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La Izquierda Diario
9 de agosto de 2021 Twitter Faceboock

Trabajo
“Hace un año se los estaba aplaudiendo y ahora se los está aplastando”
Observatorio de les Trabajadores de LID

Entrevistamos a Marco, Beti y Silvia, trabajadores del Hospital Castro Rendon de Neuquén y partícipes del conflicto encabezado por el personal de salud de esa provincia entre marzo y abril de este año.

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Durante los meses de marzo y abril de este año, la provincia de Neuquén estuvo atravesada por un duro conflicto que enfrentó a les trabajadores estatales, principalmente a les de salud, con el gobierno provincial. El gran apoyo popular a les trabajadores en lucha fue uno de sus signos distintivos. En esta entrevista Marco, junto con Beti y Silvia, trabajadores del Hospital Castro Rendon, nos dan su testimonio acerca de los acalorados dos meses que vivió la provincia patagónica.

¿Cómo se vivió el inicio de la pandemia en el hospital?

MARCO: Cuando empezó todo, una de las cosas que empezó a haber en el hospital fueron compañeras y compañeros llorando en los pasillos porque nos teníamos que preparar para lo peor ¿Y cómo haces para prepararte para lo peor? ¿Qué significa? ¿Qué es lo peor? Si sabés que se están muriendo miles de personas, que era lo que estaba pasando en ese momento en Italia, en España, y también sabés todas las falencias que uno va naturalizando en los hospitales como la falta de personal, la falta de profesionales, de aparatología e infraestructura... La verdad es que las necesidades se fueron haciendo cada vez más crudas. Acá en Neuquén en junio-julio empezaron a haber grandes contagios, pero durante todo el tiempo previo donde no “pasaba nada”, había una tensión, algo muy profundo, estresante, angustioso y mucho silencio dentro del hospital.

¿A qué te referís con mucho silencio?

MARCO: Los compañeros y las compañeras se abocaron a prepararse para entender lo que íbamos a enfrentar y cómo lo íbamos a enfrentar, a prestarle atención al detalle. Las juntadas y esas cosas que hacíamos, se dejaron de hacer, nos separamos un poco, se empezaron a apagar los televisores por el bombardeo continuo que había sobre el coronavirus. Cuando empezaron a llegar más contagios fue terrible. Eran uno, dos, tres, cuatro, cinco compañeros, compañeros de los servicios que fallecían. Incluso hoy hay silencio sobre los compañeros que fallecieron. No hubo tiempo para llorar. No hubo tiempo para el duelo. Incluso hoy no te despertás y te falta gente. A ese silencio me refiero. Y bueno, toda esa bronca es la que después termina saltando. Nosotros, en el Castro Rendón, por lo menos tenemos eso de que nos pudimos organizar en el Comité de Seguridad e Higiene y empezaron a sumarse trabajadores y pacientes de toda la provincia, pudimos darnos un espacio para denunciar y eso te da como una forma de canalizar esa angustia.

¿Cómo intervinieron los sindicatos y el gobierno ante esa situación?

SILVIA: Mi visión es que [durante ese tiempo] fue un abandono tanto del Estado como del sindicato. El sindicato y el Estado fueron lo mismo. La burocracia sindical fue de la mano con el Gobierno… Fue bastante duro ver que el sindicato te entregue abiertamente.

BETI: Coincido con Silvia en cuanto al abandono y que ni siquiera el sindicato luchó por los mínimos derechos nuestros. Nosotros como mucamas, por ejemplo, no tenemos la licencia profiláctica, que es una licencia que te dan por la presión con la que se trabaja en el hospital: tenés 7 días de licencia. Ni siquiera nos corresponde a nosotros como mucamas, cuando nosotros estamos trabajando constantemente con el paciente, viendo todo lo que vive el paciente. Hasta ese punto de abandono sentimos como mucamas, que el sindicato no pelea ni por los mínimos derechos nuestros. Imaginate que lo que hemos vivido en este tiempo es realmente traumático. Hoy hay un gran reconocimiento a todo el personal de salud desde la comunidad y se siente ese apoyo, pero desde el Gobierno y desde el sindicato la verdad es que el reconocimiento ha sido cero, nulo. Cuando vos decís, trabajar a presión acá dentro del hospital, con turnos rotativos, nocturnos, etc. y salir con $2000 pesos de aumento, cuando los diputados se aumentaron el 40%... Quedó muy al descubierto. Creo que de ahí salió la furia nuestra. Es triste porque quedas envuelto en miles de deudas, créditos, préstamos y tu sueldo no te alcanza, sumale a eso los $2000 de aumento que nos quería dar el Gobierno… Muchos chicos han crecido. Imaginate lo que es con la pandemia, convivir diariamente con la muerte. Y el Gobierno debería prestar un poco de atención a todos los de salud, el sindicato debería exigir que nos den nuestra licencia profiláctica, que renovemos un poco a la gente que estuvo acá durante toda la pandemia ahora que bajaron un poco los casos porque la verdad es que es estresante.

