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2 de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

Educación
Educación de mercado y las ilusiones de un cambio de cara a la redacción de la constitución
Diego Q

Durante estos días se han realizado diversos congresos de educación a nivel nacional de cara a la convención constitucional, que espera redactar las características de lo que será una nueva educación para Chile, pero ¿Qué tan reales son estos cambios?

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Durante la jornada del día viernes, muchos docentes se hicieron parte de las encuestas emanadas por el el Colegio de Profesores que pretenden una vez redactadas de manera nacional, ser entregadas a las y los constituyentes, para que sepan cual es la opiniones de los docentes de cara a la redacción de la nueva constitución.

Pero cabe destacar que gran parte de los problemas que tenemos en nuestra educación, no provienen de un tipo de enfoque o método pedagógico utilizado, sino más bien tienen raíces mucho más profundas que generalmente no suelen ser tocadas a la hora de abordar el problema.

Razón por la cual las y los trabajadores de la educación se han visto constantemente atacados en su labor o en otras ocasiones simplemente afectados por las decisiones unilaterales que toman las corporaciones municipales, junto con los gobiernos de turno, de manera injusta y reiterada y que no reflejan las verdaderas necesidades educativas de las y los estudiantes.

Es por esto que debemos empezar definiendo cuales son los problemas que afectan actualmente la educación en Chile, que en muchos casos, nada tiene que ver con la calidad docente o las evaluaciones.

En primer lugar al estar inmersos en un sistema poco democrático y con poca participación de las y los docentes en las grandes decisiones, muchos de ellos se encuentran sometidos por un currículum que es dictado por el ministerio y redactado entre cuatro paredes por los denominados “grupos de expertos”, a su vez que tampoco tienen la potestad para elegir quién será el director o directora que dirija los establecimientos donde desarrollan sus clases, lo cual revela un profundo problema de falta de democracia.

En segundo lugar, muchos de los aprendizajes que se enseñan a las y los estudiantes están dirigidos a satisfacer las expectativas de las evaluaciones Simce, Pisa o PSU, que a la larga solo terminan encasillando a los establecimientos en buenos o malos, generando una brecha y desequilibrio en la calidad de educación de todo el conjunto de estudiantes.

En tercer lugar el poco financiamiento que tienen las estructuras educativas refleja la acostumbrada precariedad a la cual se someten docentes y estudiantes a diario, teniendo que sortear estas problemáticas con bingos, colectas o lisa y llanamente desembolsando dinero de sus propios bolsillos o de los apoderados, sin asegurar que exista un entorno seguro, confiable y apropiado para que se den los aprendizajes.

En cuarto lugar y no por eso menos importante, nos encontramos inmersos en un modelo de educación de mercado, que divide la educación entre pública y privada, teniendo a esta última como una de las que en mejores condiciones se encuentra, además de estar sometida a las lógicas del mismo sistema económica neoliberal y capitalista en el que vivimos, haciendo que en gran parte las metas de muchas y muchos estudiantes no sea el desarrollo personal y vocacional, sino más bien sacar camadas de trabajadoras y trabajadores al sistema laboral que puedan rendir en los escasos trabajos que el mismo sistema les ofrece.

Es por esto que tomando las sabias y profundas palabras de José Carlos Mariátegui que dicen: “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política”.

Debemos replantearnos un cambio más profundo que no solo apunte a pequeñas y paliativas reformas que no vienen a resolver el verdadero problema que existe en la educación.

Solo con esto podremos dar un paso en la dirección correcta para ir solucionando la crisis de la educación pública, pero sin olvidar que este cambio viene acompañado a su vez de un cambio de sistema, ya que de no ser así, seguiremos conduciendo a nuestros estudiantes hacia las lógicas capitalistas de producción y cayendo en el mismo problema que nos sigue afectando a todos.

Por eso es necesario que tengamos un cogobierno que tome a docentes, apoderados, estudiantes y a aquellas personas que son parte del sector en donde se encuentra el establecimiento para que puedan decidir de manera democrática sobre los asuntos importantes que suceden al interior de los liceos y escuelas.

 
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