Tras la invalidación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de la votación secreta de 2019, realizada por el Congreso de Yucatán en la que se rechazó la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, por lo cual se ordena a los legisladores realizar una nueva votación.
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Debido a esta medida durante esta tarde el Congreso de Yucatán aprueba matrimonio igualitario con 20 votos a favor y 5 en contra, convirtiéndose en la entidad 22 en legalizar este derecho.
La reforma al artículo 94 de la Constitución Política del Estado de Yucatán concibe al matrimonio como “una institución por medio del cual se establece la unión jurídica libre y voluntaria de dos personas con igualdad de derechos, deberes y obligaciones para realizar la comunidad de vida en donde ambos se procuran respeto y ayuda mutua”.
Tras años de lucha para poder decidir hoy se gano esta conquista progresiva frente a los mandatos oscurantistas que busca imponer la derecha en complicidad con las iglesias evangélicas. Sin embargo, también es necesario reflexionar que no necesariamente la igualdad ante ley representa la igualdad ante la vida.
Porque la pandemia visibilizó que no hay igualdad para la comunidad LGTBI, pues se ha agudizado la precarización de esta población ante la falta de empleo y acceso irrestricto a la salud. Asimismo prevalecen los actos de discriminación, abusos y homolesbotransfobia.
Simplemente, hace unas semanas vimos la detención ilegal de José Eduardo Ravelo Echavarría de 23 años, quién fue severamente golpeado y violado sexualmente por policías en Mérida, muriendo a causa de las heridas.
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Este no es un hecho aislado, es parte de la profunda violencia sistemática que enfrenta la población LGTBI, por eso debemos pelear para que este derecho se extienda a nivel nacional sin la injerencia de la iglesia en nuestras vidas.
Nuestros derechos debemos pelearlos en las calles con independencia política confiando en nuestras propias fuerzas. Es clave que la comunidad LGTBI luche codo a codo con el movimiento de mujeres, los trabajadores y la juventud.
Construyamos un movimiento nacional por nuestro derecho a decidir, sin tregua contra los antiderechos. |