El anuncio de la invitación que se extendió al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se da después de la llamada que AMLO sostuvo este lunes con Kamala Harris y a un día del arribo sorpresa de una delegación de funcionarios de EE.UU., encabezada por el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.
Resultado de esta visita, se sostuvo una reunión en la Secretaría de Relaciones Exteriores con el canciller Marcelo Ebrard. El motor que trajo sorpresivamente a esta delegación de funcionarios estadounidenses es el apremiante interés que tiene dicha nación por poder avanzar con la pronta reapertura económica en la frontera mexicana.
A esto se deben también las donaciones de vacunas que el país vecino ha hecho. Una primera tanda de 1.3 millones y ahora una promesa de sumar otro tanto de 3.5 millones (promesa hecha en la llamada con la vicepresidenta Kamala Harris). La única condición es que dichas vacunas sean utilizadas en los estados fronterizos.
Además de la reapertura de la frontera, se trataron temas por la recuperación económica post pandemia y la cuestión migrante.
Aunque en el discurso se plantea que la reciente interacción diplomática se debe al interés por la colaboración para el desarrollo de la región ante el avance del continente asiático, a todas luces el genuino interés del gobierno norteamericano se centra en la apertura económica en la frontera, que le permita sostener y avanzar con los planes económicos del T-MEC que prometen mayor expoliación por parte del vecino del norte en el país.
A pesar de los discursos de soberanía nacional, hoy los funcionarios gringos y sus planes encuentran las puertas de la Cancillería y de Palacio Nacional abiertas, tal y como ha sido en materia de seguridad y políticas migratorias. | 
