Según informó el gobierno de Italia, carabineros de Milán interceptaron este lunes una “carta” dirigida al Vaticano, especialmente al papa Francisco, conteniendo tres balas.
Fuentes relacionadas al caso detallaron a la agencia argentina Télam que la carta dirigida a “Il Papa-Città del Vaticano-Piazza San Pietro in Roma” fue interceptada en el centro de clasificación postal de Peschiera Borromeo, en la provincia de Milán, en el norte italiano. Según medios europeos, la misiva fue enviada desde Francia, según se pudo saber por el sello. Y el destinatario estaba escrito con lapicera.
Dentro del sobre había “tres balas” calibre 9 milímetros, según se informó. Una vez identificada la carta, la oficina de correos llamó a los Carabineros del departamento de San Donato Milanese, que abrió un expediente en la fiscalía adjunta de Milán, a cargo de Alessandra Cerreti.
Según el diario Corriere della Sera, el sobre tenía además un mensaje relacionado con el juicio que se inició en el Vaticano el 27 de julio contra el cardenal Angelo Becciu (que mantiene una interna con Jorge Bergoglio) y otras nueve personas por irregularidades en la compra de propiedades de ese Estado europeo.
Sin dudas el hallazgo tiene la gravedad propia de todo mensaje con tinte mafioso, sea quien sea el remitente. Por eso serán las propias autoridades estatales de Italia y del Vaticano las que deberán despejar todo tipo de dudas sobre la procedencia de esa carta y sobre quiénes están detrás de ella. De no hacerlo, todo tipo de especulaciones son posibles.
Los escándalos vaticanos a lo largo de la historia tienen infinidad de capítulos marcados por asesinatos (incluso de papas) y demás crímenes enmarcados en las disputas internas por el poder simbólico, económico y político. En ese sentido, una carta con tres balas podría considerarse casi un “chiste” de mal gusto. Sobre todo si se cree que el “mensaje” está relacionado con una fuerte disputa cardenalicia con importantes consecuencias penales.
En ese sentido, más allá de la información oficial sobre el episodio de la carta amenazante, bien podría contemplarse otra hipótesis. En una institución podrida y decadente como la Iglesia católica, ¿por qué no pensar que esa carta sea parte de un plan de las propias autoridades vaticanas para intentar victimizarse ante la sociedad?
Conociendo la larga trayectoria de Jorge Bergoglio no sería de extrañar alguna estrategia de victimización semejante. Él ha tenido una más que cordial relación con la dictadura argentina de los años 70, al punto de haber mantenido reuniones secretas con genocidas como Emilio Massera y haber encubierto algunos de sus crímenes.
Como papa, a su vez, viene manteniendo un plan de “doble vía” en relación a los miles de casos denunciados en todo el mundo de abusos sexuales a menores por parte de curas y obispos. Por “arriba” se muestra comprometido con la causa y promete ser duro con esos criminales de sotana. Por abajo, el desprecio a las víctimas que denuncian es la norma y el encubrimiento a los victimarios un mandato casi divino.
Con esos antecedentes, pensar en que lo de la carta con las tres balas puede ser parte de una estratagema vaticana, más que una posibilidad podría ser una obligación. |