Solo dos meses después de haber cometido crímenes de guerra, Israel podrá recibir miles de millones de dólares en ayuda militar del Congreso estadounidense. El proyecto fue aprobado con casi todos los votos del partido Demócrata.
El 28 de julio, el Congreso estadounidense aprobó el proyecto de ley de asignaciones de ayuda exterior, que incluyó 3.300 millones de dólares en ayuda militar para el Gobierno israelí. El proyecto dice explícitamente que “no menos de 785.300 millones [de los 3.300 millones] deberán estar disponibles para artículos y servicios de defensa, incluyendo investigación y desarrollo”. Contiene además otros fondos para Israel, para programas educativos, adquisición de armas y reubicación de refugiados. El proyecto fue aprobado con apenas tres votos negativos en toda la bancada del Partido Demócrata: Los representantes Rashida Tlaib (Michigan), Cori Bush (Mississippi) y Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York). La representante Ilhan Omar (Minnesota), sin embargo, votó a favor. Musulmana y nacida en Somalía, huyó de la guerra civil, estuvo en un campo de refugiados en Kenia y finalmente obtuvo asilo en Estados Unidos. Jamaal Bowman (Nueva York) fue el otro que votó a favor. El apoyo al apartheid de Israel es verdaderamente bipartidista.
El proyecto es el último de una larga serie de proyectos que arrancó en el acuerdo entre Estados Unidos e Israel de 1999 para firmar “memorandos de entendimientos” (MOU) -que no son ni leyes ni decretos presidenciales. El más reciente MOU, firmado en 2016, estipula que el presidente estadounidense podría solicitar al Congreso 33.000 millones de dólares para financiamiento militar de otros países y 5.000 millones para ayuda para defensa antimisiles por los próximos diez años. El congreso debe aprobar el proyecto de asignaciones cada año autorizando el dinero, pero habitualmente lo hace sin cambios a los requerimientos del presidente. Estados Unidos apoya al Gobierno derechista del Estado de Israel para mantener los intereses y la hegemonía estadounidenses en la región, y lo ha hecho desde la Guerra fría, cuando Israel fue punta de lanza de la estrategia anti soviética de Estados Unidos. El continuo interés imperialista de Estados Unidos está basado en el interés de mantener la estabilidad política en la región para mantener el acceso de Estados Unidos a los mercados globales de petróleo.
Sabemos qué hace Israel con el dinero -el Ejército israelí lo gasta en aviones de combate con los que bombardea Gaza y mata a civiles, en policía militar que usa su fuerza brutal contra los Palestinos en los checkpoints y durante las manifestaciones, encarcela a miles de palestinos a cada año y los desaloja de sus casas en los “oficiales” territorios ocupados, para dar lugar a colonias ilegales. Israel también gasta el dinero en tecnología militar como el sistema de defensa antimisiles Domo de Acero y en herramientas de detección de túneles de cruce de frontera y sistemas anti drones que Israel está desarrollando en colaboración con Estados Unidos, para usar en cada frontera del país.
No solo usa su dinero para comprar armas para mantener su propia fuerza militar, sino que los MOU entre Israel y Estados Unidos permitirán a Israel gastar una parte de ese dinero para ayuda militar en su propia industria de defensa hasta el 2028 (lo que ningún otro país que recibe ayuda militar de Estados Unidos tiene permitido hacer). Esto prácticamente creó una industria armamentística israelí y transformó a Israel en el mayor exportador de armas del mundo. Israel ha vendido armas a las juntas militares de Myanmar y de Argentina, el Ejército Bosnio durante el genocidio Serbio, Sudán del Sur y el apartheid sudafricano. Entrena a las fuerzas policiales estadounidenses.
Israel también desarrolla y exporta armas cibernéticas y equipos de vigilancia, como la empresa israelí AnyVision’s facial recognition software, que fue probada primero en los palestinos en los checkpoints y luego exportada para ser usada en escuelas, shoppings, hospitales, bancos y casinos, incluso en Estados Unidos. En particular, la empresa israelí de software espía NSO Group, fundada por ex alumnos del grupo de inteligencia de señales del Ejército israelí, exportaron el software espía para celulares llamado Pegasus, que fue descubierto recientemente por haber sido usado para vigilar y ubicar en tiempo real a docenas de activistas y periodistas en todo el mundo, incluso a los investigadores internacionales enviados a México para investigar la desaparición de decenas de estudiantes de Ayotzinapa y parientes cercanos de funcionarios del gobierno mexicano que luchan contra la corrupción gubernamental. Ningún equipamiento militar, incluyendo software, puede ser vendido a gobiernos extranjeros sin una licencia aprobada por el Ministerio de Defensa israelí. Solo en 2019, 815 millones de estadounidenses aportaron dinero que fue gastado directamente en la industria israelí de armamentos.
Los intereses del imperialismo estadounidense en la continuidad del gobierno israelí representa un fuerte ejemplo de que la política exterior y doméstica no van por separado sino que son cosanguíneas. La sangre del imperialismo estadounidense alimenta cada rincón del planeta, y su corazón, el Congreso de Estados Unidos, bombea dinero para mantener regímenes que reprimen violentamente los levantamientos de la clase trabajadora, vigila a activistas y periodistas, y desestabiliza economías para hacer el mundo un lugar más seguro para las inversiones estadounidenses, contribuyendo generosamente a las crisis de refugiados y violaciones a los derechos humanos. La política exterior, la violencia policial doméstica, vigilancia y crisis migratoria están entrelazadas y son inseparables.
Apoyar la ayuda militar para un Estado de apartheid no sólo legitima sus atrocidades, sino también las del imperialismo estadounidense. Cada voto de confianza en interés de los capitalistas y del imperialismo estadounidense fortalece la hegemonía capitalista solidificando la idea de su corrección innata, y es una oportunidad perdida para demostrar qué distinta podría ser la hegemonía de la clase trabajadora. Cada voto a proyectos como este ayuda a construir la idea hegemónica de que eso es una acción normal para los representantes del “ala izquierda”.
Cuanto más asoma la cabeza el imperialismo de Estados Unidos, más aparece como una ley natural del universo. Cuanto más millones de dólares Estados Unidos entregue por año a regímenes estatales opresivos, más natural parecerá la existencia de esos estados y más profundamente se enraizarán. El moderno Estado de Israel tiene menos de 80 años. El trato dado a los palestinos no es una ley inherente del universo sino una decisión activa, avalada por Estados Unidos -una relación social que puede ser transformada en una Palestina laica y democrática que incluya a judíos y palestinos y enmiende décadas de expulsiones y abusos a los derechos humanos.
Cuando más tiempo dure el régimen de apartheid, más tiempo sufrirá el pueblo palestino, cuanto más arraigado se vuelve su sufrimiento en la mente de las personas de todo el mundo. Palestina será libre, pero hoy el imperialismo estadounidense sigue proveyendo soporte material al estado de apartheid que los oprime, con el abrumador apoyo del Partido Demócrata.