso, pero también el duende de Ghiggia. Obra de una jugada de Alcides llegó el empate: se escapó por la punta derecha con gambeta incluída, le cedió un centro atrás a Schiaffino para que clavara un bombazo. Iban 24 minutos y el 1 a 1 todavía le daba el título a la "verdeamarelha".
Diez minutos más tarde, el gol que ubicaría a Ghiggia en el olimpo de los consagrados y a aquel Uruguay ´50 entre los grandes equipos de leyenda, no tanto por su juego sino por su temple para conquistar semejante hazaña.
Con la velocidad que lo caracterizaba, Ghiggia volvió a escapar por la punta derecha y metió una diagonal. Toda la defensa brasilera y el arquero Barbosa seguramente esperaban otro centro atrás (cualquiera que haya jugado al fútbol alguna vez esperaría lo mismo). Pero el delantero remató potente al primer palo. No le dio tiempo de reacción a nadie. Ya era 2 a 1, Brasil estaba sentenciado -imposible recuperarse de ese golpe anímico- y Uruguay en la gloria ante un público atónito. Se calcula una asistencia que superó largamente las 100 mil personas; la mayoría vivió -futbolísticamente hablando- el peor día de su vida.
El relato del "Maracanazo" en la voz del propio Alcides Ghiggia, protagonista de la epopeya futbolera
Luego vinieron canciones (como "Cuando juega Uruguay" de Jaime Roos o "Barbosa",la triste Bossa Nova de Tabaré Cardozo dedicada al sufrido arquero que reza "la condena del Maracaná se paga hasta morir"), cuentos como el famoso "Maracanazo" de Eduardo Galeano y cientos de documentales, inédita producción para eventos deportivos de una época en que la televisación era muy limitada.
El héroe de la celeste, el villano de la verdeamarelha falleció ayer. Era el último sobreviviente de aquel equipo de leyenda. Se fue justo a los 65 años de aquella gesta. Exactos 65 años. De no creer, como aquel gol del 2-1. Como para que nunca nadie se olvide de su obra.