Más que eufemismos como “el futuro de la industria” y la “coyuntura política”, se desconocen los motivos y los acuerdos de esta reunión, de la cual participaron los gremios representados en la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina (CSIRA).
Una decena de representantes sindicales de la industria dieron el presente, dentro de los cuales los más destacables fueron el secretario general de la UOM, Antonio Caló; el secretario adjunto de SMATA, Mario Manrique; el secretario general de UOCRA, Gerardo Martínez; del STIA, Rodolfo Daer, entre otra cantidad de personajes.
Esta Confederación había sido disuelta en el último mandato de CFK. En abril de este año se volvió a armar por la alianza entre Caló (UOM) y Pignanelli (SMATA) para dar un completo apoyo político al gobierno del Frente de Todos… y a las patronales. En mayo, ya habían tenido un encuentro donde se elogiaron mutuamente las políticas de beneficios y exenciones… para las patronales. Porque “si les va bien a las empresas, les va bien a los trabajadores”, una vieja teoría del derrame que demostró ser completamente funcional a los empresarios.
Los trabajadores de estos sectores claves en la industria, como son las automotrices VW, Toyota y Ford del SMATA, las siderúrgicas como Siderca de la UOM y de la industria alimenticia como Mondelez del STIA, no sólo no han dejado de producir durante toda la pandemia, siendo afectados por cientos de contagios en las plantas y hasta fallecidos, sino que además vienen sufriendo la precarización laboral en forma de aumentos en los ritmos de producción, despidos y tercerizaciones.
Recientemente el SMATA firmó con la multinacional VW el aumento de 1 hora de trabajo por turno, en el marco de que a nivel mundial se está discutiendo y ya poniendo en ejecución en algunos países, la reducción de la jornada laboral. A contramano de lo que se necesita para acabar con la desocupación y la extrema precarización laboral, repartiendo las horas de trabajo, y también para que los sectores con sobrecarga laboral dejen de ser exprimidos y rotos en beneficio de las ganancias empresarias.
Sindicatos que se sientan con el gobierno a discutir beneficios para las patronales, pero no llaman a asambleas en sus gremios para organizar a los trabajadores y frenar los despidos de tercerizados y la flexibilización laboral del sector, como el caso de la UOM en Siderca de Campana, del magnate Paolo Rocca.
O como en el caso de Mondelez, multinacional alimenticia que terceriza a cientos de trabajadores de limpieza y comedor y que recurrió a flexibilizar la mano de obra “tomando a préstamo” por los licenciados por la pandemia a trabajadores de Burguer King, Mc Donald´s y Starbucks, sin reconocerle derechos. Un completo fraude laboral con la complicidad del STIA.
Con una realidad muy dura para las familias trabajadoras, que se desloman con extras para llegar a fin de mes o los miles que hacen changas o no encuentran empleo, es una necesidad que se haga efectiva la reducción de la jornada laboral: a 6 horas, 5 días a la semana, sin reducción de salario, para que haya trabajo para todos y todas.
|