¿Cómo pasan del momento del silencio, la angustia y la bronca a una lógica de juntarse y organizarse?

MARCO: El espacio del Comité de Seguridad e Higiene fue importante porque era donde podíamos empezar a denunciar y proponer cosas. Surge por necesidad y por iniciativa nuestra, de la agrupación Violeta Negra en ATE junto con FAVEA (Familiares, Amigos y Vecinos de Enfermos Agrupados). Y empezamos a hacer acciones que eran más bien mediáticas durante el 2020 porque con todas las restricciones la gente tenía mucho miedo y los y las pacientes tenían mucho miedo también porque si se contagiaban se morían, no había mucha vuelta (la mayoría son enfermos y enfermas crónicos). Así que por la propia necesidad e iniciativa de los compañeros y compañeras que entendemos que la bronca hay que organizarla y no callarla es que le pudimos brindar ese espacio a muchos y muchas.

¿Cómo fue evolucionando eso hacia el gran conflicto que se armó?

MARCO: Nosotros desde el Comité fuimos teniendo contacto con otros hospitales que venían teniendo sus propios conflictos. El Hospital de Centenario venía con autoconvocados que todo el año habían peleado porque le reconozcan las 6hs de servicio (en el Castro Rendón, un hospital de máxima complejidad, la mayoría tenemos las 6hs). Por esa lucha que dieron tuvieron represalias, les abrieron un sumario y les descontaron todo el sueldo así que nosotros como Comité los estábamos acompañando y muchos trabajadores tuvieron el gesto de juntar la guita en un fondo de huelga y dársela a los que se habían quedado sin sueldo. También los compañeros del Hospital Bouquet Roldán venían luchando sobre todo por tener elementos de protección personal, por las 6hs, etc. Lo que hizo el Comité en cierta forma fue permitirnos comunicarnos y enlazarnos con otros hospitales que venían organizándose y fuimos dando peleas comunes, porque por ejemplo a todos nos pagaban el aguinaldo en tres cuotas, o para exigir elementos de protección personal y porque había compañeros que fallecían. Después llega fin de año y se empiezan a dar las discusiones sobre el salario. La conducción de ATE lanzó un paro totalmente vaciado y se termina arreglando por un bono, algo que nosotros ya veíamos venir. Después, en particular en el Castro Rendón, una de las peleas que dimos durante las pocas asambleas que se dieron, fue dirigirnos a los compañeros y compañeras nuevas y explicarles qué era para nosotros una asamblea, y que lo que hacía la conducción de ATE no era una asamblea sino reuniones informativas donde nos decían lo que teníamos que hacer y que eso no era democrático, que los compañeras y compañeros no hablaban, no había propuestas y las que había no se votaban. Entonces todo ese trabajo fue generando un ambiente, y fuimos transmitiendo por internet todas las asambleas y muchos compañeros se empezaron a conectar a través de las redes para ver nuestras intervenciones y las cosas que se iban resolviendo. Esto fue a fin del año pasado. Cuando llegó febrero, nosotros convocamos con todo a la asamblea del Castro Rendón y se dan unas muy buenas discusiones, se sumaron desde el servicio de quirófano y de neonatología y se fueron dando discusiones que planteaban “bueno, vamos a pelear”. La burocracia decía: “este no es el arreglo que nosotros queremos, pero viene con pase a planta, ¿ustedes están en contra del pase a planta de los compañeros?”. Y nosotros le decíamos que no estábamos en contra pero que íbamos a pelear también por nuestro salario y con nuestros compañeros eventuales que se merecen pasar a planta. Y ellos nos decían que teníamos que ser conscientes que si votábamos en contra de lo que ellos proponían, teníamos que estar dispuestos a pelear. Y nosotros les dijimos que estábamos dispuestos a pelear. Nosotros votamos rechazar y varios hospitales votaron rechazar. Eso fue un jueves. El viernes fue el plenario general de delegados de ATE y, salvo uno, votan por mayoría a favor del acuerdo. Y eso genera una indignación porque más de 20 asambleas hospitalarias habían votado rechazar el acuerdo y fueron burocrateados. Nos traicionaron. Nuestra asamblea votó rechazar el acuerdo y salir al paro y en el plenario los delegados levantaron la mano a favor de aprobar el acuerdo.

