“Se siente mucho mejor cuando uno no odia. Es mucho más saludable no odiar. El odio envejece, estresa. Prueben con amor”. Las frases podrían haber sido pronunciadas por Claudio María Domínguez, pero las dijo Cristina Kirchner.
Fue este jueves, desde Lomas de Zamora. Con Martín Insaurralde como anfitrión y a pesar de sus propias palabras, la vicepresidenta desgajó un discurso nada amoroso por momentos. Como no podía ser de otra manera, la también presidenta del Senado se dedicó a atacar duramente la herencia recibida de los años macristas. Además, confirmando que el guion de campaña no se toca, volvió a cargar las responsabilidades de la situación actual exclusivamente al Gobierno cambiemita y a la pandemia por el coronavirus.
El acto estuvo destinado formalmente a la presentación de una nueva versión del Plan Qunita que lleva adelante ese municipio. En referencia al programa, la vicepresidenta afirmó “esta reedición me gusta más que la de 2015. Todo programa se puede mejorar y ampliar. Va a garantizar el control prenatal desde el primer trimestre, es un adelanto sustancial”.
En el inicio de su discurso, además de las frases edulcoradas sobre el amor, se permitió una crítica solapada al PJ y una reivindicación de La Cámpora. Como se sabe esta agrupación política había criticado un posteo en una cuenta oficial del peronismo donde se recordaba el triunfo en la PASO de 2019 con una foto donde no estaba Cristina Kirchner.
“Muy bien La Cámpora”, celebró Cristina Kirchner mientras miraba hacia donde se encontraba su hijo, jefe actual de ese espacio político. El comentario dejó al desnudo que, más allá del consenso en el cierre de listas, las tensiones siguen cruzando al oficialismo.
Durante la mayor parte de su discurso, la vicepresidenta se dedicó a ilustrar el enorme peso del endeudamiento dejado por el ciclo macrista. Con gráficos y datos, puso en evidencia lo que significó ese ciclo de deuda, así como su relación con la fuga de capitales de los años cambiemitas.
En el discurso, sin embargo, “olvidó” el aporte fundamental del peronismo a ese ciclo de endeudamiento. Tuvo lugar allá por inicios de 2016, cuando la casi totalidad de quienes hoy integran el Frente de Todos avaló el acuerdo con los fondos buitres que impulsó Macri. Sin ese aval, el crecimiento exponencial de la deuda que vino después hubiera sido imposible.
Esta exposición, como ocurre en cada discurso del oficialismo, solo vino a cubrir una política que sostiene los pagos de esa deuda odiosa. Cristina Kirchner argumenta mejor que muchos de los dirigentes de su espacio. Por los objetivos son los mismos: garantizar que se seguirá pagando ante los organismos de crédito internacional como el FMI y el Club de París. Las palabras duras solo encubren los gestos de subordinación frente al capital imperialista.
Cristina Kirchner también tuvo tiempo de hablar de Marcela Tinayre. Sí, de la hija de Mirtha Legrand que se encuentra en París. Afirmó en relación a la conductora: “Si esta persona, de alto poder adquisitivo con relaciones en el mundo, creía que las cosas que pasaban aquí en el país sólo pasaban acá y le sorprenda ver que en Francia pasa lo mismo que acá... esa mujer está sometida al mismo bombardeo mediático que todo el día dice que lo que pasó acá no pasó en ningún lado”.
La frase hace referencia a una entrevista publicada en el diario Clarín, donde Tinayre -de viaje en Europa- se sorprendió de los problemas económicos y sociales que vio en la capital francesa.
Cristina utilizó esas declaraciones en función de justificar las políticas seguidas por el propio Gobierno del Frente de Todos. Apelando a una crisis que recorre el mundo, la vicepresidenta reivindicó la gestión del peronismo a nivel nacional.
Sin embargo, como ya se ha señalado en más de una ocasión en este medio, eso implica defender las decisiones políticas que se tomaron durante los meses de la pandemia -y antes del inicio de la misma- y que terminaron beneficiando a sectores del gran empresariado en detrimento de las mayorías populares. |