La foto de la reunión recuerda al reciente tuit de Facundo Moyano donde un grupo de sindicalistas debatió sobre la “perspectiva de género en los sindicatos” en una mesa donde no había ni una mujer.
La Confederación General del Trabajo (CGT) debe definir una nueva conducción y ya fijó un cronograma. El próximo 22 de septiembre se convocará al Comité Central Confederal y luego para el 11 de noviembre será el Congreso Nacional donde se definiría la nueva conducción (que habrá que ver cuánto tiene de nueva).
El actual mandato de la organización, encabezado por Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de Servicio), ya fue prorrogado el año pasado durante la pandemia. El debate del cupo o la paridad de género viene de la mano de una supuesta “renovación” de la que hablan sus dirigentes, y que debería implicar un cambio en los estatutos de concretarse.
El cálculo es bastante sencillo, tras años de paritarias por debajo de la inflación, de despidos y pérdidas de derechos laborales, donde no paran de empeorar las condiciones de vida de las trabajadoras y los trabajadores, el malestar con las propias cúpulas sindicales también crece y los gestos para intentar mostrar otra cara se ponen a la orden del día.
Hoy en el consejo directivo de la CGT hay tan solo 1 mujer de un total de 35 cargos, se trata de Noemí Menendez Ruiz, quien es la dirigente de la Unión de Trabajadores de la Moda e Imagen Publicitaria y ocupa la Secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género en la central. El cálculo proporcional da que solamente hay un 2,8% de mujeres en la plana directiva de la CGT. Según el informe “Sexo y Poder ¿Quién manda en Argentina?”, elaborado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), entre 2010 y 2020 de hecho disminuyó la participación de las mujeres en cargos de más alta jerarquía:
Al respecto recientemente Gerardo Martínez de la UOCRA declaró “venimos hablando la posibilidad de que por cada cargo en el Consejo Directivo que se le asigna a un sindicato, se nombre a un compañero y a una compañera para que lo ocupen en igualdad de condiciones, con excepción de la Secretaría de Finanzas por una cuestión de firma”.
Por su parte, Julio Piumato de Judiciales fue más cauto y aseguró que "hay principio de acuerdo en garantizar que en todas las reuniones del consejo directivo haya un 30% de sindicatos representados por compañeras". Por el momento, no hay un consenso claro entre determinar una paridad o un cupo porcentual.
Sin embargo, desde el 2003 ya rige la ley del “Cupo Sindical Femenino” que no se cumple en absoluto. La misma establece “la representación femenina en los cargos electivos y representativos de las asociaciones sindicales será de un mínimo del 30% (treinta por ciento), cuando el número de mujeres alcance o supere ese porcentual sobre el total de los trabajadores”. En caso de que el porcentaje de trabajadoras sea menor el cupo mínimo para cubrir la participación femenina en las listas de candidatos y su representación será equivalente a esa proporción, o sea, si hay un 15% de trabajadoras, debe haber un 15% de mujeres en las listas. El próximo martes, en una nueva reunión, se supone que terminarán de definir cómo continuar con el tema.
Así como es innegable la subrepresentación de las mujeres en los órganos sindicales, lo cierto es que es muy difícil pensar en un horizonte igualitario sin cuestionar los intereses que defienden las cúpulas sindicales burocráticas, que mientras viven como empresarios sostienen las condiciones de vida que empeoran día a día para la mayoría trabajadora, más aún para las mujeres que tienen peores sueldos, condiciones laborales y se hacen cargo de las tareas de cuidado.
Más allá de los discursos y medidas que buscan posar con un carácter progresista, lo que la burocracia sindical no puede tapar, es su complicidad con las políticas de ajuste tanto desde el gobierno de Macri como el de Fernández, que se expresa en los distintos procesos de lucha y autoconvocados que atravesaron al país los últimos meses, muchos donde las mujeres estuvieron en la primera línea, como las trabajadoras de la salud de Neuquén que lograron romper el techo salarial contra sus propias conducciones sindicales burocráticas. |