Y nosotros el sábado teníamos ya una actividad de la agrupación Negra Violeta cuando nos llega un flyer de los compañeros del Bouquet Roldan que estaban llamando a juntarse a protestar el lunes en el monumento a San Martín en el centro de Neuquén contra el acuerdo con el gobierno. Nosotros lo que planteamos como agrupación era que teníamos que participar y que teníamos que hablar con los compañeros del hospital para que impulsemos juntos eso. Y los primeros que toman la posta es el servicio de quirófano y ese sábado a la noche nos juntamos con los compañeros del servicio de terapia de adultos y acordamos sacar un comunicado conjunto llamando a la Interhospitalaria, rescatando el nombre de la organización que teníamos antes. Cuando llegó el lunes y fuimos a la Interhospitalaria, la verdad que la respuesta y la bronca que había fue impresionante! Había muchísima gente y columnas de hospitales que son “modelo de gestión”, que nunca habían salido y salieron con todo. Se suma el Hospital Horacio Heller, el Hospital Plottier, los Centros de Salud que comienzan a participar de las acciones. Como ATE Neuquén cierra el acuerdo con la provincia en contra de las asambleas de los hospitales, nosotros salimos a movilizarnos y le pedimos a ATE Nacional que avale las medidas de fuerza, basados en la traición de ATE Neuquén a las asambleas de los hospitales. Entonces, con los mandatos de las asambleas contra el acuerdo de la provincia y el sindicato tuvimos la legalidad para el paro. Y así se empezó a generar un efecto contagio hacia el interior, en donde pasados los días se fueron sumando cada vez más hospitales, los Centros de Salud, y fuimos conformando la Interhospitalaria. Fuimos generando acciones comunes donde juntábamos miles y miles de compañeros y compañeras con mucho ánimo de pelear, que ya no les importaba nada. Imaginate que estábamos en la “primera línea”, enfrentando la muerte básicamente… ¿qué me importa si me descuentan un día? En las asambleas planteamos votar delegados por hospitales, y se fueron votando referentes por hospitales, y se fueron formando grupos de Whatsapp de la Interhospitalaria en general y de los referentes en particular, como un cuerpo de delegados que funcionó bien como enlace entre Interhospitalaria e Interhospitalaria. Tuvimos miles de quilombos, miles de complicaciones porque éramos una organización nueva. En realidad, la Interhospitalia es una institución vieja pero siempre estuvo más o menos bajo la órbita de la burocracia. Pero esta vez, al surgir por fuera y dado el hecho de que todos los delegados de ATE nos habían traicionado, todos los referentes eran nuevos, la gente que salía a pelear era nueva y las resoluciones que fuimos tomando las tuvimos que ir resolviendo a medida que aparecían las necesidades. Incluso en un momento “zonificamos” la Interhospitalaria para que no fuera confluenciacéntrico” (por Confluencia, departamento donde se encuentra la capital de la provincia, Neuquén, NdT) y los hospitales más grandes deciden por todo. No le podíamos imponer a todos que fueran a Arroyito, que fueran a cortar la ruta del petróleo, sino que había que permitir que fueran haciendo sus propias acciones en sus zonas. Eso funcionó bien. Después hubieron hospitales que se sumaron de la nada y se quedaron semanas arriba de la ruta. Y después alguien empezó a preguntar incluso ¿qué hace Piedra del Águila (municipalidad de Neuquén, NdT) en la ruta? Porque no había ningún referente de Piedra del Águila en la Interhospitalaria. Y era porque en los hospitales del interior había compañeros enojados que decían: “se la están jugando los compañeros en la Confluencia, nosotros tenemos que hacer algo, hagamos algo!” Y empezaron a hacer actividades trabajadores de hospitales que no tienen lugares donde ir a cortar, Centros de Salud que no tiene sentido que hagan un paro. Eso tuvo un efecto tremendo.

