El 27 de agosto de 1991 fue tal vez el punto de partida de la movida grunge: la salida del disco debut de Pearl Jam, obra que marcó época y que se anticipó por unos días a la explosión del Nevermind de Nirvana.
Posiblemente la importancia de Ten radica en que fue el preludio de una movida que estalló al mes siguiente con el disco que le puso su impronta a los años ´90: el Nevermind de Nirvana (aunque ha y quienes sitúan el origen del género en 1983 con el nacimiento de la banda Green River, pero parecería más preciso ubicarla en un lugar de proto grunge). El grunge se configuró como una movida cultural para una ciudad que no tenía demasiada vida cultural y para una juventud que se estaba quedando huérfana de movidas propias en aquel comienzo de década (caracterizada por la ofensiva neoliberal a escala mundial), al menos hasta que aparecieron estas bandas. Decimos ciudad con poca movida porque Seattle, bien al noroeste de Estados Unidos, era una ciudad importante, corazón de la industria de aviones (la factoría de los potentes Boeing), la de mayor índice de personas con estudios superiores (en colleges y universidades), una de las más progresistas socialmente, pero sin una movida artística que le diera identidad.
Escuchá la columna de Augusto Dorado sobre Ten de Pearl Jam en El Círculo Rojo (el programa radial de La Izquierda Diario que se emite los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos, FM 89.9)
Pearl Jam nace de la búsqueda de cantante que hacen el bajista Jeff Ament y el guitarrista Stone Gossard para armar una banda nueva porque había muerto Andrew Wood, el cantante de la banda que ambos integraban desde 1987, Mother Love Bone. El primer baterista de los Red Hot Chilli Peppers –Jack Irons- les recomienda desde California a un amigo que tenía en San Diego. Le mandan un cassette con temas a este amigo, el pibe lo escucha, le gusta y empieza a componer letras en la playa, mirando el mar. Pero lo llamativo es que este flaco, que obviamente era Eddie Vedder, compone unas letras bastante oscuras, introspectivas, que encajaban muy bien con el clima lluvioso y gris de Seattle y con el clima social que empezaba a despertar en la juventud de esa época: básicamente desesperanza. A eso hay que sumarle el registro de voz tan particular de Eddie Veder, ambos motivos más que suficientes para incorporarlo a la banda.
Integrado en guitarra un tiempo Mike McReady, habiendo pasado la colaboración de Mat Cameron de Soundgarden en la batería y tras la experiencia de Temple of the Dog con Chris Cornell, se suma como baterista Dave Crusen y ya queda configurada la banda que nace bajo el nombre de un jugador de básquet que admiraban, Mookie Blaylock de los Nets de Nueva Jersey. Pero cuando la banda Mookie Blaylock comenzó a ser novedad por sus presentaciones en vivo y firma contrato con el sello Epic, el basquetbolista firma contrato publicitario con Nike, razón por la cual -para entrar a grabar- la discográfica les pidió que cambien de nombre, por temor a tener que enfrentar medidas legales. Era lo que le faltaba a Pearl Jam: su nombre definitivo. Pero el disco se llama Ten por el número 10 de este jugador de básquet.
Sin dudas es un gran disco debut: revistas como Rolling Stone lo consideran entre los mejores 500 discos de la historia. Con temas que abordan cuestiones como la depresión, el suicidio y la soledad, con letras una narrativa destacada (empezando “Even Flow”, compuesta desde el punto de vista de una persona que vive en la calle, un homeless), Ten fue puntal de aquella movida grunge. Y aunque en un principio no tuvieron éxito comercial, tuvieron muy buena recepción en la crítica musical. Pero faltaba que Kurt Cobain desatara la explosión con Nevermind para que la onda expansiva elevara también al Ten de Pearl Jam como otro clásico inoxidable con temas como “Jeremy”, “Alive”, el mencionado “Even Flow”, “Oceans” y “Black”.
Se cumplen 3 décadas de lo que podemos considerar como el inicio de la movida que tiñó culturalmente a la juventud de toda esa década. Y Pearl Jam se mantuvo en actividad y en continuado desde aquellos años: haciendo un juego de palabras con aquel tema, podemos decir que siempre fluyen (“ever flow”).