Los Talibán tomaron el poder luego de que Estados Unidos se retirara del país. El ejército afgano de 300.000 efectivos se derrumbó y el ahora ex presidente Ashraf Ghani, aliado del imperialismo estadounidense, huyó del país.
Estados Unidos invadió Afganistán hace casi 20 años, como respuesta a los atentados del 11/9. George W. Bush bajo la excusa de lo que llamó la Guerra contra el Terrorismo, inauguraba la política guerrerista para fortalecer su hegemonía en el mundo.
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La ocupación imperialista de Afganistán fue apoyada por Obama, Trump y Biden, y por países europeos como Gran Bretaña. Para esto se invirtieron 2,3 billones de dólares y se levantaron centros de tortura y aniquilación de los sospechosos de terrorismo.
Pero la retirada demostró que no se cumplieron ninguno de sus objetivos “de liberación” confirmado por la declaración de Biden de que el plan nunca fue “construir una nación”, tirando abajo la justificación de que la invasión fue para terminar con el terrorismo y “llevar la democracia” al país.
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EEUU es el principal responsable de los crímenes de guerra cometidos en estos 20 años y de dejar un país devastado ahora bajo el control del Talibán, mostrando al mundo una profunda derrota política del imperialismo.
El Talibán, que ya gobernó la región entre 1996 y 2001, es un movimiento islámico burgués, entrenado y financiado por la CIA para combatir la ocupación soviética en los 70. Primero el imperialismo los impulsó, sin importar el carácter reaccionario y oscurantista de sus direcciones, para después señalarlos como enemigos de la civilización y la democracia.
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Las consecuencias de la derrota del imperialismo están por verse aún. Dependerá si el gobierno de los Talibán logra asentarse, si avanza su relación con China concretando su influencia en la región, y con Rusia e Irán.
Estados Unidos terminó donde empezó, después de una ocupación de dos décadas, miles de millones de dólares invertidos, centenares de sus soldados muertos y con una derrota que intenta disimular pero indica una fuerte debacle de su rol histórico como policía del mundo. Para derrotar definitivamente al imperialismo, la clase obrera y la juventud tienen que estar en la primera línea de esa batalla. | 