¿Cómo se explica que una salita de salud, o un hospital que nunca había participado, salga a luchar en este contexto?

MARCO: Durante todo el 2020 nos empoderaron y después osaron traicionarnos. Se nos murieron compañeros y compañeras, nos tuvimos que enfrentar a todo esto. “Estamos vivos y no tenemos miedo”. Una combinación de falta de temor y traición. Primero nos quitaron el miedo y después nos traicionaron. Esa mezcla fue clave.

¿Cómo fue la evolución de las demandas?

SILVIA: Este fue un conflicto que no tiene precedentes. He estado en muchos conflictos y este fue único. Laburantes nuevos saliendo a la calle, porque viejos quedamos pocos, la mayoría están jubilados. Entonces, ver como toda una nueva generación saliendo a la calle por el reclamo que no fue solo el 12% [de aumento salarial firmado por ATE]. Y ves que tus compañeros enfermeros ganan una miseria, que trabajan 12 horas, que tienen la vida de sus pacientes en sus manos. Yo tengo compañeros enfermeros que ganan menos que yo. Ver salir a toda esa gente nueva para mí fue tremendo, fue muy satisfactorio. Políticamente yo me siento identificada con el nombre que nos puso irónicamente el Secretario General de ATE, que dijo que habíamos sido una “manada de elefantes”. Ver que la gente sale con sus convicciones, sufriendo los descuentos a pesar de tener familia, de tener que pagar un alquiler y aun así no aflojaron. Nosotros sabíamos que el Gobierno no nos iba a llamar a negociar. Doblegar el brazo al Gobierno y al sindicato y que se tengan que sentar y negociar me hizo sentir victoriosa a pesar de muchas falencias que siguen habiendo. Pero yo estoy mucho más que satisfecha porque abrimos una brecha muy profunda para trabajar con la gente nueva. Las chicas (mirando a Bety) son la nueva generación, yo en dos años si Dios quiere me jubilo. Pero ver a mis compañeras así al frente, con esas convicciones para mí es un orgullo. Realmente el conflicto nos unió como laburantes. Al día de hoy te digo que me emociona la unión que hubo como laburantes, como trabajadores de la salud. Los petroleros que te apoyaban... es tremendo lo que vivimos. Y lo que se logró no es poca cosa. No es un salario como el que necesitamos, no tenemos todos los insumos que necesitamos, pero creo que políticamente fue un gran avance, eso es lo que a mí me queda y lo que me voy a llevar en mi corazón.

MARCO: Me parece que en un punto las demandas -más allá de lo salarial, que no se obtuvo el 40% de aumento que estábamos buscando- tenían que ver con el reconocimiento. Nosotros veíamos que el gobierno estaba apuntalando a la burocracia sindical de ATE, de UPCN, a la burocracia de los docentes. Todos ellos temblaron porque había una Interhospitalaria gigante que empezó a parar a toda la provincia con todo el apoyo de la población. Y se fueron tomando otras demandas por el apoyo de la misma gente. Recuerdo que las vecinas de una toma de tierras venían y aportaban al fondo de huelga, nos dejaban $2000, con todo lo que eso significa para gente de una toma; que venga y te deje plata, comida, etc. Eso permitió expandir la acción que veníamos impulsando hacia la cuestión de la salud pública, fue cambiando la significación. Otro ejemplo es cuando fuimos a Añelo con toda la gente, las familias que apoyaron y ni siquiera tienen gas, tienen calefacción a leña y pusieron su leña para que el fuego del piquete estuviera prendido, nos dieron su comida. Comida nunca faltó, hubo mucha, mucha comida. Y después todo eso se convirtió en acciones solidarias. Hay un hombre que es paciente del hospital, que es cuentapropista, que vive de changas, que cortó leña y la puso en el piquete de Villa La Angostura durante 25 días. Cuando terminó el conflicto se tuvo que internar un mes en el hospital y no pudo laburar: todos los hospitales pusieron unos mangos y lo bancaron al tipo. Y el tipo lloraba, imaginate. Ahora, por ejemplo, hacemos acciones para colaborar con el merendero de la toma de La Casemiro. Incluso cambió la actitud ante las organizaciones sociales que antes eran “los vagos que cortaban los puentes y las rutas”, pasó a ser una cita de honor ir a bancarlos. “tenemos que bancar al FOL, tenemos que bancar a los del Polo Obrero, hay que estar, compañeros hay que estar, junto con los compañeros ceramistas”. Se fueron saldando discusiones políticas que son nodales para nosotros, de principios. Tuvimos que empezar a pensar las cosas desde dos escalones más adelante. Cada día que pasaba se iban superando, desbordando las expectativas, que también fue uno de los problemas más grandes que tuvimos.

