El intendente Julio Garro le regaló al arzobispo Víctor Fernández un terreno que las familias del barrio El Rincón reclamaban para la construcción de un jardín y un centro de salud. Alak y Bruera le dieron mucho más. Privilegios de una institución medieval, misógina y encubridora de pedofilia que el Estado sostiene y financia.
Días atrás el Concejo Deliberante le cedió a la Iglesia el último terreno fiscal que quedaba en el barrio El Rincón del partido de La Plata. La jerarquía católica tiene la intención de construir una iglesia “para brindar ayuda social a la comunidad”. Pero las familias del barrio vienen reclamando la construcción de un jardín y un centro sanitario, ya que deben movilizarse varios kilómetros para llegar a una institución educativa o atenderse por cuestiones de salud.
En 2015, el entonces candidato a intendente Julio Garro se había comprometido a dar respuestas a estas y otras necesidades del barrio, pero cuando llegó a la intendencia, el compromiso quedó en el olvido de un cajón.
El otorgamiento del comodato, cuya duración es de 99 años, fue posible ya que el macrismo contó con la anuencia de los amigos del Frente de Todos. Tan es así que, Victoria Tolosa Paz, precandidata a diputada nacional, se despidió de su silla en el concejo con un guiño al intendente Julio Garro, afirmando que el intendente debía “contar con el acompañamiento de quienes pensamos que el financiamiento del gobierno nacional tiene que llegar a la ciudad de La Plata, más allá de las diferencias políticas”.
Como era de esperarse, no faltó el beneplácito hacia la curia platense cuando sostuvo que “estamos dando un paso importante en la construcción de un equipamiento comunitario de manos de la iglesia, de una iglesia que es un puente en la asistencia social y en los momentos más duros de la Argentina”.
No es novedad el protagonismo histórico de la Iglesia como sujeto de contención social en momentos de crisis. Posa de “amiga” llamando a soportar las penurias del ajuste con "inteligencia y amor", lo que la vuelve merecedora de varios terrenales privilegios gracias al "santo matrimonio" que mantiene con el Estado. Entre estas prebendas de las que disfruta está la cesión de tierras. Y en lo que respecta a la ciudad, entre el municipio y el arzobispado local hay sobradas muestras de un fuerte vínculo que traspasa la matriz política de quien maneje la ciudad.
Hay al menos quince ordenanzas donde el gobierno municipal destina a título gratuito, desafecta del patrimonio municipal o autoriza a donar fracciones de terrenos a la Arquidiócesis platense. Según estas normas (a las que se puede acceder a través de la página oficial del Municipio), la mayoría de las cesiones (por lo menos de las que hay información) fueron durante las intendencias peronistas de Julio Alak (1991-2007), actual ministro de Justicia y Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, y Pablo Bruera (2007-2015).
Algunos de los terrenos pertenecían al espacio público verde de la ciudad, como obra en la ordenanza N°8673 que “desafecta del uso público espacio verde ubicado en las calles 4, 84, 6, Diagonal 83, 5 y Diagonal 82 cuya superficie total es de 38.804 m2, cuya nomenclatura catastral es: Circunscripcion IX, Seccion A, Parcela Rural 2660 ak del Partido de La Plata, autorizando al Departamento Ejecutivo a transferir a título gratuito al Arzobispado de la Diócesis de La Plata la superficie mencionada”.
Otros formaban parte del patrimonio privado municipal. “Desafecta del dominio privado municipal, el predio identificado Catastralmente como: Circunscripción IX, Sección B, Quinta 47, Parcela 71, Matrícula (55) 216465, ubicado en la calle 12 entre 92 y 93 de la localidad de Villa Elvira, Partido de La Plata. Se dona al Arzobispado de La Plata, el predio mencionado, destinado a la construcción de una Capilla y un Centro de Contención Social”, refiere la ordenanza N°11257.
Por aquellos años, la Iglesia platense era regenteada por Héctor Aguer, representante de la ortodoxia más rancia de la Iglesia, abiertamente homofóbico y negacionista. Supo cosechar grandes vínculos políticos llegando a tener sus propios candidatos en elecciones locales. En 2003 Aguer pagó la fianza de $ 1 millón en beneficio de su amigo Francisco Trusso, banquero platense preso por fraude y quiebra del banco de Crédito Provincial y, según un artículo publicado en el año 2011 por el sitio La Política On Line, Aguer habría colaborado económicamente en la campaña electoral que llevó al triunfo a Pablo Bruera.
No es casual entonces que el arzobispo emérito de La Plata siempre haya defendido el sostenimiento multimillonario de la institución religiosa con fondos públicos, arremetiendo cual cruzado contra quienes promueven la separación de Iglesia y Estado. Y como favor con favor se paga, Aguer le solicitó la condonación de una deuda de más de $ 960 mil por el no pago de la tasa municipal de 105 partidas inmobiliarias durante los años 2005 al 2009.
Quien sigue sus pasos, mal que le pese, es su sucesor, Víctor “Tucho” Fernández. Amigo, confidente intelectual y fiel servidor de Jorge Bergoglio, asumió en 2018 y a dos meses de haber arribado a la ciudad, solicitó al municipio, ahora en manos del macrista Julio Garro, la eximición de la tasa municipal sobre 220 unidades inmobiliarias pertenecientes a la curia y la condonación de una deuda de entre $ 10 y 11 millones. Entre las propiedades se encontrarían templos, establecimientos educativos, emprendimientos sociales, terrenos baldíos, viviendas familiares y hasta un edificio de departamentos.
“Nada de lo humano me es indiferente”, había dicho el día de su asunción. Los y las vecinas del barrio El Rincón no dicen lo mismo. “Sabemos que tenemos derechos, no queremos caridad”. Un informe de la UCALP señaló que son 50 mil las familias que no acceden a una vivienda digna en la región.
Mientras la Iglesia goza de terrenos, propiedades libres de impuestos, sueldos abultados y silencio ante los casos de pedofilia en la institución, los barrios y su gente solo reciben hambre, ajuste y balas. Por eso Iglesia y Estado debe ser asuntos separados.