¿Por qué?

MARCO: Porque no supimos sacar las expectativas del ámbito de la salud. No supimos darnos una organización superior a la Interhospitalaria. Sí tuvimos multisectoriales, pero nos faltó llamar a los docentes para hacer asambleas comunes, también a los judiciales, a los camioneros, a los petroleros, a la gente del pueblo, etc. Cuando llamamos a la primera multisectorial fueron casi 50 organizaciones, ahí tenías de todo. Hacían abrazos a los hospitales como 3000 personas, había una gran disposición. Y no pudimos darnos una organización superior y quizás eso traccionó para atrás lo que pudo haber sido.
Un montón de veces llegábamos a hitos en la lucha, como por ejemplo pasar con una movilización por delante de ATE, UPCN, etc. y gritarles traidores, y ver gente llorando gritándoles traidores, cobrándosela de años de traiciones. Y después llegó Arroyito, donde se armó un grupo de logística -con todos los errores que tuvimos porque por ejemplo se podrían haber armado distintos cuerpos de delegados, uno más político, uno de abastecimiento, etc. El corte de Arroyito fue muy gracioso porque éramos 80-100 autos que venían desde la Confluencia y otros más que venían del sur y del centro. Habíamos quedado en llegar a las 4 de la mañana y llegamos 4 y media porque nos para la Gendarmería y la Policía, y le preguntaban a todos los autos a dónde iban y nos empezamos a comunicar para decir cosas distintas porque sino parecía que íbamos todos al mismo lugar. Y cuando llegamos fue explosivo, todo el día fue cantar y cantar. Se dio una situación con un grupo de turistas en un auto que querían pasar por una ruta alternativa, y un grupo de trabajadores con una retroexcavadora que estaban laburando en el puente llenaron de tierra la ruta e hicieron una barricada genial y ahí se empezó a destapar el rol de las compañeras. Porque cuando se da esta tensión del auto queriendo pasar y la barricada, se arma una primera línea de mujeres recontra moralizadas. Un viejo activista del hospital viene y me dice: “che, decile a Yanina (una compañera nuestra) que..”. Y yo me quedo mirándolo y le digo: “decile vos! Está ahí peleando cara a cara con la Gendarmería, con toda una primera línea de mujeres, y vos querés que vaya yo a decirles lo que tienen que hacer?!!”. “Noo, yo no les voy a decir!!”, me responde. Y después aparece otro y me dice: “che, ¿te parece que sean las compañeras las que estén al frente?” Y el compañero anterior le dice: “ya no es lo mismo que antes...”. En un momento les quieren tirar los autos encima y nosotros armamos una barricada con todo tipo de cosas, gomas, piedras y demás, y había toda una arenga para pelear. Hicieron retroceder a esos autos que estaban envalentonados porque les dio miedo ver la predisposición a la lucha, al combate que tenían las mujeres. Arroyito fue eso. Lo que te comentaba antes de Añelo surgió así: en una Interhospitalaria en el Centro Administrativo Ministerial (CAM) un compañero me llama y me dice: “la gente de Añelo nos propone que si queremos ir a cortar Añelo ellos también van pero que nos quedemos. Ellos se movilizan con nosotros, ellos quieren, el pueblo nos banca. Dicen que ellos saben cortar la ruta del petróleo, que ellos nos bancan”. Y bueno, vamos a votación en la Interhospitalaria y la moción del corte por tiempo indeterminado de la ruta del petróleo pierde por mayoría y votamos ir de 4 am a 4 pm. La jornada fue larguísima y durísima por el sol, y cuando está por terminar empieza la discusión acerca de qué hacer, cómo seguir. Los mapuches nos decían que nos teníamos que quedar y nosotros le dijimos que la Interhospitalaria había votado irse a las 4 pm y nos fuimos. Cuando estamos llegando a Neuquén nos llegan mensajes y nos llaman diciendo que la ruta todavía estaba cortada. Y con los compañeros volvimos para Añelo: ahí debería haber desaparecido la Interhospitalaria y debería haberse creado una nueva organización, una nueva institución que contemplara a los mapuches y al pueblo de Añelo, y acá en Neuquén lo correlativo con el pueblo movilizado, donde hubo movilizaciones con 20.000 personas. Y eso no pasó.

Cuando cortamos el puente Neuquén-Cipolletti nos llega una orden de desalojo -órdenes de desalojo para coleccionar tuvimos- que dice que nos dan una hora para irnos y que si no nos íbamos iban a dar orden a la policía para desalojarnos. Ahí agarro el megáfono y digo “compañeros, llegó esta orden de desalojo, tenemos que reunirnos y discutir qué hacemos”, y decidimos quedarnos hasta la hora que había votado la Interhospitalaria. Entonces le digo al comisario, “no nos vamos, vengan a sacarnos”. Y me doy vuelta. El comisario empieza a perseguirme y me dice: “nosotros estamos igual que ustedes, estamos con ustedes, a nosotros nos recontra cagaron igual que a ustedes, lo que pasa es que nosotros no podemos cortar un puente, ¿y saben qué?, nosotros no vamos a hacer nada. Ningún policía le va a tocar ni un pelo a un trabajador de la salud”. Mientras el comisario me hablaba, se me vinieron encima los obreros de Zanon me preguntan qué pasa. Yo les digo “tranquilos que la policía no nos va a tocar”. Los policías retirados nos llevaron plata para el fondo de huelga, comida. No había ni un solo grupo de choque paraestatal que viniera a sacarnos; Guillermo Pereyra (Secretario General del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa) que había dicho: “esta desestabilización tiene nombre y apellido, se llama Marco Campos y vamos a mandar a 30.000 petroleros a liberar las rutas”. No pudo mandar ni a uno. Los petroleros pasaban, se bajaban, se sacaban fotos con nosotros y seguían. Y después se dieron enfrentamientos con algunos camioneros. Mientras ocurría uno de los enfrentamientos más grandes justo llega el video de Pablo Moyano (dando apoyo a la lucha de los camioneros y trabajadores de salud de Neuquén, NdT), y lo pusimos en alta voz y se acercaron camioneros con la gorra del sindicato de camioneros y se pusieron de nuestro lado de la trinchera. Ese día estaban los petroleros haciendo unos choripanes de nuestro lado, los camioneros se dieron vuelta hacia nuestro lado y también los mapuches estaban con caballos. A eso me refiero con que teníamos que darnos una organización superior para poder organizar todo eso.

¿Por qué piensan que se dio esa relación con la comunidad? ¿Cómo pudieron construirla y cómo se fueron dando esos apoyos?

SILVIA: Fue un conflicto muy atípico porque veníamos de una pandemia y la comunidad dijo: “hace un año se los estaba aplaudiendo y ahora los está aplastando”. En cuanto a lo social, hubo mucho apoyo del resto de las agrupaciones, partidos y gremios. Llegamos a las comunidades mapuches, esa fue otra cosa que a mí me impactó (de Añelo, Vaca Muerta, NdT), está en el corazón de donde pasa la camionada con toda la guita que genera y que todo el pueblo no tenga luz, que no tenga agua potable, que no tenga gas, cuando le están quemando el gas en la cara. Y así y todo, toda esa comunidad fue muy solidaria, bancó, estuvo en todo momento, fue muy impactante y gratificante. A veces sentís que lo único que podés devolver es solidaridad y brindar lo mejor de vos en el hospital. Ante cada organización que reclama, que sale, uno también está atento y acompaña porque uno sabe que la unidad hace a la fuerza. No nos queda otra. Y también decir que estoy orgullosa de pertenecer al sistema de salud.

BETI: Yo creo que la comunidad apoyó, la gente de más bajos recursos, que tiene que venir a las 2 AM para conseguir un turno con un médico clínico y estar esperando 6, 7, 8 horas; que está 4 horas esperando para hacerse un análisis; que espera que se vacíe una cama para hacerse atender; o que tienen que volver para poder conseguir un turno. De ahí salió su apoyo hacia nosotros. Porque todos de alguna u otra forma han caído acá. Una de las cosas que más nos impactaba en Vaca Muerta es que los neuquinos no sabemos el tesoro que tenemos. Qué rica que es Neuquén y nos hacen creer que para darnos un aumento a los de salud y al personal del Estado tienen que endeudarse. Se nos ríen en la cara, quieren que los neuquinos sigamos siendo ignorantes de lo que tenemos. Otra cosa que nos impactaba es que la gente en Añelo tomaba agua envasada. El agua es lo que más les faltaba y es lo que más te daban. Esas cosas te dejan la enseñanza de que te dan lo más valioso para ellos. Ellos venían, te cocinaban, organizaban viandas para que no te falte nada, que no te falte leña. El apoyo que tuvimos también fue una forma de protesta de ellos, una forma de decir: “esto es el colmo”. Otra cosa que nos sorprendió es que en lo que le decíamos la arenera había más de 500 trabajadores: ¡4 mujeres enfermeras pararon la entrada de esa arenera y salieron 400 personas de ahí, que no pudieron volver a trabajar, por esas cuatro mujeres! ¡Hablanos de ovarios, hablanos de huevos al personal de salud, hablanos a nosotros de fortaleza! Las enfermeras, personas que estudiaron, personas que trabajan con la vida y la muerte parando una arenera con tantas personas. Vimos colectivos y colectivos con personal volviéndose porque no podían entrar con material o con comida. ¡Ni así el Gobierno se dignó a pactar con nosotros!

¿Creen que toda esta experiencia que vivieron pudo romper el silencio que mencionaban al principio?

MARCO: El silencio fue desapareciendo. Yo ahora voy al hospital y la sensación es que la mayoría nos conocemos, nos saludamos y nos queremos. Hay una cosa de camaradería y compañerismo. Antes del conflicto había muchos conflictos subjetivos que pasaron a un plano menos importante. El conflicto es algo que marcó a todos los trabajadores de salud. Esto es importante porque durante casi un año había poco saludo, y ahora nos conocemos por los nombres, conocemos gente nueva, dónde trabaja, etc. Y otra cosa que queda como balance es que agotamos distintas instancias como Legislatura, hicimos una experiencia enorme con la Legislatura con los compañeros del Frente de Izquierda, generando espacios en la Legislatura que no avanzaban porque el Frente de Todos y el Movimiento Popular Neuquino lo iban frenando. Después en el espacio de justicia, el fiscal general que quiere hacer su carrera, nos reconoció como autoconvocados y como delegados. Esa instancia también la agotamos. También hicimos experiencia con el Ministerio de Trabajo de la Nación y después con Vizzotti (Ministra de Salud de la Nación, NdT) que no nos quiso atender y apoyó a Gutierrez (Gobernador de Neuquén), y después con la policía. Poco a poco se fueron anulando todas las discusiones.

BETI: A pesar de todo, a pesar de toda la bronca, me sentí orgullosa de pertenecer al sistema de salud y de estar en la primera línea. Es mucho el apoyo y es mucho el reconocimiento de las organizaciones y de la comunidad. Eso te lleva a querer mejorar y querer seguir peleando. Yo siempre digo, nuestros compañeros enfermeros pasaron de ser enfermeros a ser zombies porque realmente no paraban. Y escuchar que les decían que un 12% de aumento es lo que se merecían fue lo que desató toda nuestra furia. Como dijo Silvia, se obtuvo lo que se obtuvo, pero se obtuvo una unión muy fuerte.

 
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